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Mundo

30 de Julio de 2013

Los gestos de picardía política no logran calentar las primarias en Argentina

Oficialismo y oposición en Argentina han echado mano de algunos gestos de picardía política para llamar la atención del electorado de cara a las primarias del próximo 11 de agosto, pero ni aún así logran calentar el clima para unas elecciones que serán clave para el futuro del país. Sin un debate profundo de propuestas […]

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Oficialismo y oposición en Argentina han echado mano de algunos gestos de picardía política para llamar la atención del electorado de cara a las primarias del próximo 11 de agosto, pero ni aún así logran calentar el clima para unas elecciones que serán clave para el futuro del país.

Sin un debate profundo de propuestas sobre los temas que más preocupan a la ciudadanía, las artimañas y algunos atisbos de creatividad de los comités de campaña es lo poco que da pie para que se hable de las primarias en las que se definirán los candidatos para las elecciones legislativas del próximo 27 de octubre.

Uno de estos gestos nació del propio oficialismo, cuando la semana pasada el secretario de Comercio interior, Guillermo Moreno, repartió llaveros en los que en forma críptica descalificaba a Sergio Massa, exjefe de Gabinete de la presidenta argentina, Cristina Fernández, y ahora un critico del Gobierno que competirá por un escaño de diputado.

“Más que preocuparse por un llavero habría que preocuparse porque la inflación sigue subiendo”, respondió Massa en alusión a Moreno, que en el Gobierno tiene como misión mantener a raya los precios.

Menos agresiva fue la acción de campaña montada este lunes por los candidatos de una de las tres listas del frente opositor Unen en la capital argentina.

Aprovechando que era 29, día del mes en que tradicionalmente se comen ñoquis en Argentina, los candidatos Victoria Donda y Alfonso Prat Gay elaboraron el clásico platillo de pasta para denunciar así que el oficialismo contrata a militantes para ocupar empleos en la administración pública.

En Argentina, además de la pasta, se llama “noqui” al empleado público que no trabaja y solo aparece en el trabajo el día 29 para cobrar.

“Semejante degradación de la militancia propia del kirchnerismo se hará sentir durante muchos años en nuestro país”, advirtió Donda, mientras posaba para las fotos con las manos en la masa.

Mientras que estos gestos curiosos conviven con el bombardeo en la radio y la televisión de los mensajes de los candidatos, asuntos clave para los ciudadanos, como la inseguridad, el empleo y la inflación apenas son eje de tibios intercambios.

“La intensidad y la calidad del debate es muy baja. Hay algo de debate dentro de las corrientes internas del frente Unen, pero entre las distintas fuerzas es casi nulo. El Gobierno está fuera del debate y entre los opositores hay más chicanas que debate”, dijo a Efe Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.

Según el analista, entre los 30,5 millones de argentinos llamados a las urnas prima una “relación distante” frente a los postulantes.

“La mayoría percibe que es una elección muy importante de cara a las presidenciales de 2015 porque hay un agotamiento claro del Gobierno, pero todavía hay una cierta lejanía con respecto a los candidatos y las propuestas. Hay una relación fría y distante de parte del electorado”, observó.

Además, apuntó, hay aún un 15 por ciento de indecisos a muy pocos días de las primarias, lo que indica que “hay mucha gente que todavía no se ha interesado o no conoce” a los aspirantes.

También, advirtió Giusto, hay un fuerte desconocimiento sobre la modalidad de votación en las primarias, las segundas que se celebrarán en Argentina desde la reforma electoral aprobada en 2009 por impulso del fallecido expresidente Néstor Kirchner.

Fue precisamente Kirchner que, como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, sufrió una dura derrota en las legislativas de 2009.

Ésta vez el primer postulante del oficialismo en este distrito es Martín Insaurralde, alcalde de la localidad de Lomas de Zamora, un político poco conocido hasta hace unas semanas, pero que, según las encuestas, viene achicando la brecha frente al favorito, el exkirchnerista Massa.

“Si Insaurralde o Massa, gane quien gane, son los dos primeros candidatos más votados en la provincia, el escenario de polarización se va a profundizar de cara a las elecciones de octubre”, apuntó Giusto.

El número mágico para el Gobierno, añadió el analista, es el 30 por ciento, caudal de votos que, aún si Insaurralde queda por debajo de Massa, le permitirá al oficialismo “mantenerse a flote y hasta tener buenas perspectivas de aquí a 2015”.

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