Se acabó el webeo: bajan “gran legado” de Golborne de banderas millonarias en OOPP

El pasado 4 de enero, el ministerio de Obras Públicas echó abajo el proyecto estrella del candidato presidencial de la UDI, Laurence Golborne, que buscaba instalar banderas en todo Chile por un costo superior a los 10 millones de dólares. A través del portal Chilecompras, la Dirección de Arquitectura de la cartera, declaró desiertas las licitaciones públicas que pretendían instalar los emblemas patrios en todas las capitales regionales. Según el decreto, la empresa Bravo e Izquierdo no cumplió con los requisitos formales para realizar el trabajo y el concurso quedó desierto. La idea de Golborne sufrió un traspié luego que el ministerio de Planificación, entidad encargada de resolver, asegurara que se trataba de un proyecto socialmente inviable.

Todo, luego que el diputado Gabriel Ascencio las emprendiera en contra del ex ministro en la Contraloría, asegurando que había separado las licitaciones con el fin de saltarse el control de legalidad del organismo fiscalizador. En octubre, frente al revuelo del caso, el gobierno decidió paralizar los concursos en espera de lo que dijera la entidad revisora. Así fue como en noviembre la institución dirigida por Ramiro Mendoza legalizó el procedimiento. La decisión de la Dirección de Arquitectura del MOP llega en el inicio de la campaña presidencial. Golborne se quedó con cuello.

Vida, Pasión y Muerte de las Banderas

La historia de las banderas millonarias partió cuando “Lorence” juraba que no se iba a presentar a las presidenciales. Copiando el modelo de la gran bandera inaugurada para el Bicentenario por Piñera, no encontró nada mejor que presentar un proyecto donde se pusieran 14 banderas iguales en todas las capitales regionales del país que cumplieran con ciertos requisitos, como su relevancia cívica, consolidación del entorno para el resguardo del símbolo patrio, entre otros para que él mismo, en persona, viajara por todo el país inaugurando obras. Pero el proyecto partió mal: el aquel entonces ministro de planificación social, Joaquín Lavín, decretó que el proyecto no tenía “rentabilidad social”, hecho que no fue problema para el ferretero clase media, pues abrió de todas formas las licitaciones que conformaron el “mega proyecto” y además la dividió en 14 partes, lo que le permitió saltarse la toma de razón de la Contraloría, porque cada una de las iniciativas tenía una serie de gastos asociados que harían subir ostensiblemente su valor final.

Luego de la decisión del ministerio, un documento enviado internamente en Obras Públicas indicó que se detuviera la construcción de los pabellones patrios, con el perjuicio económico que esto le implicaba al fisco. Pero luego de su victoria ganada a la mala, el ex No Candidato sufrió un segundo traspié. En diciembre del año pasado, junto con la solicitud presentada por Ascencio, el mismo Piñera ordenó la baja del proyecto, con el fin de evitar un cuestionamiento de la Contraloría, que en las semanas siguientes determinaría la legalidad de las concesiones que habían sido previamente detenidas.