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Opinión

24 de Agosto de 2012

Bezmalinovic, el Jefe de jefes

“¿Qué otra defensa cabía a un carabinero que, solo como estaba, se ve atacado por un grupo indeterminado de personas que le lanzan piedras y le disparan con escopeta en dos oportunidades?”, se preguntan los jueces Juan Cristóbal Mera, Joaquín Billard, Felipe Cunich, Juan Hargous y Juan Carlos Gutiérrez en el fallo de la Corte […]

Pedro Cayuqueo
Pedro Cayuqueo
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“¿Qué otra defensa cabía a un carabinero que, solo como estaba, se ve atacado por un grupo indeterminado de personas que le lanzan piedras y le disparan con escopeta en dos oportunidades?”, se preguntan los jueces Juan Cristóbal Mera, Joaquín Billard, Felipe Cunich, Juan Hargous y Juan Carlos Gutiérrez en el fallo de la Corte Marcial que absolvió al asesino de Jaime Mendoza Collio. Rara la pregunta de los uniformados y proto-uniformados (llamarlos jueces es un pésimo chiste, lo siento). Y lo es porque más que acreditado quedó en el proceso judicial que el cabo primero del GOPE, Miguel Jara Muñoz, jamás fue atacado por grupo mapuche alguno aquella jornada de 2009 en Ercilla. Mucho menos fue víctima de escopetazos. Por el contrario: lo que se acreditó en el proceso, encabezado por el eficiente Fiscal Militar Rodrigo Vera Lama, fue la participación criminal del funcionario de Carabineros en el desalojo que acabó con Mendoza Collio abatido. Vera Lama, al finalizar la investigación, pidió al Tribunal Militar de Valdivia una pena ejemplarizadora de 15 años de cárcel para Jara Muñoz. Tanta maravilla no fue posible. Le dieron 5 años y un día como autor del delito de violencia innecesaria con resultado de muerte. Era la pena que cumplía, en libertad, hasta comienzos de esta semana.

¿Qué llevó a la Corte Marcial a concluir que Jara Muñoz actuó “en legítima defensa”? Una incógnita absoluta. No sólo se acreditó en el proceso el baleo por la espalda del joven mapuche. También, y he aquí la madre del cordero, el burdo montaje articulado por Carabineros para encubrir el crimen. Lo sacó a la luz el Laboratorio de Criminalística de la PDI de La Serena, a través de tres peritajes que resultaron lapidarios. Uno de ellos reveló que los impactos de perdigones que tenían el casco y el chaleco antibalas de Jara Muñoz -la gran prueba de la defensa del uniformado- fueron posteriores al incidente que costó la vida a Mendoza. El chaleco, dice el informe, tenía impactos de perdigones en su interior, en la zona que cubre la espalda. Para tal hecho había sólo dos explicaciones: que los proyectiles hubieran atravesado al policía por el abdomen o el tórax para luego alojarse en la parte interna del chaleco, lo que no ocurrió; o que los impactos a la indumentaria del carabinero se produjeran después del incidente. Como sospecharán, la premiada por la PDI fue la explicación número dos.

El dato echó por tierra la versión entregada por el entonces jefe de la IX Zona de Carabineros de la época, general Cristian Llévenes y respaldada a pie juntillas por el ex subsecretario del Interior, Patricio Rosende (PPD) y la propia ex presidenta Michelle Bachelet (PS), respecto a que el efectivo policial utilizó su arma de servicio “para responder a un ataque con arma de fuego”. Nada más alejado de la realidad, concluyeron la PDI y el fiscal militar. Mendoza Collio, que participaba de la ocupación del Fundo San Sebastián, fue ejecutado extrajudicialmente cuando huía del piquete del GOPE que integraba Jara Muñoz. Recibió un impacto de proyectil que ingresó por la espalda y salió por el tórax. Según consignó otro peritaje de la PDI, en sus manos no había rastro alguno de pólvora.

“Claramente -añade el fallo de la Corte Marcial-, su reacción (la de Jara Muñoz) fue la única posible, la de adoptar una posición de defensa y protección de su persona y hacer uso de su arma de fuego”. ¿Qué expediente del caso analizó la Corte Marcial? Tal vez el expediente que leyeron sea la querella interpuesta contra Carabineros por el montaje realizado en la escena del crimen y que tiene al actual General de la IX Zona Policial, Iván Bezmalinovic, literalmente entre las cuerdas. Bezmalinovic, entonces Prefecto de Malleco, fue el mando responsable del operativo que terminó con la muerte del joven mapuche. No sólo eso. Fue además el principal portavoz de la versión trucha del cabo Jara Muñoz, al punto de exhibir él públicamente el chaleco antibalas y el casco lleno de perdigones del funcionario. Hoy, el general Bezmalinovic se encuentra querellado por falsas pruebas y falso testimonio en la querella interpuesta por el abogado Lorenzo Morales. ¿No perseguirá el fallo de la Corte Marcial blindar al futuro General Director de Carabineros de Chile, según se rumorea fuertemente en los cuarteles de La Araucanía? Les presento a Iván Bezmalinovic, el Jefe de jefes.

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