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Mundo

27 de Enero de 2013

La mujer que retrató a la madre de Stalin, los campos de concentración nazis y Gandhi

Vía 20Minutos.es Fue pionera una y otra vez: la primera mujer que hizo fotos como reportera de guerra en frentes bélicos; la primera fotoperiodista que entró en el campo de concentración nazi de Buchenwald, el primero liberado por los soldados estadounidenses; la primera que recibió permiso para entrar en la URSS de Stalin y moverse […]

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Vía 20Minutos.es

Fue pionera una y otra vez: la primera mujer que hizo fotos como reportera de guerra en frentes bélicos; la primera fotoperiodista que entró en el campo de concentración nazi de Buchenwald, el primero liberado por los soldados estadounidenses; la primera que recibió permiso para entrar en la URSS de Stalin y moverse con libertad suficiente como para retratar a la madre del dictador; la primera que perteneció a la plantilla de la revista Life, hasta entonces limitada a hombres, y la encargada de hacer la foto de portada del primer número…

Es difícil no tener una imagen de Margaret Bourke-White (1904-1971) en la retina. Lo demuestra sin dejar lugar a la duda la exposición antológica sobre su obra, Margaret Bourke-White. Fotografien 1930 – 1945, que se exhibe en el museo Martin Gropius Bau de Berlín hasta el 18 de abril. Es una producción ambiciosa en cuyo diseño está implicada la empresa española La Fábrica. Incluye más de 150 obras.

Calculadora y agresiva

Mujer impetuosa y decidida —hay muchos testimonios de quienes la conocieron que la describen, en una biografía, como calculadora, agresiva e insensible—, Bourke-White no ocultó nunca su necesidad de dejar huella, su “insaciable deseo de estar donde la historia está sucediendo”, como ella misma afirmaba. Lo consiguió: fue víctima de torpedos y bombas, cayó al mar en un helicópetero, retrató a la madre de Stalin, entró con los tanques de Patton en Alemania, informó sobre la violenta partición de la India y Pakistán…

La exposición, que peca de situar la impronta feminista de la fotógrafa sobre su obra como reportera, resume la carrera impetuosa y emocionante de una mujer para quien cada imagen era importante. Fue la primera reportera en ser considerada una estrella y la única que, por su talante izquierdista, consiguió el beneplácito del régimen de la URSS para retratar el país durante el estalinismo.

“Todo lo técnico es sagrado aquí”

La imagen que vendió Bourke-White a Occidente, desde luego, no incluía la tiranía y opresión que sufría el pueblo soviético. Hizo fotos de obras de ingeniería, fábricas, trabajadores y escenas sociales. “Todo lo técnico es sagrado aquí, nada es tomado tan en serio como la técnica”, escribió con inocencia durante su tour por los dominios de Stalin.

El filtro ideológico no es óbice, sin embargo, para dejar de señalar el enorme sentido de la oportunidad de la reportera: fue el único periodista que documentó los primeros bombardeos nazis a Moscú en 1940, sus fotos de Buchenwald tenían tanto poder probatorio del genocidio cometido por los nazis que fueron utilizadas como prueba en los juicios de Núremberg y retrató a Gandhi pocas horas antes de que fuese asesinado.

Bourke-White tuvo que retirarse prematuramente porque a partir de 1953, a consecuencia del síndromde de Parkinson, desarrolló una progresiva parálisis. Pasó los últimos años encerrada en su casa de Connecticut, escribió una autobiografía y sufrió apuros económicos. Murió en 1971, a los 67 años.

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