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Cultura

4 de Septiembre de 2013

Pedro Lemebel tras ganar los 50 mil dólares del Premio José Donoso: “me pondré tetas”

El Premio Iberoamericano “José Donoso” otorgado en su edición 2013 a Pedro Lemebel es un reconocimiento a la “mirada coliza” que, según la crítica, ha tendido este escritor y artista homosexual sobre la sociedad chilena para contribuir a desvelar oscuros secretos. Nacido en 1952 en un barrio pobre de Santiago como Pedro Mardones Lemebel, Pedro […]

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El Premio Iberoamericano “José Donoso” otorgado en su edición 2013 a Pedro Lemebel es un reconocimiento a la “mirada coliza” que, según la crítica, ha tendido este escritor y artista homosexual sobre la sociedad chilena para contribuir a desvelar oscuros secretos.

Nacido en 1952 en un barrio pobre de Santiago como Pedro Mardones Lemebel, Pedro Lemebel es un artista plástico, cronista de excepción y novelista destacado por Roberto Bolaño como una de las pocas voces que valen la pena en la literatura chilena contemporánea, que ha llegado a ser un referente de la literatura homosexual, pero también rebelde y contestataria.

Como han señalado algunos analistas, Lemebel ha tendido una mirada “coliza” (chilenismo sinónimo de homosexual) sobre la sociedad, forzándola a reconocer sus debilidades, placeres culpables y perversiones en sus crudas descripciones sobre las minorías sexuales discriminadas, marginales y despreciadas.

La provocación y el resentimiento se han transformado en sus manos en eficaces herramientas de denuncia social, según la crítica.

La escritura de Lemebel comenzó a ser conocida en los años 90, tras la recuperación de la democracia, a través de libros que recopilaban crónicas hasta entonces poco difundidas, como “La esquina es mi corazón” (1995), “Loco afán” (1996 y “De Perlas y Cicatrices” (1998), “Zanjón de la Aguada” (2003) o “Adiós Mariquita linda” (2004).

Pero la presencia de Lemebel en el quehacer artístico chileno es anterior. Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) integró junto a Francisco Casas el colectivo “Las Yeguas del Apocalipsis”, que protagonizó estremecedoras denuncias contra las violaciones a los derechos humanos.

Las “Yeguas” fueron los precursores de las “velatones” (homenajes a las víctimas con decenas o centenares de velas encendidas en lugares públicos) que, con audacia, llegaron a instalar en la plaza frente a La Moneda o en otros céntricos parajes santiaguinos.

Ataviados con tacones, plumas y maquillajes carnavalescos, Lemebel y Casas también bailaron cueca (baile nacional chileno) con los pies desnudos sobre vidrio molido y desollaron sus cuerpos sepultándose en cal para representar el fin de los detenidos desaparecidos.

En 1988, en la ceremonia de entrega del premio Pablo Neruda a Raúl Zurita, las Yeguas irrumpieron en el escenario ofreciendo al galardonado una corona de espinas que éste rechazó.

También aparecieron, en 1989, en un acto de proclamación de la candidatura presidencial de Patricio Aylwin con una pancarta que decía “Homosexuales por el Cambio”, ocasión en la que además Francisco Casas se abalanzó sobre Ricardo Lagos, entonces candidato a senador, y lo besó en la boca.

En la literatura de ficción, Lemebel ha publicado, entre otras obras, “Tengo miedo, Torero” (2001) y “Ella entró por la ventana del baño” (2012, novela gráfica), que han contribuido a que su estilo y lenguaje irreverente se haya hecho conocido más allá de las fronteras chilenas.

Considerado uno de los escritores chilenos con mayor proyección internacional, ha sido traducido al francés, italiano e inglés y su obra ha despertado el interés de universidades e institutos internacionales de literatura.

En 1999 participó en la Feria del Libro de Guadalajara, en México, donde Carlos Monsiváis lo describió como “un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo”.

Aquejado desde 2011 de un cáncer de laringe que le ha afectado la voz, Lemebel no ha dejado de trabajar y en noviembre de 2012 estuvo nuevamente en Feria del Libro de Guadalajara, donde lanzó un nuevo libro de crónicas, “Háblame de amores”, y ofreció una lectura dramatizada de su trabajo “Susurrucucú Paloma”.

Homosexual y pobre, Lemebel bromeó con los 50.000 dólares de que está dotado el premio José Donoso: “me pondré tetas”, dijo el escritor, que al revés del inspirador del galardón, que luchó, se angustió y sufrió lo indecible por una inclinación sexual que se negaba a reconocer, jamás ha tenido complejos para mostrarse tal cual es e incluso para convertir su condición en la génesis de una obra cada vez más reconocida.

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