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Opinión

7 de Marzo de 2014

Contraloría sancionó a nueva subsecretaria de FFAA por uso irregular de gastos de representación y debió devolver dinero al fisco

En el juicio de cuentas que realizó el organismo fiscalizador se estableció que la PPD Carolina Echeverría no cuidó los recursos públicos. Regaló botellas de whisky a miembros del alto mando naval e hizo una fiesta a los funcionarios de su cartera sin estar autorizada para ello. La mujer apuntó a la buena fe con la que actuó y en un recurso ante el contralor, escribió sentidamente para evitar la sanción: "saldré de este cargo acusada por la Contraloría ante todos los chilenos de irresponsable, fresca, abusadora y buena para las galletas, las tortas y el whisky". Como fuera, debió depositar $ 1.898.969 en las arcas fiscales.

Jorge Molina Sanhueza
Jorge Molina Sanhueza
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La recién nombrada subsecretaria de las Fuerzas Armadas, Sonia Carolina Echeverría Moya, fue sancionada por la Contraloría y debió restituir plata a las arcas fiscales, luego que el organismo fiscalizador descubriera un uso irregular de los gastos de representación.

El castigo pecuniario se remonta a a la primera formulación de cargos en 2007 cuando Echeverría ocupaba el cargo de subsecretaria de Marina, oportunidad en que la entidad revisora auscultó las operaciones de la cartera y descubrió “gastos improcedentes” por un monto de $ 2.356.695.

La información consta en el juicio de cuentas que sustanció el organismo de control que publica The Clinic Online.

Pues bien, la Contraloría estimó que hubo platas invertidas en “víveres de repostería”, almuerzos de despedida, días recreativos para el personal, obsequios y reuniones con personas que no investían la calidad de autoridades, entre otros problemas.

De acuerdo a la formulación de cargos que data de octubre de 2007, Echeverría no observó, “en razón de su cargo” como jefa del servicio varias leyes y estatutos sobre la administración financiera del Estado, aún cuando estaba obligada a hacerlo.

En dicha acusación administrativa, finalmente estableció que debía reintegrar al fisco la suma de 2.471.423.

Hay que recordar que Echeverria ha sido cuestionada, debido a que su padre, un ex oficial del Ejército, fue acusado de torturar detenidos después del golpe de 1973. Si bien la mujer se ha defendido, señalando su padre aún no ha sido procesado ni condenado, organizaciones de derechos humanos han cuestionado su idoneidad para el cargo.

La buena fe

Una vez notificada de la decisión de la Unidad de Auditoría Administrativa de la Contraloría -y aún en ejercicio de su cargo- Echeverría contrató los servicios del abogado Domingo Hernández. Este último, en la contestación, adujo que su patrocinada era inocente, que en su calidad de subsecretaria confiaba en el personal de finanzas y que debido a su abultada agenda no podía estar pendiente de aquellas materias que estaban fuera de su órbita, apuntando al principio de la “buena fe”.

Hernández, junto a esta presentación, solicitó que fueran interrogados una serie de testigos que darían fe de que Echeverría era objeto de una apreciación errónea de la Contraloría, respecto del uso de los recursos fiscales en la subsecretaría.

Uno de los convocados fue Carlos García Quiroga, un oficial de la Marina que entregó un detalle clave para los investigadores del órgano revisor.

“Es efectivo que se adquirieron las botellas de whisky para ser entregadas como Representación. De las referidas creo que se han entregado una al señor jefe de Estado Mayor, vicealmirante (Jorge Huerta) y otra al secretario general de la Armada, que en ese entonces era el contraalmirante (Cristián Millar). Ambas personas, estimo que por su grado jerárquico dentro de la institución y puesto asignado, pueden revestir la característica de autoridad, lo cual se estima justificaría el gasto de representación. Las botellas de whisky remanentes se encuentran disponibles y debidamente controladas en el pañol de consumos generales de la Subsecretaría de Marina”, contó el oficial. Luego de este testimonio vino otro que se contradijo. Se trata de Carlos Vizvaya también oficial quien aseguró que sólo era una botella de whisky la que se había regalado.

Todos estos antecedentes llegaron al a la División de Auditoría Administrativa el 4 de marzo de 2008 que luego de analizados los antecedentes confirmó la sanción.

El abogado Hernández volvió a la carga para evitar la sanción a Echeverría el 28 de marzo del mismo año.

De poco sirvió, ya que el 9 de octubre de 2008 el fiscal a cargo del juicio de cuenta contra Echeverría, Mario Reveco Carvallo, remitió al mentado tribunal su informe donde proponía mantener la sanción.

Buena para el whisky

Así las cosas el Tribunal de Cuentas, el 10 de diciembre de 2008 hizo finalmente 4 reparos a Echeverría, pero acogió parcialmente sus alegaciones y la sentenció a pagar casi $ 1.700.000 a las arcas fiscales, más el IPC devengado.

Su abogado volvió a insistir a través de un recurso de apelación, pero el 11 de mayo de 2009 fue rechazado.

Buscando alguna salida procesal administrativa, los patrocinantes insistieron en la segunda instancia, pero también les fue mal en septiembre de 2009.

Echeverría no quería pagar la suma, atendido que, sostuvo, siempre actuó de buena fe.

Por esta razón, el noviembre de 2009, envió una carta en un sobre que decía en rojo “Personal”, dirigida al contralor Ramiro Mendoza pidiendo la revisión de la sentencia. Fundamentó la petición en que había un nuevo testigo en el Ministerio de Defensa que aseguraba que todo lo gastado se había hecho sin la consulta a la autoridad.

En su sentida presentación del 11 de noviembre de 2009, Echeverría criticó al fiscal administrativo que llevó el juicio de cuenta por su “dureza” y usó su última oportunidad para revertir la sanción, a través de un recurso de revisión al contralor.

“Todos los subsecretarios de Marina anteriores a mí, sin excepción, salieron de este servicio llenos de gloria y yo, que entré más que nada que por mis méritos evaluados por la Presidenta y valorados por ella con mi experiencia profesional, mis valores y mi anónimo, pero intachable nombre, saldré de este cargo acusada por la Contraloría ante todos los chilenos de irresponsable, fresca, abusadora y buena para las galletas, las tortas y el whisky”, escribió la futura subsecretaria de FF.AA.

Y continuó: “Con el ruego de atender mi solicitud de defensa a mi gestión, probidad y con la humildad de asumir que cometí un error de confiar como todos antes confiaron y como además me aconsejaron que confiara, le saluda atentamente Carolina Echeverría Moya”.

Pese a todos esfuerzos jurídicos, el 9 de diciembre de 2009, a sólo meses de que Bachelet entregara el mando de la Nación a Sebastián Piñera, el recurso de revisión de Echeverría fue desechado por la unanimidad del tribunal de cuentas.

La entonces subsecretaria de Marina, después de este rechazo, concurrió al Banco del Estado y depositó $ 1.898.969.

Lea la resolución final del Tribunal de Cuentas de la Contraloría

Lea la carta enviada por Echeverría al contralor

 

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