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Nacional

18 de Febrero de 2013

La historia de Elías y Lukas: “La gente no puede entender que exista un hombre sin pene”

La pareja homosexual que pidió hora para casarse en el registro civil el día de los enamorados no es un pareja ni está compuesta por dos homosexuales. Elías sí es gay. Lukas es, legalmente, una mujer, aunque él no se siente ni se define como tal. Ambos apuestan por quebrarle la mano a la ley que los discrimina.

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Primera escena: Miércoles 14 de febrero, Elías y Lukas piden hora en el registro civil para casarse. Evidentemente tienen problemas en conseguirla. Segunda escena: La noticia aparece en las radios y los portales de noticias bajo el rótulo de “nuevamente se le niega a una pareja homosexual la posibilidad de contraer matrimonio”. Las fotografías del caso muestran a dos hombres queriendo formalizar su relación , entonces, obvio, se asume que los dos son gays. Tercera escena: Elías y Lukas explican que no son pareja y revelan otros detalles. Elías efectivamente es homosexual, pero Lukas no. Lukas, según figura en su carné de identidad es mujer y tiene apariencia de hombre porque es transmasculino, una chica que decidió borrar sus aspectos femeninos para ser lo que es: un hombre heterosexual aunque no tiene pene. Si a cualquiera le cuesta seguir el hilo de esta historia, a Lukas le ha costado mil veces más vivirla, asumirla y contarla.

Elías y Lukas, aunque no son pareja, tienen demasiadas cosas en común: una vida primero de silencio y luego de discriminación. Y hoy de desafío a la sociedad. Elías está terminando sus estudios de derecho y Lukas trabaja de forma independiente en la creación de páginas web. Ambos además trabajan en el Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS) y decidieron hablar con The Clinic Online respecto de cómo el Estado chileno sigue sin garantizar derechos humanos básicos a las minorías del país.

Hace varios años que el MUMS realiza la acción de llevar a dos hombres a pedir hora para contraer matrimonio en el Registro Civil durante el “día de los enamorados” para demostrar que aún hay personas en Chile a las que el Estado les impide casarse y vivir sus relaciones amorosas con libertad, en una especie de regulación de la intimidad. Todos los años les dicen que no, pero insisten para instalar el mensaje y esperar que a través de éste el país empiece a evolucionar.

Este año la apuesta fue más osada. Elías Jiménez descubrió una forma de burlar las leyes que lo discriminan y acudir a casarse con alguien que en los papeles es una mujer y cumplir así con el mandato que el mundo conservador defiende a ultranza: el sagrado vínculo es aplicable sólo a un macho y una hembra, porque Dios así los creo y bla, bla, bla. Pero lo que Elías en realidad hizo fue darles una lección a los guardianes de las camas ajenas porque la fémina que escogió para casarse es Lukas Berredo, una persona transmasculina heterosexual. Esto significa que Lukas biológicamente nació como mujer, en Brasil, pero durante su vida se sometió a terapias hormonales y operaciones para cambiar su apariencia hacia una más masculina. Esto también significa que a Lukas le gustan las mujeres, ya que, como señala Elías “hay que educar a la gente para que empiece a separar la identidad de género y la orientación sexual. Que empiecen a entender que son cosas totalmente distintas porque pasa que la gente no puede entender que exista un hombre sin pene”. Todo esto también significa que en el carné de identidad nacional para extranjeros de Lukas aparece una F, de femenino. Por lo tanto, en el papel, el 14 de febrero acudieron un M, de masculino y una F, de femenino a solicitar una fecha para casarse. Tal como dicta el Código Civil, con el que seguramente duerme todos los días Carlos Larraín.

Hay que educar a la gente para que empiece a separar la identidad de género y la orientación sexual. Que empiecen a entender que son cosas totalmente distintas porque pasa que la gente no puede entender que exista un hombre sin pene”.

Elías decidió ser el “novio” de Lukas para esta prueba de tolerancia, pero apenas se sentaron frente al funcionario del Registro Civil, empezaron los problemas: “Nosotros no queremos homsexualizar la discrminación. La Ley Zamudio dice que no te pueden discriminar por apariencia física y a nosotros nos discriminaron inemdiatamente por la apariencia. Inmediatamente empezaron con que el artículo 102, del Código Civil… y nosotros tuvimos que indicarle al funcionario que hiciera su trabajo y mirara el carné de identidad de Lukas. Sólo por la apariencia nos estaban diciendo que no y este binarismo de que sólo existe hombre y mujer nos discrminó”, cuenta Elías.

Lo concreto es que Elías tenía, paradojalmente, las leyes a su favor y el atribulado funcionario decidió condicionar la hora de matrimonio a que Lukas presente un documento de extranjería que demuestre que el Estado chileno lo considera una mujer, aún cuando él mismo no se define como tal.”Es absurdo porque el Registro Civil está cuestionando un documento que ellos mismos emitieron y más encima están pidiendo que la prueba de que ellos pueden haberse equivocado la hagamos nosotros”, sentencia Elías.

La pareja que no es pareja

Lukas llegó de Brasil el 2006 y a principios del año siguiente comenzó un tratamiento hormonal para cambiar su apariencia física de modo que fuera acorde a su identidad de género: “Yo nunca pensé que fuese una chica. Yo siempre pensé que era igual que mi hermano, pero que mi cuerpo era más lento. Que iba a despertar un día y que mi cuerpo iba a estar como soñaba que deberia ser, pero después de 11 o 12 años uno se da cuenta que algo está pasando, que mi cuerpo no está cambiando, y el de mi hermano que es más chico, sí”, cuenta Lukas, hoy de 26 años.

El caso más famoso de transmasculinidad es la del hijo de Cher, Chaz Bono, quien nació como mujer y en mayo de 2010 recibió autorización para cambiar su sexo ante la ley, recién a los 40 años de edad, después de años de haber intentado realizar el trámite.

Este trámite a Lukas no le llama la atención. En Brasil la cédula de identidad no indica género, pero en Chile Lukas no tiene mayor interés en que aparezca la M en vez de la F: “no he cambiado mi sexo legal porque no me interesa, no me interesa casarme, no me interesa normalizarme de acuerdo con la sociedad dice que es normal, ¿por qué tengo que adecuarme a una concepcion de normal que esta completamente equívoca? No existe eso de normalidad, existen personas”, dice.

No hay información sobre ese tema, no hay referentes, no hay modelos. No hay nada en los medios, no hay películas. Entonces uno ve en el cine la historia del chico y la chica y todo el mundo feliz con su cuerpo y uno se pregunta: ¿Y yo qué soy?”.

Lukas relata que, de niño, intentó adecuarse a lo que se esperaba de él, para “que la gente no note que algo te pasa internamente”, lo que lo llevó a una depresión profunda. “No hay información sobre ese tema, no hay referentes, no hay modelos. No hay nada en los medios, no hay películas. Entonces uno ve en el cine la historia del chico y la chica y todo el mundo feliz con su cuerpo y uno se pregunta: ¿Y yo qué soy?”, cuenta Lukas. Además agrega que la falta de referentes lo llevó a pensar que no había nadie como él y “pensé que era un enfermo, que es lo que dice la medicina. Hasta que descubrí que efectivamente existen otras personas como yo”.

A fines del 2007, Lukas decidió hacer algo con el cuerpo que no le acomodaba: se realizó una mastectomía, en la que retiraron sus mamas y a fines del 2008 hizo lo mismo con el útero, ovarios, tropas de Falopio. En 2009 cambió su nombre gracias a una “jueza buena onda”, como cuenta él. Ha vuelto a Brasil para vacaciones y sus amigos no tienen ningún problema con el tema. Pero señala que no siempre es así para las personas transexuales. Sobre todo para los hombres que cambian su género a femenino “porque esta sociedad machista dice que si tú pasas de mujer a hombre, subes un escalón, pero si pasas de hombre a mujer, eres una aberración”, dice Lukas. Sí recalca que la transmasculinidad es mucho más invisibilizada.

Lukas tuvo una pareja por cinco años y terminaron a principios del 2011, y dice que ahora está “en una relación complicada, como dice Facebook”. Sin embargo, también cuenta que decidió hacer esta performance, y hacerse pasar por “novia” de Elías para enviar un mensaje a la mentalidad estrecha nacional: “Maté mi heterosexualidad por el pueblo”, dice riéndose: “todo el mundo cree ahora que soy gay, y no me molesta, no es un insulto, no me ofende, pero a mí me gustan las mujeres”.

Ni enfermo ni violado



Elías, en cambio, sí se declara abiertamente homosexual. Aunque hasta hace muy poco, su condición sexual era un tema tabú. Con 25 años, recién a los 23 le contó a su familia sobre su orientación sexual. “Es que yo fui cobarde”, confiesa, aunque también recalca que ocultó su esencia por temas culturales. “En general, la gente que tiene mayor educación tiene más apertura de mente. Pues bien, yo debía contar que era gay a una familia donde mi papá no sabe leer ni escribir y mi mamá no terminó la educación básica”, cuenta. Dice que su mamá es de Curicó y su padre proviene del sector rural en Temuco, “entonces el contexto ya es bastante adverso”.

“Mi mamá me preguntó si ya había ido al médico, mientras que mi padre me preguntó si había sido violado porque esos son los referentes en que se mueve la gente”, relata Elías que, claramente, no pidió hora para “curar” su homosexualidad, ni tampoco fue abusado sexualmente. Hoy está a punto de terminar sus estudios en Derecho en la Universidad de Chile y a pesar de que la casa de estudios tiene fama de ser pluralista “igual te pasan que el matrimonio entre un hombre y una mujer, y nadie discute eso. No hay debate”.

Elías asegura que Chile es un “violador de derechos humanos y sin memoria. Hace menos de un año la Corte Interamericana condenó al país por lo de la jueza Karen Atala y hoy nadie lo recuerda”. Lukas destaca que Chile “está violando todos los tratados internacionales que suscribe, porque a Chile le gusta suscribir a todo, pero a la hora de acatar, no lo hace”.

La pareja que no es pareja tiene rabia contra el Estado, pero también humor. Al terminar esta conversación, Lukas suspiró aliviado y partió corriendo a un compromiso. “¿Me pagas el jugo?”, le pidió a Elías. “Sí po, si yo invito, tengo que ser un buen novio”, respondió riéndose el futuro abogado. “Y no te olvides de comprar el vestido de novia”, le sugirió.

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