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Cultura

16 de Julio de 2012

La dramática historia del amor gay de Lucio Dalla

Por El País Por las calles medievales de su ciudad, Bolonia, Lucio Dalla caminaba apoyándose en un bastón y en su pareja, el actor Marco Alemanno, de 32 años, con el que el cantautor italiano vivió los últimos diez años. En el funeral de Dalla, el joven se sentó en la primera fila de la […]

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Por El País

Por las calles medievales de su ciudad, Bolonia, Lucio Dalla caminaba apoyándose en un bastón y en su pareja, el actor Marco Alemanno, de 32 años, con el que el cantautor italiano vivió los últimos diez años. En el funeral de Dalla, el joven se sentó en la primera fila de la iglesia. Ahora, cinco meses después de su muerte, la ley lo arrincona para siempre. Lucio Dalla murió de repente a los 69 años, durante una gira en Suiza. No dejó testamento. Así que, ahora, su patrimonio millonario se va a dividir entre seis primos. Su pareja se queda sin nada.

La herencia del cantante consta de bienes inmuebles como una inmensa casa en el casco histórico de Bolonia, otra de veraneo en las islas Tremiti (sureste de Italia) además de una villa a los pies del Etna (Sicilia); obras de arte contemporáneo que Dalla coleccionaba con gusto y curiosidad; un barco de 22 metros de eslora; acciones de productoras de música, y, por supuesto, los derechos de autor de sus 581 temas, que generan casi 500.000 euros cada año.

Eugenio D’Andrea, abogado y amigo del artista, y el juez del Tribunal de Bolonia, Massimo Gambini, comenzaron en marzo a catalogar los bienes. Durante estos meses, todo el mundo supuso que Dalla había dejado anotadas sus últimas voluntades, aunque no existiera un documento registrado en el despacho de un notario.

Pero entre los papeles del autor de Caruso no encontraron nada. No ha sido hasta ahora cuando se ha hecho oficial que su pareja no recibirá ni un céntimo y tendrá que dejar el céntrico piso que compartían. Todo pasa a los primos del fallecido, ni muy cercanos, ni muy íntimos, tanto que sus amigos al principio ni sabían que Lucio tuviera familia.

Pero hay otro legado de Dalla en peligro: el cantante y su pareja estaban trabajando para abrir una fundación musical que formara a jóvenes artistas. Cuando aún se buscaba el testamento, los herederos prometieron respetar su voluntad y seguir adelante con el proyecto, lo que implicaba invertir una parte del patrimonio del cantante. Pero ahora se echan atrás.

Parecen reacios a donar a la fundación el piso de 2.400 metros cuadrados que Dalla poseía en la calle de D’Azeglio, a dos pasos de la plaza Mayor, la Piazza Grande. “Si el proyecto de la fundación sigue avanzando, la sede podría ser el piso donde vivía, pero esto no quiere decir que su propiedad pase a esta institución”, han señalado fuentes de la familia.

La tensión entre los legítimos herederos y el círculo de amigos y colaboradores del artista es cada vez más evidente. “Quiero confiar en los hombres”, dijo Bruno Sconocchia, agente y amigo de toda la vida del cantautor. “Quiero seguir ilusionado con que la fundación se vaya a abrir. Estoy a disposición de los herederos en el caso de que quieran seguir el camino trazado por Lucio”.

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