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Cultura

28 de Mayo de 2013

Las bóvedas que guardan el tesoro más preciado de Hollywood

Estas “estrellas” de la Academia del Cine estadounidense no caminan por alfombras rojas ni se exponen a los flashes de los fotógrafos: viven encerradas en latas herméticas, sin ver la luz del sol y a una temperatura de 5 grados centígrados. Son las cintas que se atesoran en el Centro Pickford de Los Ángeles, donde […]

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Estas “estrellas” de la Academia del Cine estadounidense no caminan por alfombras rojas ni se exponen a los flashes de los fotógrafos: viven encerradas en latas herméticas, sin ver la luz del sol y a una temperatura de 5 grados centígrados. Son las cintas que se atesoran en el Centro Pickford de Los Ángeles, donde la Academia de la industria fílmica tiene su archivo histórico.

Unos 180 mil ítems figuran en el catálogo, relativos a 83 mil títulos distintos: desde películas ganadoras del Oscar -el premio que entrega esta misma entidad- a cintas máster, negativos 35 milímetros, tráilers y hasta DVD de títulos inéditos, nunca exhibidos al público. “El mandato que tenemos es maravillosamente amplio: recoger y preservar el aporte que ha hecho el cine a la ciencia y al arte… Lo que es casi como decir cualquier cosa que se haya hecho en cine”, señala Mike Pogorzelski, director de este archivo, mientras camina por entre las estanterías metálicas donde se apilan las latas amarillas, azules, plateadas y negras.

Recorrer las bóvedas en un día de verano es una experiencia de contrastes: afuera, bajo el intenso sol californiano, las temperaturas pueden alcanzar los 35 grados centígrados. Adentro bajan hasta 4,5 grados y las luces de tubo hacen imposible saber si ya cayó la noche. Son tres pisos, con suelo de rejillas para permitir la circulación del aire y evitar la condensación y la humedad, los peores enemigos ambientales de las cintas.

“Tenemos estos sistemas de estanterías metálicas donde las cintas no se apilan siguiendo un criterio alfabético o cronológico específico, sino por peso. Tratamos de distribuir el peso para que la estructura resista”, revela Pogorzelski a BBC Mundo.

Joyas históricas y películas cotidianas
El edificio donde funcionan las bóvedas más ricas del cine de Hollywood tiene una historia en la industria: fue originalmente sede de una estación de televisión, con gruesas paredes pensadas para el aislamiento acústico. Se inauguró en 1948, bajo el nombre de “Don Lee Mutual Broadcasting Building”. Como Lee, el empresario dueño, era además un comerciante de autos Cadillac, las vidrieras que daban al exterior exhibían carros reales último modelo para tentar a los transeúntes más adinerados.

Con una millonaria renovación edilicia mediante, allí se mudó el archivo de AMPAS –en inglés, la sigla que identifica a la Academia-, que acaba de cumplir diez años y se considera uno de los repositorios fílmicos más grandes del país después del de la Biblioteca del Congreso en Washington.

Adentro, se recibe de todo: las donaciones que hacen coleccionistas privados conviven con películas compradas como hallazgos, después de la pesquisa constante de los archivistas. Todo vale, incluso los remates de eBay.

Hay ejemplares de todas las nominadas al Oscar, para empezar. Copias nuevas de “Los cazadores del arca perdida” junto a “Luna de papel”, “Jungla de asfalto” o “Cita en St. Louis”, por mencionar sólo algunas.

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