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Opinión

9 de Octubre de 2011

“A lo mejor Dios quiere que sea religiosa”

Lorena Penjean Siempre supo que tenía que lograr cosas en la vida y que con el título de contadora que le dieron en el liceo comercial no iba a llegar ni a la esquina. Tenía diecinueve años y un buen pellejo, “cintura de avispa” como le dijo una amiga. Un día le propusieron trabajar en […]

Archivo The Clinic
Archivo The Clinic
Por

Lorena Penjean

Siempre supo que tenía que lograr cosas en la vida y que con el título de contadora que le dieron en el liceo comercial no iba a llegar ni a la esquina. Tenía diecinueve años y un buen pellejo, “cintura de avispa” como le dijo una amiga. Un día le propusieron trabajar en un café con piernas. Ella se aterró, luego se dijo: “Yo tengo claro lo que soy, de dónde vengo y mis valores: no voy a dejar que nadie me los cambie”. Noelia se puso peto, hot pants y tacos y bien corta de genio le sirvió café a los clientes, llegando a ganar hasta quince mil pesos diarios en propinas. Luego le ofrecieron treinta mil por ponerse una polera blanca sin sostenes, mojarla y bailar por quince minutos en las discotecas. Al principio qué plancha, luego matanga: lucas son lucas y las necesitaba para irse a vivir sola. Después stripper, la televisión y la Licenciada Tetarelli (marca registrada). Hoy tiene veintitrés años y por treinta lucas no se saca un calcetín, tiene su propio café, es “rostro” de una isapre, hace shows en discotecas y personifica a Cleopatra en una revista. Se compró un departamento y su regio auto. Eso sí no deja la seriedad con la que atendía en el café; la gente malinterpreta las cosas y piensa que porque se saca la ropa las hace todas. Por eso Noelia se indigna cuando no falta el desubicado que la llama para preguntarle cuánto cobra por otros servicios. Pase y póngase cómodo, acá la solitaria Licenciada que sueña con enamorarse, que piensa que Dios tal vez le tiene otra vida preparada.

¿A qué le tenías miedo de niña?
No me gustaba estar sola porque yo vivía con mi abuelita y en mi casa siempre se hablaba de brujerías y de maleficios que hacía la gente. Yo escuchaba esas conversaciones y me moría de susto.

¿Qué hablaban?
Lo típico, que la brujería, que a tal persona le tiraron tierra de cementerio y yo me la creía toda, bueno, aún creo porque el mal y la gente mala existen. Ahora, nunca he visto nada.

¿Tienes hermanos?

Dos de trece años, gemelos. Yo a los trece años los cuidaba a ellos después del colegio cuando mi mamá trabajaba; yo era como grande. Ellos no, ellos juegan a la pelota, salen…

¿Son tus fan?
No, les carga porque los molestan y les dicen los Tetarelli. No sé si les encanta lo que hago, nunca les he preguntado, la verdad es que no los veo mucho porque no voy mucho para mi casa en Renca… Es que no tengo tiempo, como ando corriendo todo el día de arriba para abajo, viajando también. A la que más veo es a mi mamá porque me viene a ver todas las semanas, a regalonearme.

¿Recuerdas cuándo nacieron tus hermanos?

Mira, siempre he pensado que la familia hay que planificarla para que las cosas te resulten bien, entonces de pendeja chica, no me pareció bien que mi mamá quedara embarazada porque no tenía casa propia. Para mí fue irresponsable. Yo sabía que en la vida las familias tienen que tener casa propia, sobre todo cuando tienes hijos.

De lolita, ¿cuándo te cachaste buena moza?
Fue raro… yo me di cuenta que tenía pechugas, cintura y poto porque una compañera me dijo: “Oye, tení cintura de avispa” y ahí como que desperté a la vanidad, me empecé a mirar en el espejo, a preocupar, a hacer ejercicios y andar en bicicleta.

Te creíste el cuento…
Sí, pero no con el fin de usar mi cuerpo para trabajar porque yo tenía otros planes para mi vida. Yo estudiaba Contabilidad en el liceo y después quería entrar a la universidad a estudiar Auditoría.

¿Eras la mina de la cuadra?
No. Es que yo no salía a la calle porque el barrio donde yo vivía no era muy tranquilo, no era para pasear y si salía a la calle me molestaban harto, entonces me iba del colegio a la casa. A veces salía con mi pololo, dábamos la vuelta a la manzana y para la casa de nuevo.

Tú has dicho que eras re pava…
Pava no es el concepto: yo era tranquila, muy tranquila. Hoy las niñas a los quince años pololean y tienen guaguas. A esa edad yo ni pensaba en eso. Imagínate que tuve un pololo dos años y medio y nunca tuvimos relaciones sexuales porque yo le tenía pánico a quedar embarazada.

¿Cómo te llevabas con tu papá?
De él mejor no hablemos porque nunca ha estado en la película, nunca. Yo viví con mi abuela hasta los once años y de ahí me fui a vivir con mi mamá. Antes, a mi mamá la vi sólo los fines de semana y en las vacaciones. Mi abuela es una señora antigua, de campo, muy católica.

¿Tú eres católica?
No, yo me crié en las semanas escuchando a mi abuela católica y los fines de semana con el culto evangélico que profesa mi mamá. Yo me di cuenta que las religiones son un invento del hombre, que la gente puede ser de cualquier religión y mentir de la misma manera. Entonces no soy religiosa, nunca me bauticé, ni hice la primera comunión ni nada. Yo creo en Dios pero no en las religiones ni en los santos ni nada de eso.

¿Cómo se manifiesta Dios en tu vida?
O sea, a mis veintitrés años, todo lo que logrado se debe a que siento que tengo un ángel de la guarda, alguien que me cuida. Si yo he logrado cosas y si me va bien, es también porque yo he actuado bien en la vida y eso Dios te lo recompensa.

Te ha ido el descueve…
Obvio, tengo veintitrés años, soy independiente, tengo un departamento, auto, me muevo sola y si puedo ayudo a mi mamá.

PETO, HOT PANTS Y TACOS
¿Cómo empieza tu carrera?

Un amigo me propuso trabajar en un café para pagar mis estudios porque yo tenía claro que con mi título de contadora del liceo no iba a ganar ni uno. Igual la pensé harto porque yo siempre fui recatada para vestirme, te creo un jeans ajustado pero nunca mostré mucho y el hecho de ir a trabajar a un café donde había que andar media descuerada, rodeada de hombres… pucha, fue fuerte y no fue fácil pero me atreví no más porque yo quería lograr cosas en la vida y me atreví.

¿Fuiste antes a mirar el café, a cachar qué tenías qué hacer?

Mi amigo me llevó y quedé impactada pero al final me dije: “ya, yo tengo claro lo que soy, de donde vengo y mis valores. No voy a dejar que nadie los cambie”. Tenía diecinueve años recién cumplidos.

¿Cómo le contaste a tu abuela?
No le conté, ella se enteró después porque yo me empecé a alejar. Yo no comentaba lo que hacía porque la gente no lo iba a entender y no tenía el ánimo de mamarme discursos de nadie.

¿Tampoco le contaste a tus amigos?
No porque empecé a tener nuevos amigos y me alejé de mis compañeros del colegio. Me hice de amigas en el café y después de la gente de los eventos en las discotecas.

¿Cómo fue tu primer día en el café?

Me puse un hot pants, peto y tacos. Ni me movía y las niñas me enseñaron a preparar el café.

¿Fueron buenas contigo?
Hay mucha rivalidad como para que tú llegues y te reciban con los brazos abiertos. Hubo algunas que me acogieron, a las demás no les importó que fuera una pollita: en la barra trabajando son todas unas perras.

¿Hay técnicas para trabajar en un café? Me imagino que hay que ser amorosa, meterle conversa al cliente, ser bien coquetona…
Yo no tuve que hacerme la amorosa con nadie para lograr nada porque todas las personas tienen distintos ángeles. A lo mejor la cualidad de la otra tipa era ser coqueta, entradora y canchera. Yo era tranquila, piola y conversaba normal como lo hacía con cualquier otra persona que venía conociendo. Nunca he sido coqueta con nadie que no me ha nacido serlo. O sea, para ser coqueta con alguien me tiene que gustar. Yo soy seria y esa es una de las críticas que me han hecho.

¿Cómo se comportan los hombres en los cafés con piernas?

Hay de todo. Están los hueones que se pasean por los café buscando alguna mina por si pasa algo y hay otros que simplemente van a conversar, a tomarse un café y hacerse amigos de las niñas. Yo tengo conocidos de años, desde que yo empecé y nos hablamos por teléfono y nos mandamos mail. Nada turbio.

¿Ganabas buenas lucas?
Apenas empecé en propinas me hacía como quince lucas diarias en seis horas. Buena plata aparte de mi sueldo.

¿Qué te compraste?
Quería irme a vivir sola así que me compré lavadora, cocina, cama y a los seis meses me fui de la casa. No me fui para huevear, carretear ni llegar a cualquier hora. No, me fui de la casa para saber lo que es mantenerse sola, ser independiente.

¿Qué te cargaba de trabajar en el café?
El trato tan cercano de algunas niñas con los clientes que era como muy de tocarles la cara, de muchos abrazos pero al final me daba lo mismo: cada una sabe lo que hace con su traste: yo me preocupo del mío no más.

Ahora eres dueña de un café, onda jefa…
Sí y en mi café nunca he visto a las niñas así. Son piolas, relajadas.

¡PÓNGASE CÓMODA LICENCIADA!
¿Cómo llegaste a los eventos?

A los café va mucha gente a ofrecer eventos. En ese momento era el boom de los shows, de los femeninos y masculinos, de la guerra de los sexos.

¿Cómo fue el salto de la barra al escenario?
Heavy, me costó mucho sacarme el sostén. Al primer evento que fui fue de poleras mojadas, donde te ponen una polera, obviamente sin sostén, y te echan agua y tienes que bailar. Yo nunca me saqué la polera pero vi a niñas que quedaban desnudas. Para mi ver eso fue muy fuerte. La primera vez que salí me tocó hacerlo después de una niña que quedó en pelotas. Estaba aterrada.

¿Pagan bien por esos eventos?
Por una polera mojada que dura quince minutos te pagaban treinta, cuarenta lucas. Buena plata en esos tiempos, si me ofreces esa plata ahora no me saco ni un calcetín, no, los tiempos han cambiado.

Antes de subir al escenario a hacer strip tease no pensabas “qué lata estos hueones curados, calientes”…

No pensaba en nada, yo hago mi pega no más, no cuestiono a la gente, tampoco la critico ¿Qué voy a criticar a los tipos que están eufóricos esperando el show? ¿Quién me critica a mí por sacarme la ropa?

¿Es criticable?
No sé si lo es pero la gente lo hace.

Una niña en un colegio hizo un show imitándote y quedó la escoba…
Sí supe y dije que yo al colegio iba a estudiar, nada más y no me parece que en un colegio hagan eso porque lo que yo hago es para gente adulta.

¿Cuando empieza la Licenciada?
En ese tiempo yo veía el programa “El sótano” y conocí a un productor externo que se encargaba de llevar bailarinas y vedettos. Él me dijo que tenían un personaje de una mujer que le llamaban la Licenciada pero que la niña que lo hacía se iba del programa y si me interesaba hacerlo.

Ahí nació la Licenciada Tetarelli…

Fui, quedé y nació la Licenciada Carlita Tetarelli, que era una ejecutiva, una mujer docta en muchas cosas, sabihonda, intelectual y muy tímida. El problema de la Licenciada era que se cagaba de calor toda la vida porque andaba con una blusa tapada hasta el cuello. Entonces El Chichón le decía “Licenciada, relájese un poco, póngase cómoda”, y ahí ella súper agradecida se sacaba la chaqueta, la blusa, la falda hasta quedar en bikini. Después la Licenciada iba a mostrar spots publicitarios; ahí me preguntaban qué llevaba para mostrarles y me tenía que agachar a meter el video a la chucha para abajo y el cuento era que la cámara me hacía un zoom, un primer plano de mi culo.

¿Te gustó la tele?
Sí pero siempre supe que no había que enamorarse de eso porque así como se acabó “El sótano” de un día para otro, así se terminan los programas y uno tiene que tener otras ocupaciones, en mi caso, como el café y los eventos. Igual el trabajo es lindo y tiene todo un cuento. Yo era re mala para ver tele y ahora yo he aprendido y veo los programas y ya sabes cómo lo hacen, las tomas, todo lo que hay detrás de las cámaras.

¿Hay hombres que malinterpretan tu trabajo y que creen que porque trabajas con tu sensualidad se pueden subir al piano contigo?

Muchos, gente que tiene una mentecita de este porte, enana, que cree que porque tú haces esto haces todo y la cosa no es así. Yo recibo llamadas anónimas a mi celular, que no sé cómo se lo consiguen, preguntando casi cuánto cobro. Imagínate la rabia que da, que ni siquiera tengas a este tipo enfrente para poder gritarle qué se ha imaginado. A mí me mandan mensajes ofreciéndome plata o me llaman para puro hincharme.

¡Qué rabia!

Por eso soy seria, nunca he sido ja ja ja con todo el mundo porque tengo claro que el hombre malinterpreta las cosas; el hombre es muy carnal y de repente una sonrisa para él puede significar ven para acá y no. Por eso tengo este escudo.

¿Cómo te tratan las mujeres?
He sorprendido a mucha gente porque hay muchos prejuicios y se imaginan que andai perdida en la vida y que por eso haces esta pega, pero cuando me conocen cambia la percepción en minutos.

MI DESTINO ES OTRO
Ahora eres rostro de una isapre…

La isapre Promepart era auspiciador en el programa “Vamos Chile” y dijeron que la gente que yo arrastraba era exactamente la gente que ellos querían para su isapre, entonces me propusieron ser rostro y les ha ido súper bien y a mí también. Igual te da otro plus ser rostro de una isapre.

¿Estás afiliada?

Por supuesto, tengo el mejor plan de salud.

¿Con o sin útero?
Yo lo pedí sin eso, no está en mis planes.

¿Te gustaría hacer otra cosa en la tele?

Tengo claro que lo que estoy haciendo ahora es porque soy joven y mi físico me lo permite pero se que debo estudiar teatro, que es lo que me gusta y que tengo que derivar en la actuación, en la comedia picaresca en un principio y luego en la actuación de lleno. He participado en un capítulo de “Cuentos chilenos” y en “La vida es una lotería”.

¿Cómo te abres espacio en un medio en el que el prototipo de belleza es más onda “Morandé con Compañía”, tipas flacas, altas, rucias…?

A mí se me han parado todo tipo de mujeres al lado, todo tipo y yo he seguido estando ahí. En el mismo “Vamos Chile”, cuánta mina no pasó alta, flaca, estupenda y yo siempre mantuve mi trabajo, siempre tuve mi espacio y siempre gusté. Si salí de pantalla fue porque el programa se acabó, nunca porque me dijeran que había una mina mejor que yo. No soy la típica mina de la tele pero tengo lo mío; hay tipas que son altas y qué se yo pero que no tienen ángel y eso es lo más importante, tener buena llegada con el público.

¿Estás nerviosa con esto de que vas al “Morandé con Compañía”?
Me siento como responsable porque han hablado que me invitaron para ganarle al “Mea Culpa”, para ver qué pasa con el rating.

Yo pensé que no ibas a ir a ese programa después de la desconocida que te hizo Morandé cuando dijo que tu no calzabas con el perfil de las chicas de su programa, en circunstancias que la única diferencia son centímetros de tela no más que les cubren las presas…
Claro, la diferencia son centímetros de tela y eso lo tengo claro pero el tipo se disculpó y además me parece que todo esto es una estrategia de marketing. Por último yo no soy una mujer que se toma las cosas a pecho, que se amarga por estas cosas, no. Yo tengo claro lo que soy y no pesco esas malas ondas.

¿Qué te gustaría que te pasara?
…Me gustaría enamorarme…

¿Nunca te has enamorado?

Sí, pero no fue bueno. No sé, me gustaría que me pasara porque emocionalmente siempre estoy inestable, como que intento a veces con alguien y me dura re poco, no me resulta… no sé, a veces he pensado que mi destino es otro…

¿Cómo cuál?
Un día estaba tan decepcionada que le dije al Carlos, mi manager, que a los mejor Dios tiene otra cosa preparada para mí, a lo mejor, Dios quiere que sea religiosa…

Me estai hue.
No, por qué no, podría ser… yo me he pasado un montón de tiempo sola y la gente se imagina que poco menos que yo tengo mil pololos o que mi vida sexual es más agitada que la mierda y no, me la he pasado solamente trabajando y yendo al gimnasio, que es casi como mi pololo. Casi siempre estoy sola, sola, sola… por eso a veces digo que a lo mejor mi destino es otro.

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