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Opinión

14 de Noviembre de 2011

Tírate un texto

Sí, lo vi, era él, vi a un wachiturro. Yo iba con mi señora por una calle de Recoleta y lo vimos, lo reconocimos porque ahora trabaja en Yingo. Íbamos camino a la Feria del Libro de Santiago y se me ocurrió que nuestro campo poético necesita la existencia de poetas wachiturros, de esos que […]

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
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Sí, lo vi, era él, vi a un wachiturro. Yo iba con mi señora por una calle de Recoleta y lo vimos, lo reconocimos porque ahora trabaja en Yingo. Íbamos camino a la Feria del Libro de Santiago y se me ocurrió que nuestro campo poético necesita la existencia de poetas wachiturros, de esos que levantan sus brazos, ocupan la escena y te tiran un verso. “Tírate un qué…”, al menos para variar un poco, porque los poetas performáticos nos tienen más que aburridos. Poco antes nos habíamos encontrado, en pleno centro de Santiago, a Claudio Bertoni que nos invitó a una exposición de sus trabajos, nos habló de su pena y de su maestro yoda boliviano que se la estaba tratando, y también tuvo tiempo para contarnos de un científico que había desbaratado las imposturas teóricas de Lacan y de la Kristeva, lo que es muy bueno saberlo a propósito de la visita de esta última.

Ya en la feria misma, siguiendo con la línea de la farándula, vimos a Felipe Avello en el lanzamiento de este turro escritor (yo) que se tiró un paso libresco (lanzamiento). También estuvimos con la flor y nata de la literatura nacional e internacional hablando de temas propios del ámbito. Después nos fuimos al bar The Clinic a compartir unos refrescos, luego un grupo se fue a bailar a una discoteque en Providencia; yo no fui porque a mí se me apaga la tele rápido, además estaba cansado. Había llegado de mi pueblo en la mañana temprano y gran parte del día había estado a cargo de mi cabra chica, a pesar de que la tuve encargada-abandonada en la biblioteca infantil que hay en la feria.

Como provinciano me gusta que me inviten a Santiago a participar de estas cosas, porque siento que los que la llevan administrativa, política y culturalmente, me toman en cuenta y así puedo crecer como persona (y ser un saco de huevas más ubicado y legitimado). Sobre todo cuando uno es tan despreciado en el pueblo que le toca vivir, porque uno no forma parte del binomio Concertación-derecha (con progresismo y PC incluidos), como que no hay apertura mental para la diversidad efectiva.

Esta es la época del año en que más trabajo, porque me toca la dura del fin del año escolar y de los talleres de escritura, además de la feria del libro. Y uno ya está agotado, el bullying del que uno ha sido víctima durante todo el año, tanto por los alumnos como por los jefes, ya ha afectado mi capacidad de resistencia. Todos tenimos que descansar.

Y para eso el movimiento estudiantil y social debe prepararse, porque no sólo para la lucha hay que alistarse, parte del juego del poder es el descanso de los guerreros. Porque el desgaste es, en este caso, aliado de la institucionalidad política. Muchos queremos ver a la Camila en las playas del litoral central y a Giorgio mochileando para el sur; esto humaniza el movimiento.

De hecho aquí en el litoral central, que es el lugar de los poetas wachiturros, estamos dispuestos a recibir en el verano a nuestros compañeros del movimiento estudiantil, para planificar la gestión política futura, por un lado, y para carretear, por otro. En fin, el horroroso Chile está de primavera y se anuncia un verano más caluroso que la cresta. Este clima me hace como el hoyo, ando con un asma horrible que me tiene a medio filo, ahogado. Bueno, este es un país muy asfixiante.

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