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Cultura

30 de Noviembre de 2010

Carta abierta a los profesores: Basta de opinólogos de la educación

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Por Jorge P. Olguín
Basta Ya!. Con esta simbólica frase quiero expresar mi más profunda distancia y discrepancia con las opiniones vertidas por los “opinólogos de la educación” que han aflorado y se han multiplicado en este último tiempo. Sociólogos, asistentes sociales, médicos, sicólogos, neurobiólogos, ingenieros civiles, comerciales y hasta químicos (revisen sus CV), dicen ser los llamados o mejor dicho autollamados “gurúes” de la educación. Proyectos denominados “20-20” al más puro estilo de un pupulismo educativo apocalíptico, que fijan un año en particular para “romper vestiduras”, y antes de que llegue la tan codiciada “fecha del colapso” lucrarán en el mundo público y privado con sus “recetas mágicas”. Medios de comunicación, seminarios y asesorías son y serán testigo de aquello. Hay otros, que venidos de lo más profundo de la Amazonía y que a partir de una raíz emotiva o matríztica, creen que al conectar mis emociones, la de los estudiantes, el director, la jefa de UTP y el planeta tierra, pretenden dar los “tips pachamámicos” para solucionar el drama de la educación en Chile. Basta ya!, Vergüenza debería darnos, dejen de engañarnos. Regresen a sus ámbitos de acción profesional. El drama de la educación es un tema sensible, muy sensible, lo evidenciamos a diario nosotros, los profesores, los que estamos en estrecho contacto con niños y jóvenes al interior del aula.
Lamentablemente la culpa ha sido nuestra, desde los mediocres liderazgos en el gremio, que responden histéricamente ante cualquier anuncio gubernamental, a lo cual se suma la lucha de egos de quienes por años se han apropiado de la “historia de las calles” y especialmente a todos nosotros, los profesores de aula que de una u otra manera hemos permitido que “cualquier Profesional” hable de educación, como si estuviese hablando del partido de fútbol del fin de semana. Siendo medianamente permisivo, pues estamos hablando de un tema país y que nos atañe a todos, pudiese esperar que cualquier persona pueda darse un tiempo para recoger su experiencia con el mundo educativo, pero de allí a creer que se tienen las competencias necesarias y junto con ello los “productos milagrosos” para la salida al problema de la educación en Chile, creo, sinceramente, que se está muy lejos. Uno no habla de lo que no sabe. Puede hacer mención de la experiencia vivida en la realidad educativa diaria, pero no en su fundamentación teórica o metodológica de la disciplina profesional y académica. De educación deberíamos estar debatiendo, hablando y dirigiendo los que sabemos de esto, los que lidiamos día a día con 45 estudiantes, con un sueldo que debe complementarse con un crédito para llegar a fin de mes, con faltas de respeto no sólo entre educandos y educadores, sino que lo más delicado muchas veces entre éstos últimos. Nosotros hemos permitido que cualquiera diga que se hace o no se hace en Educación. Señores profesores, Basta ya!, señores colegas de otras disciplinas hablen de lo que saben, la educación es algo demasiado delicado para que desde sus lujosos escritorios se pongan a dictar las directrices de que está bien y que no lo está en esta sensible área del ser. Yo no me atrevería a decirle a ustedes como pueden hacerlo para mejorar su mundo profesional. No me siento capacitado para ello. Soy un profesor y de lo que sé es de educación. Gente de Chile, les quiero decir que habemos varios que como educadores jóvenes hacemos de estas reflexiones una autocrítica, pues si bien, en lo personal no creo tener las soluciones al problema, si creo tener las competencias y vivencias de lo que acontece en el día a día en el aula y eso me legitima como una voz autorizada en la materia. Creo que somos nosotros, los profesores, los llamados a sentarnos primeramente en una mesa amplia de diálogo ciudadano, para desde allí intentar proponer mejoras a la calidad del proceso educativo del país. País en el cual hemos nacido y estamos inmersos y del cual nos sentimos parte. Señores lectores, recuerden siempre que nosotros los educadores poseemos un “arma de lucha” no convencional: nuestro apostolado vocacional es creer, si creer, que se puede transformar virtuosamente la sociedad desde el aula. Es por eso y mucho más, que parodiando la oración católica exclamamos con fuerza: “Escúchenos señores, les rogamos”.
Atte.
Jorge P. Olguín
Profesor de Historia.

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