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Mundo

29 de Agosto de 2013

Los fantasmas del Facebook

Para internet, morir no es un problema. Las cuentas no se cierran por inactividad como los mails: los perfiles permanecen. En millones de muros los cumpleaños de los fallecidos se siguen anunciando. Las prácticas funerarias también se modifican: no se “suelta” al difunto sino que, a través de sus fotos y comentarios, se transita la ilusión de su permanencia. Los dolientes reciben apoyo y contención sin lidiar con la relación cara a cara y el duelo se experimenta y se procesa en la red. Para Anfibia, la antropóloga y doctora en sociología Marian Moya y la cronista Victoria Ennis reportearon, discutieron y pensaron los problemas y los beneficios de la eternidad virtual. El fotógrafo Enrique Medina acompañó a su esposa en el recorrido de su cáncer y fue publicando las imágenes en su perfil de la red.

Por

Vía Revista Anfibia, por Victoria Ennis y Marian Moya

 


Foto: Enrique García Medina

Jesica Migliavacca va con una amiga en el auto de su amigo Oscar Avendaño. Son casi la seis de la mañana cuando llegan a la esquina de Belgrano y Lamadrid, en Olavarría, y por la ventana ven a un tipo con un BMW blanco hablando con el de un furgón de reparto de una panadería. Parecen intercambiar documentación después de haber chocado. El que maneja el BMW le dice algo a una de las chicas, quizás a Jesica, o tal vez a la amiga, no queda claro. Lo que se sabe es que Avendaño, probablemente molesto por el comentario, baja del auto, saca del baúl una escopeta 12.70 y forcejea con el conductor del BMW. Jesica espera en el auto. De la 12.70 sale un tiro. La bala entra en el ojo derecho de Jesica.
Ese día los medios ilustraron la información con una foto de ella, tomada de su Facebook. En la imagen se la ve en una situación similar a la del momento de su muerte: Por la noche, dentro de un auto y con amigos.
En su último cumpleaños, de sus 333 amigos en la red social, sólo once le desearon feliz cumpleaños.
No sé si hago bien en escribirte por acá, porque soy de los que habla solo o con ángeles. Uno sos vos. Quiero decirte que es muy fuerte ver tus fotos. No puedo imaginarme que sos vos. Y también es muy fuerte sentir que estás ahí mirando y riéndote de todo. Te quiero mucho.
El internauta parece incómodo. Como si el dolor y la tristeza no encajaran en este espacio que todo el tiempo propone diversión y recreación. Uno de los grandes dilemas de la empresa Facebook: la imagen de perfil de los muertos permanece vital y fresca, aunque de manera ilusoria y muchas veces dolorosa para los seres queridos. En ocasiones esta estampa de la persona fallecida es descripta como “pertubadora”, “espeluznante” o “macabra”, tanto para dolientes como para otros usuarios que circunstancialmente se topan con esos perfiles cuando la plataforma sugiere amigos o recuerda cumpleaños.

***

Para la red, morir no es necesariamente un problema. Las cuentas no se cierran por inactividad como ocurre con los mails. Los perfiles de los muertos permanecen abiertos y tan disponibles como su propietario haya determinado en vida. Solo aquel que tenga la contraseña, puede acceder, publicar o darlo de baja como si fuese el usuario original. En la mayoría de los casos, el perfil permanece tal como la persona lo dejó.
La compañía creada por Mark Zuckerbeg estima que en Argentina más de 500.000 usuarios de su red social (de un total de 20 millones en el país) tienen 65 años o más y la edad promedio ronda los 40 años. Si se tiene en cuenta la esperanza de vida nacional, en una década esos usuarios podrían estar muertos. Habría, en ese caso, medio millón de perfiles flotando en la web. Fantasmas virtuales, o como quieran llamarlos.

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