“Hay una sensación de inestabilidad social que es prácticamente incontrolada”

Foto: Cristóbal Olivares

¿Les ha tocado desalojar la CPC por aviso de bomba?
No, acá no. Una vez en la Cámara de la Construcción tuve la visita del Andha, se metieron y recorrieron las oficinas, y no fueron muy cordiales.
Se está haciendo habitual que la gente se organice y se tome espacios de poder ¿Qué le parece eso?
No me parece bien, porque no es una buena manera. Creo que hay otros caminos de conversación, de diálogo, porque independiente de que las opiniones sean válidas, a la larga no deja de ser una medida de fuerza. Si yo estoy enojado con el vecino, no sé si me tomaría su casa.

¿Simpatiza con el movimiento estudiantil?
Hay una inquietud, uno tendría que contextualizar la situación. Chile ha permitido que de los 250 mil alumnos universitarios que había antes, ahora pasemos a un millón. Eso por sí solo es positivo, porque beneficia al país y mucha gente tiene la alternativa de que las próximas generaciones estén mejor que la generación de sus padres. Cuando una persona ha tenido la posibilidad de educarse, y con eso la posibilidad de mejores ingresos aumenta, tiene también un compromiso con la sociedad. ¿Por qué? Porque la sociedad le ha dado la posibilidad de que se eduque y tiene que ayudar a que más personas puedan estudiar. Eso significa que tiene una obligación social y moral de cancelar por sus estudios. Las personas que han podido pagar un buen colegio pueden pagar una universidad. Me parece una regresión que los que puedan pagar no paguen.

¿De qué manera han afectado a los empresarios estos seis meses de manifestaciones?
Acabo de estar en Paraguay en una reunión de empleadores. Si uno va a una reunión de esas y las preguntas son sistemáticamente sobre un solo tema, significa que algo le está pasando a la imagen. Cuando estaba el tema de los mineros uno salía del país y lo primero que le comentaban era ‘oye, sacaron a los mineros… 700 metros, la tecnología, mira las máquinas…’. Está claro que una situación puntual le da una imagen al país, y en este caso, cuando te preguntan, la sensación que hay es de una inestabilidad social que es prácticamente incontrolada. Entonces, lo primero que hace una persona que tiene que ir a un país que está en esa situación es no ir, y por lo tanto se afecta la imagen. Eso es muy importante, porque si esa imagen se deteriora el inversionista no viene a invertir.

¿Qué les responde usted cuando le preguntan por los conflictos sociales?
Yo lo que les digo es que cuando el país se desarrolla se tienen que ir solucionando ciertas etapas y esta es una etapa que hay que solucionar. Todas las cosas tienen su tiempo y hay que hacerlas cuando corresponde. Esto es lo mismo que cuando uno habla de la extrema pobreza, de la gente que no tiene posibilidades, de tener una habitación…

Los temas pendientes.
Como sociedad esto lo tenemos que resolver. Hay que pensar que la necesidad no es sólo una, sino que son muchas: hay necesidades de educación, de salud, de mejores posibilidades para la gente, de vivienda, de caminos, de infraestructura, siempre el país tiene necesidades. Lo que sí está claro es que la calma hace que los países progresen.

¿Se ha encontrado con empresarios que no quieran venir a Chile a invertir o se hayan ido de acá?
No, no es para tanto. Hay que valorar el país que tenemos.

¿Cómo se explica que en el extranjero aún se tenga confianza en las instituciones y acá prácticamente la gente ya ni crea en los políticos?
Si uno lo analiza desde el punto de vista de los jóvenes, está claro que hay una tarea pendiente. La educación es la herramienta que da movilidad social. Con un país con tranquilidad, con inversión, con innovación y con educación está claro que a las familias les cambia radicalmente su posición futura y no solamente al que estudia, sino que también a los hijos. Por lo tanto la educación es una tarea que debe ser siempre prioritaria en un país. Pero saquemos el lado social. El país también tiene desafíos y el cambio tecnológico ha sido muy rápido. Entonces el país tiene que estar constantemente innovando en ese tipo de cosas y la juventud tiene que tener claro que el cambio tecnológico es importante para el desarrollo futuro. Se educan y obtienen un beneficio social, pero también le traen beneficios al país porque le va a permitir competir en mejores condiciones.

Dados los beneficios que trae educarse ¿no le parece que es injusto que las personas pobres, para acceder a la movilidad social, tengan que endeudarse en cercan de $30 millones para educarse y salir de esa condición?
Te voy a decir lo siguiente: hay respuestas que pueden ser políticamente correctas y otra que cuando uno tiene la tranquilidad de conversarlas pueden ser vistas con otro prisma. Yo creo que aquí se ha concentrado la discusión en la educación superior, y a mí me parece bien porque permite que haya mejores profesionales y posibilidades para el país. Si uno compara a la juventud hacia atrás, se da cuenta que hoy se interesan más por el extranjero, viajan más, y no estoy hablando de gente de altos ingresos, sino que también de los medios y de los apretados, basta ver quiénes van a ver los partidos de fútbol afuera. Pero para tener esa educación superior con alumnos de buena calidad a lo mejor convendría revisar la educación media y la técnico profesional.

¿Está mal puesto el foco en el debate?
Hay que preocuparse también de la educación media. No hay que olvidarse que hay otro factor importante. Acá se habla de más recursos, pero yo no he escuchado que haya un compromiso por la buena utilización de los recursos. Y eso se llama gestión. A mí me queda la sensación que lo que se discute son más recursos, pero me gustaría escuchar con la misma pasión y claridad que digan qué se va a hacer con los recursos y cómo se van a utilizar. Siempre hay una gestión que se puede hacer. El país tiene un presupuesto de 60 mil millones de dólares, eso es mucha plata. Si tú ahorraras el 2%, son $1.200 millones al año. La pregunta que hago ¿no habrá algún programa que esté mal utilizado?

GOBIERNO DE DERECHA

La gran diferencia que marcó la centro derecha con la Concertación fue eso que dice usted, que ellos iban a tener una mejor gestión ¿Cómo ve al gobierno en ese tema?
Aquí yo trato no hacer evaluaciones de los gobiernos. La primera responsabilidad que tenemos es relacionarnos con el gobierno que esté, respetarlo y apoyarlo, pensando que en ese sentido vamos a hacer un mejor aporte para el país.

Pero cuando usted está pidiendo más compromiso con la gestión es porque hoy ese compromiso no existe.
Es que cuando hay una discusión tan variada, de tantos espectros en el caso de la educación, es probable que yo crea que se puede hacer una mejor gestión y no estoy hablando sólo del gobierno. Siempre se puede hacer una mejor gestión.

Usted se ha juntado con varias autoridades del gobierno ¿Qué le ha parecido la gestión del ministro Longueira?
Aquí ha venido mucha gente, siempre han venido autoridades o dirigentes sindicales, y en la confederación hemos tratado de darle un énfasis a que haya una presencia bien transversal. Tal como viene un ministro, viene un dirigente sindical, porque siempre es bueno transmitir cómo uno está viendo la situación. Por lo tanto, la confederación tiene que mantener una buena relación con las autoridades. En el caso del ministro Longueira hay un cambio de estilo, son personalidades distintas…

¿Cuál estilo le acomodaba más para el diálogo? ¿El de Longueira o el de Fontaine?
Como confederación tenemos que acomodarnos al que esté. Nosotros vimos muy favorablemente que el ministro anterior tomara el impulso competitivo como una tarea importante, porque tiene que ver con una visión de futuro. Pero está claro que el ministro Longueira tiene un estilo distinto, una forma distinta de relacionarse, y nuestra obligación es mantener una buena relación con las autoridades, porque si no estaríamos pidiendo autoridades al gusto nuestro. Nosotros lo que tenemos que hacer es acomodarnos y transmitir nuestras inquietudes, y esas van por el impulso competitivo y destrabar la burocracia. Es positivo lo que se ha hecho y también apoyamos lo que ha hecho el ministro Longueira.

¿Pero era más fácil antes o ahora?
Uno tiene que tener la habilidad de que siempre sea fácil.

Esa es una respuesta políticamente correcta.
Es que hay respuestas políticamente correctas, por eso es que los puntos de vista hay que plantearlos con tranquilidad y mesura.

¿Usted se considera un hombre de centro derecha? Pero no me de una opinión políticamente correcta.
Me considero un hombre empresario que trabaja con entusiasmo por el desarrollo del país y con una preocupación social.

¿Eso es ser de centro derecha?
Yo no sé si uno se puede encasillar, lo que sí está claro que nunca he participado en ninguna actividad política.

Pero imagino que se siente mejor con la derecha que con la izquierda.
Con lo que yo sintonizo más son con las ideas que propenden al libre emprendimiento, al sector privado, al desarrollo de las empresas, pero no por eso dejo de lado la responsabilidad que tienen los empresarios de ayudar a la gente que está en torno a uno para que tengan un mejor futuro.

Hernán Somerville acuñó la frase: “los empresarios aman a Lagos”. Varios expertos dicen que los empresarios se sentían más cómodos con la Concertación que con Sebastián Piñera. ¿Es así eso?
Aunque tú me digas que es políticamente correcto, tenemos la responsabilidad de tener una buena relación con las autoridades, porque son ellas las que toman las decisiones. Si uno respeta que hayan cambios de autoridades cada cierto tiempo por votación popular, también uno tiene que estar dispuesto a tener una buena relación. A mí me ha tocado, en cosas gremiales, alternar con tres gobiernos, y siempre el predicamento ha sido ‘vamos a trabajar para que el país tenga un mejor futuro’.

Hablemos de hechos consumados entonces ¿Cómo fue la relación con la Concertación?
En el tema de la crisis financiera nosotros le planteamos a la presidenta Bachelet medidas que se podían tomar para no perjudicar el empleo. La relación fue de franqueza.

¿Es cierto que la derecha defiende más a los empresarios?
Tendría que saber quiénes son, porque yo he visto en el diario la opinión de algunos empresarios que tienen una impresión distinta…

Hernán Büchi daba a entender que el gobierno se había izquierdizado en sus planteamientos para obtener mayor popularidad. ¿usted cree que hay una derecha populista?
El populismo no es propio de la derecha, puede ser de cualquier tendencia. El populismo lo que trae son gastos desmedidos. La mejor manera de tener apoyo fácil es dando medidas populistas y esas son, en general, beneficios que a la larga el país tiene que pagar la cuenta. Chile ha tenido a lo largo de estos últimos años ministros de Hacienda que han cuidado las finanzas públicas y eso nosotros como empresarios lo valoramos, eso le da un prestigio al país.

REFORMA TRIBUTARIA

¿Usted cree que una Reforma Tributaria es una medida populista?
Uno tiene que analizar el contexto general. Si nos vamos a la coyuntura actual, hoy se está discutiendo la ley de Presupuesto, por lo tanto esta discusión de la Reforma Tributaria no es oportuna hacerla hoy. Pero nosotros no nos cerramos a analizar un tema que aparece como tabú. De hecho, una demostración clara de que no nos cerramos fue cuando se subió el impuesto para el terremoto. Con objetivos claros, con costos definidos y con plazos definidos, nosotros vamos a apoyar la reforma. Pero lo que sí está claro es que hay otros caminos que también permiten mejorar los ingresos ¿Cuáles son? Que el país tenga tranquilidad, que haya interés por venir a invertir y con trabajadores más capacitados. Cada cosa a su tiempo.

¿Pensó en algún momento que la Reforma Tributaria iba a ser tema?
Cuando yo asumí, las preocupaciones eran el desafío de la inversión en energía, innovación, pero no Reforma Tributaria. En un discurso cuando uno asume no va a decir ‘mire, yo voy a proponer la Reforma Tributaria’. Habría sido políticamente incorrecto.

El 19 de agosto usted dijo, muy conforme, que el Presidente le había dicho que no iba la Reforma Tributaria. Dos meses después dice que no se cierran a ese tema ¿Qué pasó entre medio que el discurso es distinto? ¿En qué términos se abren a discutir una Reforma Tributaria?
En la reunión estuvimos con el ministro de Hacienda y el Presidente, y en esa oportunidad dijo que si fuese necesario la decisión era del Presidente con el ministro de Hacienda. Si dice que ‘si fuera necesario’ es que no cree que sea necesaria hoy. Además, todos los proyectos sociales, el aumento del postnatal, la eliminación del 7% en Salud para los jubilados y la Reforma Educacional, estaban financiados y no eran necesarios más recursos. Eso lo dijo el ministro de Hacienda. Ahora, qué es lo que pasa, que uno no puede estar cerrado porque sí a analizar el tema. Pero el país tiene otros mecanismos para obtener más recursos para el Fisco, como tener empresas a plena producción, exportaciones de buen nivel, abrir más mercado para el país, buscar nuevas tecnologías, o sea innovar continuamente porque eso le produce beneficios al país. Ese es el camino con el que me siento más cercano, porque yo no sé si con la Reforma Tributaria se soluciona el problema.

¿Qué argumento es suficiente como para que ustedes se decidan a apoyar una Reforma Tributaria?
Discutir en detalle cuáles son las necesidades, para qué y los montos.

¿No le parece que la inequidad que existe en el país es suficiente argumento?
¿La inequidad? Lo que el empresariado tiene que hacer es que existan mejores empresas con mayores posibilidades de desarrollo, porque en la medida en que eso existe la gente va a tener mejores ingresos. La minería es un ejemplo claro y preciso de un desarrollo que beneficia directamente los ingresos de los trabajadores. Por lo tanto, esa inequidad disminuye.

Durante mucho tiempo hemos dejado que el sistema corra de esa manera y uno no ve que la inequidad disminuya. Usted mencionaba, cuando hablábamos de la educación, que prefería que los que pagaban un buen colegio pagaran la universidad. Llevemos eso al tema impositivo. Las grandes fortunas no son los más grandes contribuyentes ¿Por qué los que tienen más no pagan más?
Es que las personas que ganan más, pagan más.

¿De verdad cree eso?
Sí, aportan más… las empresas, el primer camino que tienen que buscar es innovar, desarrollarse, crecer y tener mejores posibilidades para su gente.

¿Usted considera que Chile es un país inequitativo?
Siempre el país va a tener desafíos y hoy es la educación. El país ha estado en los últimos años tratando de que la gente tenga mejores posibilidades, sin que eso signifique que la tarea esté terminada.

Es que mientras uno va lentamente paso a paso solucionando los problemas, el rico se aleja cada más del pobre. Paul Fontaine dice que el 1% más rico gana más que el 60% más pobre en su conjunto y el 1% es responsable del 90% del país. Le pregunto de nuevo: ¿no es más eficiente que el que gana más, pague más?
Chile ha progresado y si nos comparamos con otros países de Latinoamérica nosotros estamos tres veces más altos, estamos al nivel de Argentina. Yo no sé si uno llega finalmente a la equidad. Hay que buscar un camino que permanentemente nos esté llevando a mejorar las condiciones de vida de la gente.

¿Le da vergüenza ver la brecha que hay entre el que gana más y el que gana menos?
A mí lo que me preocupa es que el que gana menos tenga mejores posibilidades en el futuro y para eso el empresariado siempre está comprometido en que esas brechas se acorten. Y no sé si la brecha se acorta preocupándose del nivel más alto.