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Opinión

15 de Febrero de 2012

Doctor Mauricio Salas: “Para hacer un pene, se reseca un segmento del abdomen y se hace un tubito”

El doctor Mauricio Salas no es un médico convencional. Se ríe por todo, en su consulta tiene una extensa colección de The Clinic y su especialidad es el cambio de sexo. En una entrevista exclusiva con The Clinic Online, Salas cuenta la historia de esta práctica en Chile, explica por qué apoya la legalización del aborto y hasta dispara contra la iglesia católica.

Daniel Belmar
Daniel Belmar
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¿Cuál fue la primera operación de cambio de sexo en Chile?
-La primera operación en Chile y en toda Latino América la hicieron en marzo de 1973 los doctores Osvaldo Quijada y Antonio Salas, que es mi padre. Marcia Alejandra fue el primer chileno transformado en mujer. Fíjate en la época que lo hicieron, fue una locura. Era algo opuesto a todo lo que estaba ocurriendo.

¿Y no tuvieron complicaciones cuando vino el golpe de estado?
-No, porque en Chile, las cosas son más fáciles de hacer cuando no existe una legislación referente a ellas. En los setenta los pacientes se operaban y después iban al instituto médico legal, donde se les hacía una evaluación por un médico especialista que diagnosticaba el nuevo sexo de la persona. Entonces se decía que había un error en el acta de nacimiento y se le cambiaba el nombre y el género sexual a la persona involucrada.

¿Cómo es el proceso para cambiarse de sexo? ¿Cualquiera puede llegar y hacerse uno?
-No. Uno tiene estar primero en un período que se llama “test de vida real”. Se requiere que la persona esté actuando dos años según el rol sexual hacia el que quiere cambiarse. Posterior a eso, tiene que haber un diagnóstico de a lo menos dos psiquiatras que diagnostiquen que esta persona es transexual y no tiene otro tipo de desviación. Recién después de eso se llega al tratamiento hormonal y al final a la cirugía.

¿En qué consiste exactamente la operación?
-Hay que diferenciar la cirugía que es de hombre a mujer y la de mujer a hombre. En el primer caso, está la vaginoplastía con inversión del tejido penoescrotal y se genera una neo vagina. Esto se hace tomando la piel del pene y los escrotos, invirtiendo hacia adentro y generando una vagina. Quedan feroces, estupendas. En algunos países incluso hay elecciones de Miss Transexual.

¿Y en la transformación de mujer a hombre?
-Tenemos la faloplastía, en que hacemos un pene. Se trata de un pene artificial. Para hacer un pene, se reseca un segmento del abdomen y se hace un tubito. La piel es muy versátil. En el método mas simple, se usa piel del estómago. Pero hay otras técnicas en que se saca un colgajo del brazo y se hace un pene. Para crear un pene más grande, se puede hacer algo asociado, sacando un pedazo de un muslo y de un brazo. Ese pene más grande, te sirve para estar en una película erótica.

¿Y tiene muchos pacientes que quieren agrandarse el pene?
-Sí, la gente cada vez se preocupa más de su parte genital. Llegan y me dicen “doctor lo tengo chico”. Eso pasa porque una mujer le dijo al hombre “lo tenis chico” y con eso lo dejó fuera de combate. Si una mujer le dice al hombre que lo tiene chico, lo hace para controlarlo. En el caso de pene pequeño, le ponemos implantes de tejido y compuestos como el aguamid que se usa normalmente en cirugía plástica.

¿Qué tamaño tiene un pene “normal”?
-10 a 11 centímetros en estado flácido. Lo podemos dejar con varios centímetros más. Pero lo más importante es que gracias a las prótesis, se trata de un pene funcional.

¿En qué sentido los “nuevos órganos” son funcionales?
-Son funcionales para tener una relación sexual. Pero no tienen utilidad en fines reproductivos. Un hombre que se opera queda con un útero, pero ese útero no le sirve para quedar embarazada.

Volviendo a las operaciones de cambio de sexo ¿Basta con la pura operación o son necesarios procedimientos adicionales?
-Es todo un proceso. Hay tres tipos de tratamientos. Parcialmente reversibles, parcialmente irreversibles y totalmente irreversibles. Los reversibles utilizan elementos que bloquean el cerebro y se efectúan en personas de entre 16 y 18 años. Después están los tratamientos parcialmente irreversibles, que son los tratamientos hormonales. Se le da estrógeno a un hombre y andrógeno a una mujer. A los hombres les crece el pecho, empiezan a cambiar la voz y se sienten más femeninos. Lo irreversible es la cirugía.

¿Hay alguien que se haya arrepentido?
-Sé de un caso en Europa, pero de los casos que hemos tenido en Chile, ninguno. Antes de saber sobre este tipo de operaciones, muchos incluso han intentado automutilarse cortándose los genitales o incluso suicidarse. Pero la gran mayoría de los pacientes transexuales, después de la operación, mejoran su calida de vida. Nacen de nuevo. Mejoran en su sensación de pertenencia, en su auto estima, en su parte sexual e incluso en su nivel económico…

Este tipo de cirugías ¿Ha sido aceptada fácilmente en el ambiente médico chileno?
-No. Recién ahora se empieza reconocer al transexualismo como una entidad clínica especifica. Antes, muchos médicos consideraban que estos eran travestis o que eran homosexuales confundidos. Pero no es lo mismo la orientación sexual que la identidad sexual, que es lo que uno siente que es. Esa diferencia ya es ampliamente aceptada a nivel internacional y se está comenzando a aceptar en Chile.

El aborto y los derechos de la mujer

¿Qué opinión tiene respecto al aborto?
-Respecto al aborto médico hay varias cosas que poner en la mesa. Primero, la libertad de las personas. ¿Quién es dueño del útero de la mujer? ¿Es la mujer o es la sociedad? En la legislación Europea, la mujer es dueña de su útero. Pero en la legislación chilena, la sociedad es dueña del útero de la mujer y decide lo que ella tiene que hacer. Mi opinión como médico, es que el útero le pertenece a la persona. Entonces abortar o no abortar forma parte de una decisión personal tuya. Uno tiene que creer en la libertad de las personas…

Según un criterio clínico ¿desde cuándo empieza a existir vida?
-Ese es un tema de discusión. ¿Cuándo uno puede considerar que existe vida? ¿Desde el momento en que se una un ovulo con un espermio? ¿A las 4, 12 o 24 semanas? Yo no tengo esa respuesta. Pero sí sé que en Chile hay una gran cantidad de abortos clandestinos, efectuados en pésimas condiciones higiénicas, que generan un problema importante de salud pública. Más grave aún es que no exista el aborto terapéutico en Chile. Ya hemos visto varios casos de mujeres que pueden morir en el parto o que tienen un embarazo producto de una violación y según la legislación chilena no se puede abortar ni siquiera en esas circunstancias…

¿Cree que la sociedad chilena aceptaría el aborto terapéutico?
-Yo creo que sí. Hay que recordar que antes de la época de Pinochet aquí había aborto terapéutico. Posteriormente, Pinochet cambió la ley acabó con el aborto terapéutico, dijo “no hay más abortos. Todo es producto del designio divino”. Esa legislación está bloqueada por ciertos poderes fácticos que impiden que se llegue a un buen término.

¿Qué poderes fácticos son los que influyen?
-Es un asunto dogmático, católico, que impide que se produzca un avance social. Pero eso va generando incomodidad en la sociedad. La gente está cada vez más madura y globalizada y está entendiendo estos problemas de salud. Hay que comprender que no es el estado o la iglesia católica la que debe decidir por uno, sino que uno mismo. Los poderes fácticos se han ido desprestigiando ellos mismos y por eso han ido perdiendo su peso.

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