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Cultura

22 de Junio de 2011

“Aún falta por llegar el gran disco de Joaquín Sabina”

Joaquín Carbonell, periodista, cantautor y cómplice de alguna que otra correría musical y festiva de Joaquín Sabina, reconoce que sigue sin entender del todo a su amigo, pese a las 500 páginas de testimonios biográficos que ha publicado sobre él. Apuesta, eso sí, que aún está por llegar su “gran disco”. “Pongamos que hablo de […]

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Joaquín Carbonell, periodista, cantautor y cómplice de alguna que otra correría musical y festiva de Joaquín Sabina, reconoce que sigue sin entender del todo a su amigo, pese a las 500 páginas de testimonios biográficos que ha publicado sobre él. Apuesta, eso sí, que aún está por llegar su “gran disco”.

“Pongamos que hablo de Joaquín” (Ediciones B) es el título de esta obra, en la que el autor, según explica en entrevista con Efe, ha huido “de las biografías al uso” y recurrido a comentarios de personas que hablaron sobre el cantante español “desde la sinceridad y la convivencia doméstica”, como un chófer, una secretaria o un amigo de Londres, entre otros.

El periodista, que conoció al autor de “Vinagre y rosas” (2009) durante un concierto en 1978, revive los comienzos de Sabina en locales nocturnos de Madrid y cuenta sobre él que es un personaje “poliédrico”, difícil de entender y dotado de un enorme atractivo.

“En Londres, donde no era nadie, dicen que ya fascinaba. Era un tipo que tenía 5 libras para pasar el día y, en vez de coger el autobús, pillaba un taxi y se las gastaba. Esa actitud es de artista, de ese artista que nada en la pobreza”, argumenta.

Carbonell va más allá y define a su amigo como “un encantador de serpientes”, capaz de “polarizar y atraer a la gente”. “Los abduce y así deja en el camino gente herida sentimentalmente”, añade.

Sobre su faceta como amigo, Carbonell cuenta que, “cuando está aquí, eres el único para él y te da besos con lengua. Pero cuando se marcha, tardas tres años en volver a hablar con él”, por lo que en su opinión Sabina “parece no necesitar a la gente tanto como la gente a él”.

A través de diferentes testimonios de gente cercana como el cantautor Javier Krahe, el autor describe a un artista “que no se mueve por el dinero, sino por hacer canciones y escribir”, algo a lo que dedica todo su tiempo, según Carbonell.

Su relación con las mujeres ocupa una parte importante de la obra. “Hay mujeres que le han vuelto loco, como Sonia Tena, con la que vivió uan relación loca y apasionada. Ha vivido muy al límite con todas, vive para ellas y son un eslabon fundamental”, dice.

Para Carbonell, que subraya la sinceridad del cantante y dice que “es el único que canta lo que vive y vive como canta”, el mejor Joaquín es “el abandonado por las mujeres, el dolido”, y pone como ejemplo discos como “Física y química” (1992), “Esta boca es mía” (1994) y “19 días y 500 noches” (1999).

Pese a que su vida está marcada desde hace años por la estabilidad junto a Jimena Coronado, el autor apuesta por que aún está por llegar “el gran disco” de Sabina, el más “deslumbrante”.

“Pero para eso se tiene que desnudar de cuerpo y alma, quedarse solo, echar a la gente y contar qué ha sido su vida hasta ahora. Tendría que aislarse del ruido mediático”, dice.

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