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Cultura

15 de Febrero de 2012

Sabor, afrobeat y chuchoqueo

Hay oficios en los que los orgullosos herederos-aprendices saben muy bien que mantener las técnicas aprendidas del padre, sus mañas, sus secretos y recetas es el modo más adecuado de eternizar un oficio o arte o saben, por lo menos, que es una buena forma de dotar al oficio en cuestión de una dura caparazón […]

Juan Pablo Abalo
Juan Pablo Abalo
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Hay oficios en los que los orgullosos herederos-aprendices saben muy bien que mantener las técnicas aprendidas del padre, sus mañas, sus secretos y recetas es el modo más adecuado de eternizar un oficio o arte o saben, por lo menos, que es una buena forma de dotar al oficio en cuestión de una dura caparazón frente al inclemente paso de esas grandes fábricas que, como pesticidas, lo destruyen todo a su paso, como sucede con oficios como el de zapatero o el de luthier.

Por lo general dichos herederos-aprendices ponen al oficio por sobre su propio nombre autoral. Es el caso de intérpretes y/o compositores que se han dedicado a lo mismo que sus padres habiendo sido estos últimos importantes fundadores de escuela, reconocidos creadores de un determinado estilo. Estos tipos, no obstante el respeto y la admiración, tratan a cómo dé lugar de desmarcarse de su progenitor biológico y artístico para configurar sus propias “identidades” musicales, ser reconocidos por ellos mismos, poner su propio nombre a la altura o muy cerquita del nombre padre (los hijos de J.S. Bach, por ejemplo).

En general el resultado no es otro que regarles las canillas. Son muy pocos los que decididamente prolongan el invento artístico del padre, lo que -dicho sea de paso- tampoco tendría por qué garantizar un resultado óptimo (ejemplos en este sentido: el hijo de Coltrane o el de Bob Marley).

El caso de Seun Kuti es distinto. Hijo de Fela Kuti, el extraordinario inventor de esa sabrosura rítmico-musical llamada Afrobeat, parece haber sido el cuerpo vivo en el que el de su padre, Fela, se reencarnó.

El afrobeat de Seun suena vital, actualizado, potente, como si nunca se hubiera callado la voz de su padre Fela. En “From Africa with Fury: Rise”, trabajo del 2011, logra Seun hacernos oír mágicamente la música de Fela Kuti en su propia voz, en su saxo, en sus bailes. Toda la riqueza que caracteriza al afrobeat: el desarrollo del ritmo, las cadencias en las que los bailantes y los intérpretes descansan, los firmes bloques instrumentales de los bronces, la melodicidad armónica de las guitarras eléctricas y un canto-prédica que invita a responder una y otra vez, todos estos elementos aparecen como chicha fresca, como si nada nunca se hubiese apagado en el afrobeat nigeriano.

Y Seun no lo hace solo, sino junto al combo instrumental que acompañó a su padre, Egypt 80. Coproducido con Brian Eno, el músico publicó este trabajo, el más sandunguero del 2011, el cual es totalmente recomendable para un caluroso verano que, como todo buen verano, invita al chuchoqueo.

“From Africa with Fury: Rise” es definitivamente la permanencia y el poderío rítmico de África, esa África capaz de aturdir las cabezas de un paraguazo y empujar a los cuerpos a un baile eterno.

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