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Opinión

11 de Octubre de 2011

Para mantener el lucro en la educación, el gobierno miente

Ilustración: Kayo, Claudio Robles Gebauer 1800dibujos Una vez un general romano decidió traer la paz a las provincias rebeldes matando a todos los ciudadanos. Tras eso, hasta sus compañeros romanos quedaron en schock. Uno de ellos escribió: ¿qué significa crear desolación y llamarla paz? Hoy, con todos los hechos actuales, vemos que el gobierno crea […]

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Ilustración: Kayo, Claudio Robles Gebauer
1800dibujos

Una vez un general romano decidió traer la paz a las provincias rebeldes matando a todos los ciudadanos. Tras eso, hasta sus compañeros romanos quedaron en schock. Uno de ellos escribió: ¿qué significa crear desolación y llamarla paz?

Hoy, con todos los hechos actuales, vemos que el gobierno crea desolación golpeando, matando niños y a eso le llama “mantener la paz”. Dejan que mueran con tal de mantener su economía viva, mantener -en este caso- el lucro en la educación.

Los pobres deben ser admitidos en las universidades estatales. Es inmoral para un gobierno democrático bloquear el ingreso a la universidad por razones económicas. Eso se llama segregación económica, y además, en nuestro caso, racial. Bajo la excusa de que los 17 millones de chilenos no le pueden pagar la educación a las 3 mil personas más ricas de Chile, quieren seguir castigando al país. Pero, señor defensor Mineduc, los más pobres ya le venimos pagando la educación a los más ricos hace muchos años. Le recuerdo que somos nosotros los que pagamos más impuestos que cualquier empresa de ustedes.

Acá venimos pagando hace años el lucro de los más millonarios y las casas que tienen en territorio mapuche. No es posible que un pequeño grupo se quede con todo cuanto el país produce. Mi padre es obrero forestal y mientras más trabaja más se enferma. En cambio, las forestales al mismo tiempo más se enriquecen.. ¿o usted puede argumentar lo contrario?

Porque es imposible que un pobre reciba una educación gratuita en una universidad pública que financian los impuestos de todos los chilenos. La educación, señor abogado litigante, no es gratis. Siempre la han pagado nuestros impuestos. El problema es que ustedes están cobrando dos veces.

Su argumento se entiende como “no podemos dejar entrar esa mayoría de pobres a la universidad. Es un despilfarro de dinero tratar que una mayoría cambie lo que está condenado a ser. Es imposible pues nos disminuye el universo de explotación. ¿Por qué es imposible entonces que recibamos una educación adecuada?

Peor aún, como no hay argumentos que sustenten su negativa pretenden hacer creer a Chile que el problema de la educación son los encapuchados. Eso es tan intelectual como decir que el problema de la pobreza son los pobres. Para sorpresa del Ejecutivo el problema de la pobreza no son los pobres, sino una consecuencia de acciones ejecutadas por el Estado que ha propiciado el enriquecimiento de pocos a costa del empobrecimiento de muchos. Por si no lo sabían uno nace pobre, no tiene posibilidad de elegir.

Y a sorprender de su sapiencia, el problema del lucro en la educación no es culpa de los estudiantes. Nosotros somos víctimas de un sistema mal hecho que beneficia a pequeños grupos a costa del sacrificio de todo el resto.

Para solucionar el problema promueven una Ley de criminalización de la protesta social pacifica, como si fuera un delito manifestar el descontento. Para nuestro gobierno debemos decir ¡sí señor! a cada iluminación de su divina providencia. Así seriamos muy apreciados y pacíficos. Sin embargo, le recuerdo que bajo el argumento legal de Kelsen, Hitler mató legamente a miles de judíos. Esa ley era legal pero inmoral e injusta. Ahora ocupan el mismo fundamente hitleriano, y creo que al menos el ministro del Interior, entre otros, deberían oponerse, por consecuencia.

Es inmoral e injusta y no puede ser ley. Yo, por ejemplo, sería el primero en abogar por obedecer leyes justas. Uno tiene no sólo un marco jurídico, sino una responsabilidad moral de obedecer las leyes justas. Por el contrario, también uno tiene la responsabilidad moral de oponerse a leyes injustas. En suma, una ley injusta es un código que un grupo minoritario con solo un 20% de apoyo ciudadano con el poder obliga a una mayoría a obedecer, pero no que rija para él. Así se convierte en la legalización de la injusticia.

Estos días en diversos medios me catalogan como un duro, un ultra. Un extremista por haber cometido el pecado de ser dirigente mapuche y estudiante. Eso dice nuestro gobierno. Yo les pregunto ¿no fue el libertador de Chile un extremista de la libertad? ¿No fue Jesús un extremista del amor al prójimo? Mi querido jurista y ejecutivo, como dijo Thomas Jefferson, “sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales”.

Porque necesitamos las mismas oportunidades que las que tienen ustedes. Así que no me preocupa que me traten de extremista, sino ¿qué clase de extremistas seríamos? ¿Acaso somos nosotros los intransigentes? ¿Los extremistas del odio, que disparan a jóvenes y niños, que castigan las protestas justas y violentamente se imponen por la fuerza del poder político y económico mediante el estado de derecho?, No, no somos esos.

Inteligentemente usted puede preguntar ¿no es la negociación un mejor camino?”. Tiene toda la razón, es la negociación. Para eso hemos presionado y marchado, para negociar, pero aún no recibimos nada. Entonces… ¿quién es el violento e intransigente? ¿quiénes son los duros?

*Vocero de la Federación Mapuche de Estudiantes, Femae, y miembro de la mesa ejecutiva de la Confech.

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