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Cultura

23 de Mayo de 2012

El latido del conductor que conduce un auto clásico

“Drive” es una película sensacional, adjetivo que proviene o tal vez nace del termino sensación, con todos los atributos que esta mágica palabra lleva implícitos. Es rotunda y profunda pero tiende al milagro de la simplificacion, como su titulo, pues no es sólo una película que nos enseña el verdadero significado de “conducción”, es mucho […]

Alejandro Trejo
Alejandro Trejo
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“Drive” es una película sensacional, adjetivo que proviene o tal vez nace del termino sensación, con todos los atributos que esta mágica palabra lleva implícitos. Es rotunda y profunda pero tiende al milagro de la simplificacion, como su titulo, pues no es sólo una película que nos enseña el verdadero significado de “conducción”, es mucho más que eso. Sea como fuere, el arte de hacer simple lo enorme siempre fue una cualidad de ganadores, no siendo necesariamente conocedores del éxito. Digo esto porque desconozco si por estas latitudes la película tendrá éxito o no, algo verdaderamente secundario viendo como en ella el arte se domina y entran en juego… las sensaciones.

La pausa, la quietud, el ritmo y el brillo que le dan textura a esta pelicula, quizás sean iguales o más importantes que el actor protagonista, Ryan Gosling, el que permanentemente nos evoca con su economia de gestos y dialogos a los clásicos de este genero actoral. Bronson, Lee marvin, Brando. Es la luz la que empapa todo, inquietantes luces y sombras, el tratamiento de cada reflejo, si no forzado regalado milagrosamente por fisuras escenográficas.

Detrás de esta pausa y lentitud anacronica por la que transita la trama sin epoca ni tiempo, se esconde bajo la sábana un nervio y una tensión que en cuanto lo percibas te mantendrá inquieto e hipnotizado. Incluso puede que tu corazón y tu pulso se aceleren. Yo lo sentí en algunas escenas. Es como un permanente entre lineas un segundo guion que intenta entrar, a como de lugar, en lo que estamos viendo en la pantalla y que no da tregua. Por momentos el suspense del que alardeaba Alfred nos gobierna. Pero una vez que este a tocado techo llega la calma y las imagenes cineticas empiezan a sosegarse como una fiera felina que se autocontrola bajando sus latidos y su respiracion agitada, pero que se sabe fiera y no puede revelarse ante su misteriosa e impredecible naturaleza.

La otra cara de la moneda es una historia de amor silente, de miradas de reojo y calladas . Un encuentro enmarcado por una urbe sucia y asfaltada sin piedad, donde un pequeño y contaminado riachuelo es una joya extinta y valiosa para los ojos de un niño. Dos almas que previamente algo buscaban, sin necesidad de saber qué, pero que simplemente y sin motivo aparente se encuentran. Encuentros de tacto fino y suave, penetrados por los millones de matices que la luz cinematografica del sol de aquel día envía añadiendo nuevas tonalidades al verde, al rojo o al azul de sus vestimentas. Amor sin sexo y sincero a ratos pero con la motivación hipócrita de no querer verse en el espejo roto del amor imposible y el sino tragico y castigador de intentar burlar al destino y traicionar a los dioses.

Finalmente, las ocasiones en que el director de esta gran pelicula arroja la moneda al aire y esta cae de canto y rueda por el asfalto un momento. nos ayudan a recuperarnos de cada golpe silencioso, ciego, sangriento y descarnado, se agradece este acto piadoso de su parte. También puede ocurrir que a pesar de esos leves descansos que te brinda la pelicula Drive, acabes noqueado y triste al corroborar que al final de la carretera el tunel no tiene salida ni luz..

Disfruten y olvídense del tiempo.

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#cine#Drive#Ryan Gosling

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