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15 de Noviembre de 2011

Identifican restos de cinco víctimas de la siniestra Caravana de la Muerte

El Servicio Médico Legal (SML) dio a conocer hoy las identidades de cinco víctimas de la llamada “Caravana de la Muerte”, una comitiva militar que en 1973 ejecutó a varias decenas de prisioneros políticos en un recorrido por distintas ciudades del país. Según informó el organismo, los restos corresponden a presos ejecutados en Calama, donde […]

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El Servicio Médico Legal (SML) dio a conocer hoy las identidades de cinco víctimas de la llamada “Caravana de la Muerte”, una comitiva militar que en 1973 ejecutó a varias decenas de prisioneros políticos en un recorrido por distintas ciudades del país.
Según informó el organismo, los restos corresponden a presos ejecutados en Calama, donde el juez del caso, Alejandro Solís, informó a sus familiares.

Durante 38 años, las cinco víctimas figuraron como detenidos desaparecidos.

Los restos corresponden a Luis Alberto Hernández Neira, Luis Alberto Gahona Ochoa, Daniel Jacinto Garrido Muñoz, Fernando Roberto Ramírez Sánchez y Domingo Mamani López, todos trabajadores o dirigentes sociales, simpatizantes de Salvador Allende, derrocado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

Con esta diligencia, según las fuentes, se completan 12 identificaciones de un total de 26 víctimas asociadas a este caso, que habrían sido ejecutadas el 19 de octubre de 1973 en Calama, a 1.564 kilómetros al norte de Santiago.

Ese día llegó a Calama la “Caravana de la Muerte”, comandada por el general Sergio Arellano Stark, en calidad de “delegado del comandante en jefe”, es decir, de Augusto Pinochet.

Tal como ocurrió en otras ciudades del país, los miembros de la comitiva sacaron a los presos políticos de la cárcel local, los llevaron al desierto y los asesinaron a tiros y estocadas de “corvo”, que es el cuchillo de combate del Ejército chileno.

Los cadáveres fueron sepultados en medio del desierto de Atacama, que durante muchos años fue recorrido, a pie, por madres, esposas e hijas de las víctimas, que no perdieron nunca la esperanza de encontrar a sus seres queridos.

En 1991, tras la recuperación de la democracia, fue encontrada una fosa de la que se recuperaron unos 500 fragmentos óseos, además de trozos de ropa, botones y otros objetos que sirvieron de base para los trabajos de identificación. En 2001 se encontró un segunda fosa con nuevos vestigios.

La fragmentación de los cuerpos desveló que antes de cubrir los cadáveres con tierra, los autores les lanzaron encima granadas.

En ese entonces se supo que en 1978, tras el hallazgo en otras zonas de Chile de algunas fosas clandestinas con cadáveres de prisioneros políticos, los militares exhumaron los restos, los metieron en sacos amarrados a rieles y los lanzaron al mar desde aviones o helicópteros.

Esa operación fue ordenada por el propio Pinochet, que la denominó “Retiro de Televisores”, según han establecido las investigaciones judiciales.

Las tareas para identificar a las víctimas han estado a cargo de un equipo multidisciplinario de la Unidad Especial de Identificación Forense del SML, con la colaboración del laboratorio forense de Innsbruk (Austria).

La “Caravana de la Muerte” ejecutó al menos a 75 presos políticos en las norteñas ciudades de Antofagasta, Calama, Copiapó y La Serena y también en algunas localidades del sur de Chile, como Talca, Linares, Temuco y Valdivia, entre otras.

Su periplo por Chile quedó recogido en el libro “Los Zarpazos del Puma”, una investigación de la fallecida periodista chilena Patricia Verdugo, en la que consigna que la comitiva del general Arellano se desplazaba en un helicóptero “Puma”, de fabricación francesa.

En Calama, los familiares anunciaron que las víctimas serán veladas en la sede local de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), para ser sepultadas el viernes y sábado próximos en el cementerio municipal de la ciudad.

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