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Mundo

30 de Mayo de 2013

Ni la gimnasia pasiva adelgaza ni dormir engorda: diez leyendas urbanas que te enfrentan con la báscula

Vía La Información de España Comer más de tres huevos a la semana aumenta el colesterol, dormir engorda, el pan también, los productos light no tanto, sudar adelgaza… Éstos son sólo algunos de los muchos mitos sobre alimentación que habrás oído alguna vez y que a más de un experto le han provocado una “indigestión”. […]

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Vía La Información de España

Comer más de tres huevos a la semana aumenta el colesterol, dormir engorda, el pan también, los productos light no tanto, sudar adelgaza… Éstos son sólo algunos de los muchos mitos sobre alimentación que habrás oído alguna vez y que a más de un experto le han provocado una “indigestión”.

Con el fin de descubrir cuánto había de verdad en estas “leyendas urbanas”, las nutricionistas Ana Palencia y Raquel Bernacer junto al periodista Antonio Ortí, llevaron a cabo durante meses una investigación que ha dado como resultado el libro “Comer o no comer, falsedades y mitos de la alimentación”.

En el mismo se diseccionan 98 falsedades sobre la alimentación que se propagan de boca en boca como si fueran verdades irrebatibles. “Este libro nace de un sueño, de una ilusión, de un reto nutricional, por decirlo de alguna manera, y es fruto de los muchos comentarios, discusiones, reflexiones y puntos de vista que a lo largo de la última década hemos escuchado en diferentes foros de salud y nutrición en los que hemos participado”, afirma Palencia en la introducción del manual.

El método empleado para acabar con estos mitos ha consistido en someter cada una de estas creencias al asesoramiento de un especialista: expertos en nutrición, médicos, químicos, antropólogos y personas con una opinión documentada sobre el tema que se aborda.

“Cada época ha endiosado unos alimentos y satanizado otros, desarrollando sus propias teorías relacionadas con un acto tan primario como es comer”, afirman los autores del manual. “Hoy en día, este interés y preocupación de la comida está relacionados con dos grandes temas: qué alimentos engordan (y cuáles nos permiten adelgazar) y cuáles son beneficios o malos para la salud”.

El libro está dividido en siete partes que va desde los mitos del pasado y del presente, hasta las dietas rápidas, pasando por los poderes “sobrenaturales” de algunos alimentos. Aquí te ofrecemos, para que vayas ‘abriendo boca’, diez de los 98 mitos que se desmontan en el manual:

1. El pan engorda: “Muchas personas culpabilizan al pan de todos los excesos que cometen en su día a día y dejan de comerlos cuando pretenden adelgazar”, aseguran los autores. Sin embargo, tal y como se recoge en el libro, cien gramos de pan aportan 230 calorías, cuando a lo largo del día una persona que lleva una vida sedentaria necesita entre 2.000 y 2.400. El alimento aporta además hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, vitaminas del grupo B, fósforo, potasio y magnesio. De hecho, el mito de que los hidratos de carbono engordan y carecen de importancia nutritiva ha llevado a que su consumo diste mucho de las recomendaciones de la OMS, que aconseja consumir entre 275 y 375 gramos al día.

2. Comer más de tres huevos es malo: Muchas personas creen que comer más de tres huevos dispara los niveles de colesterol. Sin embargo, según los últimos estudios, “el huevo por sí solo carece de una capacidad relevante para aumentar los niveles de colesterol”, afirman en el manual. “Si se trata de prevenir un posible aumento del colesterol LDL o ‘malo’, es mucho más aconsejable no excederse en el consumo de alimentos de origen animal ricos en grasas saturadas como mantequilla, los quesos curados (…) que obsesionarse con los huevos”. Así, una persona que tenga exceso de colesterol en la sangre puede comer perfectamente tres o cuatro huevos a la semana. Una persona sana, siete.

3. Alimentos con calorías negativas: La hipótesis sería que hay alimentos que para ser digeridos queman más calorías de las que aportan. “Hoy ningún experto da crédito a las ‘calorías negativas’”, explican, sin embargo “algunas dietas milagro siguen haciendo negocio con este concepto”. “Un pomelo o cualquier otra fruta en ayunas nunca va a restar y muchos menos a quemar las grasas, entre otras cosas porque las grasas sólo se pierden combinando una alimentación saludable con ejercicio”, aseguran.

4. Hacer ejercicio no sirve para perder peso: “Es una de las barbaridades que circulan, cuando es justo lo contrario”, afirman los autores. Para que el ejercicio redunde en la pérdida de peso, la duración debe ser superior a 20 minutos (lo ideal es que sea una hora), por lo menos tres días a la semana. “Al final, el secreto para no ganar peso es equilibrar la energía que se ingresa con los alimentos, con la que se gasta practicando actividad física”, remachan.

5. Sudar adelgaza: bajo esta premisa se ha extendido la imagen de personas que salen a hacer ejercicio con varias sudaderas o incluso ‘rebozadas’ en plástico para sudar más y supuestamente eliminar más grasa. Sin embargo, en realidad lo que provoca dicha práctica es la pérdida de agua. “El agua resultante del sudor no contiene grasa, por lo que esta estrategia no sirve para quemar tejido adiposo. Al contrario: no beber agua mientras se practica deporte, deshidrata, aumenta el cansancio y limita el trabajo físico, con lo que la actividad física normalmente termina antes y, consiguientemente, se queman menos calorías”.

6. Hay que elegir alimentos según el grupo sanguíneo: esta teoría recoge que hay que optar por unos alimentos y rechazar otros en función de su grupo sanguíneo. Así, según Peter D’Adamo, precursor de ésta, el grupo A, por ejemplo, debía alimentarse principalmente de cereales mientras que el B obtendría mayor placer de los derivados de los lácteos. “Obviamente, se trata de una dieta absurda basada en un carísimo análisis de sangre que ha “vampirizado” a muchos clientes y que no funciona en absoluto”, afirman los autores de “Comer o no comer, falsedades y mitos de la alimentación”.

7. Los productos light no engordan: El hecho que haya productos light no quiere decir que éstos no engorden si no que lo hacen menos. “La leche condensada light tiene un 30 por ciento de calorías menos que la ‘normal’, pero aún así sigue siendo un producto muy energético, al igual que sucede con la mayor parte de los alimentos que da lugar a versiones light”, se recoge en el manual. También explican por qué hay personas que pese a consumen este tipo de alimentos aumenten su peso, la razón se haya en que éstos “no producen la misma sensación de saciedad que los que incorporan proteínas y grasas, lo que lleva a algunas personas a bajar la guardia pensando que no engordan”.

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