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Cultura

13 de Febrero de 2013

Los Miserables: El amor y la revolución versión Disney

Por Nicole Ayala. Estamos en temporada de Óscars. Eso significa que la cartelera del cine cede su espacio a los estrenos que compiten por las estatuillas doradas, lo que en la práctica resulta una mierda. Todo el año tenemos que aguantar películas ahí no más para que de repente llegue todo lo que Hollywood produce […]

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Por Nicole Ayala.

Estamos en temporada de Óscars. Eso significa que la cartelera del cine cede su espacio a los estrenos que compiten por las estatuillas doradas, lo que en la práctica resulta una mierda. Todo el año tenemos que aguantar películas ahí no más para que de repente llegue todo lo que Hollywood produce más o menos dignamente. “Los Miserables” forma parte de este grupo, el musical dirigido por Tom Hopper, el mismo que hace un par de años se llevó toda la fama y fortuna por “El Discurso del Rey”.

“Los Miserables” está basada en un musical basado a su vez en la obra de Victor Hugo la que, confío, ofrece una gran reflexión sobre el bien y el mal en la esencia del ser humano. Pero hablemos de la película. Esta es de las clásicas películas de Hollywood donde estamos en Francia, y todos son franceses que hablan inglés (aunque de vez en cuando tienen la delicadeza de decir cosas como “pardon”). Se centra en Jean Valjean y su lucha por convertirse en un hombre de bien luego de salir de prisión, donde cayó por robar un medrugo, y escapar de su libertad condicional. Sin embargo, en su camino se cruzará Javert, el policía que lo persigue en su clandestinidad, recordándole a cada momento lo que es y de dónde viene.

Entre medio, Valjean se topará con Fantine, una mujer caída en desgracia por su culpa y su pequeña hija Cosette, a quién debe mantener y que terminará a cargo del ex preso.

De ahí en adelante, todo son canciones en la Francia post-revolución francesa, donde nada ha cambiado tanto como uno se esperaría. Los pobres viven en condiciones infrahumanas, pero su sufrimiento es el caldo de cultivo de una revolución que tarde o temprano volverá a estallar.

Primero que nada, Víctor Hugo, no tengo nada en contra tuya. Pero para aguantar una película de casi tres horas hay que ser o muy fanático o la película tiene que ser muy buena. Pero vamos por parte.

Para lo extenso del metraje llama la atención la rapidez con la que los eventos se suceden. Cuando una ya va entendiendo que Hugh Jackman, quien interpreta a Valjean, está cochino porque es un “hombre peligroso” por haber estado en prisión, ¡pa! Aparece siendo un “hombre de bien” y luego de nuevo escapando, y luego de nuevo hombre de bien, y así. Y los mismo pasa con los otros personajes, menos con Javert, interpretado por Russel Crowe, a quién lo único que le cambia durante la película es el pelo que se le pone canoso.

Una historia que en su esencia es potente queda floja porque parece que al director le interesó más ser fiel al musical, poner muchas canciones y muchos momentos Disney del tipo “te vi y me enamoré”, que en profundizar en los dilemas de los personajes, como cuando Valjean se debate entre presentarse como tal ante un tribunal o no al saber que acusarán a otro hombre de ser él. Pero no, acá es mejor darle minutos a la voz de princesa Disney de Amanda Seyfried, que interpreta a Cosette, cantándole al primer tonto del que se enamora.

Entonces quizá hay que aislarse mucho de esas cosas para disfrutar la película, o hay que entregarse de lleno a la ficción. Sobre todo cuando te ponen una revolución que tiene más ruido que balas.

El problema más allá de todo es que la película se hace larga, y eso es fatal. Pero con todo lo malo, hay que decir que lo mejor que tiene son las canciones, aunque eso es más mérito del musical de Brodway que del director del film. El premio al mejor momento lo logra Anne Hathaway en su papel de Fantine, porque, ¿cómo no va a dar pena ver a Anne Hathaway pelada y caída en desgracia? El que no llore cuando se pega un solo después de vender su pelo, un diente y perder “su orgullo” (es decir, volverse prostituta), probablemente no tiene corazón.

Y salvo eso, la película es ahí no más. Pero no digan que nadie lo advirtió: Hugh Jackman es el protagonista, y ¿cuándo fue la última vez que Hugh Jackman hizo una película buena?

¿Cuánto pagaría por la película? Máximo dos lucas. Pero si alguien le invita, no se niegue. Todo lo gratis es bueno.

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