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Opinión

31 de Octubre de 2012

Jorge Olguín: “Ya me advirtieron que con este género me olvidara de los premios”

Piense lo que quiera de sus películas, pero Jorge Olguín jugó un papel importante en que al cine chileno se lo dejara de mirar como una categoría en sí misma y se pudiera diversificar y aventurar en distinos géneros. Este mes se la juega con una super producción como Caleuche, basada en el mito chilote, en un intento por equilibrar la industria comercial con el sueño de niño de llevar esta mitología al cine.

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
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Foto: Radio Duna

Ayer se presentó el pre estreno de la última película del director del horror, Jorge Olguín. Caleuche fue presentada en el Centro Cultural de Castro por su director y los protagonistas Marcelo Alonso, Luz Valdivieso, Catalina Saavedra y Eduardo Paxeco. Se trata de una producción con más apoyo económico que en ocasiones anteriores, pero también de una idea muy personal de Olguín, que se demoró varios años en poder llegar a puerto. Un proyecto que nació en 2003, pero que tuvo que esperar recién hasta este año para poder ver la pantalla grande, con cambio de actores en el camino. Jorge Olguín habla de su proyecto y su cine, dice que le da lo mismo que el género del horror sea mirado en menos, aunque reconoce que en el pasado hizo una película muy mala.

¿Por qué quisiste tomar el mito del Caleuche para hacer una película?
Yo soy fanático de todo lo fantástico, los monstruos, como todos los niños que les gusta la fantasía. Y a los 12 años me hicieron estudiar sobre el Caleuche, la mitología en Chiloé y ahí descubrí que en el sur de Chile no solamente el mito era parte de una historia antigua, sino que la gente lo vivía y eso me fascinó. Cuando fui descubriendo que habían más mitos de la isla y otros tipos de seres, el Trauco, la Fiura, empecé a dibujar como me los imaginaba y ese imaginario siempre me fascinó. Entonces soñaba con hacer una película, algo sobre los mitos. Me interesaba mucho hacer esta historia del barco fantasma, pero era el más complejo de todos. Tuve que esperar muchos años para que eso pasara. Lo que significa filmar en el mar, crear un barco, ir al sur, filmar en bosque, escenas bajo el agua, además de integrar seres fantásticos, el barco mismo, eso iba aumentando la complejidad técnica del proyecto.

¿En qué directores te fijas para hacer cine?
Me gusta todo tipo de cine. Me gusta David Lynch, Roman Polanski, Stanley Kubcrick que no son horror propiamente tal. Es un horror que viene de mundos interiores que se refleja en el exterior. Pero también tengo mi fascinación por lo onírico, la fantasía. Eso me tiene fascinado ahora, el Caleuche no existe, pero si tú vas a la isla, sí existe. En diferentes tipos de formas de historias, percepciones de la gente. Y eso es lo que tratamos de transmitir. Con Carolina García, la guionista nos fuimos el 2003 a Chiloé a escuchar todas als historias del Caleuche, no sólo las que aparecían en los libros de turismo sino que la gente nos contara sus historias, su experiencia con los mitos, de distintas generaciones y oficios. Estuvimos harto tiempo, porque tuvimos que ganar la confianza de mucha gente. Y a base de eso construimos nuestra propia percepción del barco fantasma.

¿Nunca te aburriste del proyecto, que ya no quisieras saber más del Caleuche?
Evidentemente que sí, hubo momentos en que estaba aburrido que el proceso no avanzara y se atascara por factores que no tienen que ver con lo creativo, sino con temas de producción. Pero yo soy obsesivo, esa es mi condena entonces nunca suelto los proyectos. Pero es así en todos lados. En festivales hablé con otros colegas y los problemas siempre son los mismos: el financiamiento. El mismo Orson Welles es un caso emblemático, pasó casi toda su vida tratando de hacer películas e hizo muy pocas.

¿Tuviste muchos problemas con el financiamiento?
Es que es esa dualidad brutal que tiene el cine, que es arte pero necesita recursos. Y cuando hay dinero, todo se ensucia. Y Caleuche es una película muy extraña, porque es personal, es mía, es mi sueño desde niño, pero en su estructura es industrial. Entonces esos dos mundos fueron duros de que coexistieran. Y eso lo viven los directores en la industria, cuando les hacen una película por encargo.

Como a Haneke, cuando le dijeron que hiciera Funny Games para el público gringo y él la hizo exactamente igual a la alemana, como diciendo, esta es mi película y así se queda.
Claro. Ese fue un proceso que pasé muy duro. Hubo momentos que en Hollywood querían hacer El Caleuche y para cerrar el financiamiento me pedían hacerla en inglés, les daba lo mismo que los chilotes no hablaran inglés. En España querían hacer la secuela de otra película de terror que está relacionada con un barco. De alguna manera las industrias tienen miedo de lo nuevo y lo original, entonces tratan de usar modelos ya probados. Entonces que la película se hacía o no se hacía dependía de que se hiciera entera en inglés. Y yo estaba angustiado y le pregunté a un colega y me dijo: piensa que si la haces en inglés se va a transformar en una película B para el mundo, si la mantienes en tu concepto, en lo que quieres, va a ser una película A para el mundo. Pero eso tuvo un costo, que fue el tiempo y sacrificar otros elementos, como los actores que inicialmente eran parte del proyecto, que eran Leonor Varela y Santiago Cabrera. Pero logramos un buen casting con excelentes actores.

¿Qué te parece que el cine de terror a veces sea catalogado como clase B?
A mí me da lo mismo jajaja. Claro, evidentemente las películas de terror casi nunca son premiadas en los festivales, aparte de un par de nominaciones, no conozco una que haya ganado el Oscar, quizás el Silencio de los Inocentes, lo más cercano al horror. Sin embargo todos los directores caen en ese género, muchos de los grandes, Kubrick, Polanski, Hitchcock han pasado por ese terreno. Y yo me siento cómodo, no tengo ninguna vergüenza del género fantástico ni horror. Yo lo considero todo lo contrario, porque de alguna manera sin utilizar la realidad como sustento o como realidad absoluta logra mostrar elementos reales de nosotros y nuestro inconciente. Por eso me siento bastante cómodo y siento que tengo una herramienta fascinante para poder hacer arte con este cine.

¿A qué aspiras con tu cine? Cuando haces una película, ¿piensas: esto va a quedar en mi hoja de vida?
Evidentemente hago películas para que la gente las vea, así que si alguien la ve, estaría más que pagado. No estoy hablando desde la modestia, sino que de lo complejo que es lograr hacer una película, estrenarla, distribuirla. Ya me advirtieron que con este género me olvidara de los premios y los festivales, me lo dijeron de una. Yo hice una película muy mala que se llama Solos que fue una medida desesperada. En realidad fue una idea de un productor norteamericano de hacer un concepto de un corto de diez minutos para poder desarrollar una serie o algo más grande. Pero cuando lo armé tenía tantas ganas de filmar que lo hice como de 20 minutos y finalmente les gustó tanto el proyecto que me dijeron que llegara a 70. Y así terminé filmando una película en siete días que fue una locura, y este corto se alargó a más de una hora y mientras lo estaba desarrollando me dicen que la compró Lionsgate, que la van a distribuir en Estados Unidos y la hice. Pero como corto de 20 minutos funciona increíble, pero una hora… no se hizo para ser una película. Yo no estoy para nada orgulloso de la película pero sí me hizo darme cuenta de que mis películas sí se venden. Si hago eso y se vende, se puede vender cualquier cosa. jajaja.

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