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Opinión

3 de Abril de 2012

Falklands: El futuro debe depender de sus habitantes

No es de extrañar que, en el último tiempo, las Falklands se hayan vuelto un tema recurrente en las noticias. Es lo que sucede cuando se conmemoran décadas de un hecho histórico. Si habláramos de algo que sucedió en el archipiélago, hace 29 o 31 años en vez de 30, seguramente The Clinic no me […]

Jon Benjamin
Jon Benjamin
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No es de extrañar que, en el último tiempo, las Falklands se hayan vuelto un tema recurrente en las noticias. Es lo que sucede cuando se conmemoran décadas de un hecho histórico. Si habláramos de algo que sucedió en el archipiélago, hace 29 o 31 años en vez de 30, seguramente The Clinic no me hubiera solicitado esta columna. Tampoco a mi colega argentino, a quien le tengo mucho cariño y respeto. Pero son 30. ¿Treinta años de qué? De un conflicto completamente innecesario, provocado por un gobierno que, como es bien sabido, tenía entonces pretensiones sobre territorio chileno también.

Ahora bien: a treinta años de lo ocurrido, ¿desea el Reino Unido otro conflicto en las Falklands? Por supuesto que no. No lo buscamos en 1982 ni lo estamos buscando ahora. Tampoco creemos que vaya a haber un conflicto. De hecho, al Reino Unido le gustaría cooperar con Argentina en una serie de asuntos bilaterales e internacionales, al igual que lo hace con otros miembros del G-20, e igual como colabora en las más diversas materias con España a pesar del desacuerdo que existe entre ambos países sobre la soberanía en Gibraltar. Porque esto es lo que hacen los países maduros: cooperan aún no estando de acuerdo en un tema en particular.

El Reino Unido nada tiene contra Argentina. En lo personal, viajo regularmente a Buenos Aires y tengo buenos amigos allá. Disfruto cada semana por televisión de las excelentes jugadas de los futbolistas argentinos en la Premier League de Inglaterra donde, dicho sea de paso, son respetados, bien tratados y bien remunerados.

Entonces ¿cuál es el asunto en cuestión en las Falklands del siglo XXI? Creemos que es el derecho a decidir de sus habitantes. Me refiero a una población cuyos ancestros nacieron y se criaron en el archipiélago hasta por 9 generaciones. Si lo pensamos, es más de lo que muchos argentinos pueden decir respecto de sus antepasados inmigrantes. Creemos firmemente en el principio de la autodeterminación de los pueblos, piedra angular de todo cuanto representan las Naciones Unidas, y consideramos que, en esta coyuntura, corresponde a los isleños decidir quién los gobierna.

No me hago ilusiones respecto de los previsibles comentarios de algunos en el blog de The Clinic: probablemente, como un habitual reflejo, me llamarán “imperialista” y “colonialista”. No me afecta. Me han dicho cosas peores. Sin recurrir al mismo lenguaje, pido que alguien me explique qué quiere decir la expresión “colonialista” en estos tiempos. Porque, si algo es colonialismo, ¿no es acaso la pretensión de dominar a otro contra su voluntad? El Reino Unido no pretende ni por un momento que las Islas Falklands – ni tampoco las Islas Caimán o las Bermudas – sigan siendo territorio británico de ultramar si la mayoría de sus habitantes decide lo contrario. Y, si no me creen, miren a Escocia donde el gobierno británico aceptó hacer un referéndum, de manera que, si la mayoría de los escoceses decide independizarse del Reino Unido, así se hará.

Y en cuanto a quienes no están de acuerdo con esto y tienen tantos reparos contra el supuesto colonialismo, por qué nunca opinan sobre, por ejemplo, la existencia de una Guyana Francesa, de Curazao holandesa o del Puerto Rico estadounidense, en esta misma región. ¿Podría ser porque ya saben que los habitantes de estos territorios tampoco quieren cambiar forzosamente su estatus?

En cuanto a las islas Falklands, nadie podría sostener verazmente que su población- ni una ínfima parte de ella- está dispuesta a asociarse a Argentina. Los isleños son ciudadanos británicos plenos. ¿En qué lugar del mundo un Estado entregaría a sus ciudadanos a otro país contra su voluntad? Algunos argumentarán que la población de las Falklands no es muy numerosa. ¿Acaso Chile entregaría a los habitantes de Puerto Williams a otro Estado contra la voluntad de la población residente? Por supuesto que no. Y hablamos de un número similar de personas.

Si algún lector que se considera “anti-imperialista” decide no creer mis palabras como una cuestión de principio, bien. Le sugeriría que hablara con los chilenos que residen en las Falklands, (son la comunidad de extranjeros más numerosa), y les preguntaran su opinión. Mal que mal, serían ellos los más afectados en caso de que algún país vecino imponga una política de aislamiento o de corte de suministros al archipiélago. También podrían preguntar a cualquier periodista chileno – de los muchos que han visitado las islas, entre ellos el director de este mismo periódico- si percibieron en los isleños algún deseo de cambio respecto de su soberanía.

Quizá por eso Argentina habla de tomar en cuenta los intereses de los isleños – intereses definidos por Argentina, indudablemente – pero sin vergüenza alguna descartan respetar sus deseos. ¿Cómo llamaría usted a una política que consiste en ignorar lo que una comunidad claramente identificable de personas desea, para incorporarla, forzosamente, a otro país?
Yo llamo a eso “colonialismo”.

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