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Opinión

11 de Abril de 2014

Patricia Rivadeneira, actriz: “La Concertación dio batallas más cototas que las que están dando estos pendejos ahora”

Patricia Rivadeneira es de esas artistas que podrían convertirse en estampado de polera: crucificada y envuelta en la bandera de Chile medio en pelota. Esa sería la imagen, la del año 92 cuando en el Museo Bellas Artes, parte del grupo que durante los 80 hizo vanguardia en este país, al fin llegaba a un espacio institucional. Ese día underground chocó con el nuevo orden y ella se transformó en un ícono que sobrevive hasta el día de hoy por la virtud de la rebelión. Nunca toleró que la hicieran callar, por eso ha hecho bulla. Y si de vanguardia se trata ella sigue: la ayahuasca, la biodanza, los perros que pueden escribir. Esta mina no se domesticó.

Andrea Moletto
Andrea Moletto
Por


“El Trolley fue el espacio que refugió a toda la vanguardia de la época dirigido por Ramón Griffero y Pablo Lavín, pasaron todos: Vicente Ruiz, los Bororos, Samys, Barrenecheas, los Electrodomésticos, los Upa, los Prisioneros, las Cleopatras. Nunca hablábamos del miedo, el coraje de la juventud y las enormes cantidades de hormonas nos hacían temerarios, reíamos, bailábamos como locos, frecuentábamos lugares peligrosos, bares llenos de ratis y putas como la Casa Cena y las discos de trans donde a veces iban los CNI, tanto a hacer redadas como a huevear y sapear”, cuenta Rivadeneira.


Pero ese día en el Museo, la movida ochentera radical, subversiva y excesiva comenzó a instalarse. Cada uno de los miembros más cercanos a Patricia -Vicente Ruiz, Cecilia Aguayo, Jacqueline Fresard, Tahía Gómez (Las Cleopatras) y Jorge González- vivió su proceso de búsqueda fuera de la tribu que los había acogido durante casi una década.

Los 90 fue una década de ajuste: la plata, el mercado, algunos se fueron a la cresta. Ella siguió en las teleseries y el teatro y en el 2001 Ricardo Lagos la nombra agregada cultural en Roma, se fue a Italia con su hijo Adriano, allá se casó, fue secretaria cultural del Instituto Ítalo Latinoamericano y recién el año pasado comenzó a volver a Chile, de a poco, sin muebles ni cajas. Primero interpretó a la amante de Salvador Allende, la Payita, en la obra “Allende, noche de Septiembre”, luego regresó a las teleseries de TVN con “Vuelve Temprano” y esta semana estrena en el GAM “La Contadora de Películas” de Donatello Salamina, basada en la novela de Hernán Rivera Letelier.

-Me enteré que en CHV van hacer una serie de Los Prisioneros, donde aparezco yo, Vicente, la Jacqueline… interpretados por actores. No entiendo el interés. Encuentro raro… no sé, no comprendo, soy como una pieza de museo. Que alguien me haga a mí ¡poh! Y, además, no somos tan viejos ¿Qué interés tiene eso 30 años después?

Fue una movida artística importante, ustedes hicieron vanguardia, pero igual debe ser raro eso que hagan una serie.
-Me ha pasado de todo. Encuentro insólito que no nos hayan preguntado, me parece el colmo. Que tu vida privada quede expuesta en manos de otros. ¡Nosotros no salíamos ni en los diarios! Transformarse en un producto, del que además ni siquiera usufructo, como es esta serie… no sé… Pero es lo mismo que pasa en la obra que hago ahora, cuando le digo a Allende, vas hacer chapitas compañero, polera, consigna… pero ellos están muertos y nosotros vivos.

Uno identifica a ese grupo de los ochenta con una vanguardia, ¿Tenían conciencia de eso?
-Teníamos conciencia que éramos diferentes, que teníamos gustos diferentes, hacíamos exploraciones diferentes, escuchábamos música diferente, nos vestíamos diferente, pensábamos diferente, convivíamos de manera diferente. No teníamos un concepto tradicional de familia: el papá, la mamá y el hijo, eso no, podíamos tener hijos, parejas, pero eso no era el núcleo, el núcleo era la creación artística.

El modo de vivir y el arte era como una sola cosa ¿no?
-No había separación. Todo era lo mismo, se ensayaba en las casas, no había horarios de trabajo, no había dualidad, era como una unión del tiempo. Es como más parecido a la vida de una tribu no occidental. Me sentía parte de un todo y eso era muy enriquecedor y se contraponía a la devastación que había afuera con la dictadura. Al interior de ese grupo podíamos sobrevivir.

¿Tienes nostalgia de ese momento creativo?
-No, porque en alguna parte lo sigo viviendo así. Me podría encontrar con muchos de ellos en espacios de creación y me sigue pasando, además hay mucha admiración con ese grupo.

Hay un exponente de esa época ochentera que dice que el mercado domesticó el arte.
-El dinero compra todo y también a los creadores. El 92 como que se cerró un ciclo con el Museo de Bellas Artes porque ahí, por primera vez, nosotros entramos a un espacio institucional, con toda la ilusión y la ingenuidad que estábamos en democracia y que al fin íbamos a poder acceder a la libertad y que no iba haber más censura y quedó una cagada tan grande… Es bien interesante y chistoso como muchos miembros de la Concertación aparecen en los medios lapidándome, diciendo las cosas más atroces de mí.

¿Quiénes?
No me acuerdo… muchos, Gabriel Valdés… no me acuerdo, pero muchos. O lavándose las manos o pidiendo disculpa a los que mandaban que eran los momios.

¿Pidiendo perdón de qué?
De que habíamos hecho esta hueá, que no sabían. Junto con quebrarse esta ilusión también cada uno fue tomando su rumbo, aparecieron instituciones… Cambió el mundo ¿no? Y uno también quería dejar de vivir de modo tan precario, a pesar que muchos de mis amigos siguieron viviendo muy precariamente. El sistema fue muy hábil en eso, contratar este para acá y otro para allá. Bueno y también tiene que ver con la edad. Uno no siempre va a ser el mismo. Unos empezaron a hacer publicidad… el mundo de los 90, las lucas.

Pero el arte es subversivo ¿no?
-Pero el mercado entró al mundo del arte y existe el mercado del arte. La obra de Alfredo Jaar vale millones.

Pero esa obra ochentera de ustedes nació desde la subversión. Ahora que los artistas están pendientes del fondo, de ir a las galerías ¿cómo se puede dar un arte contestatario, subversivo? ¿O no lo tiene que ser?
-Los grandes artistas del Renacimiento vivían en las cortes. Lo que interesa es que haya libertad creativa y eso también puede tener un respaldo institucional. Peter Brook, Pina Bausch han tenido apoyo de sus Estados, y eso no significa que su obra sea menos poderosa o subversiva. Lo que sí creo es que la lucha hace bien, que si no luchai te llenai de celulitis y adentro de la cabeza también. Que hay que combatir con dientes y uñas porque nos remite a nuestro ser más profundo, porque para que una idea esté viva tiene que tener sangre y eso lo vivimos a concho. Eso hay que tratar que no se apague cuando eres un artista. Porque para hacer arte tienes que ser un demonio. ¡Esta es una hueá para diablos! Es una profesión que se remite a los ritos de pan y Dionisio, que eran demonios, no eran unos santitos que cortaban flores en el bosque.

Una generación de desacato, de riesgo, de exceso…
-¡Sí poh! Vivíamos arriesgadamente, tomábamos drogas, hacíamos sesiones sicodélicas más o menos habitualmente.

¿Que es una sesión sicodélica?
-Droga sicodélica. Ácido.

Ya, pero qué es una sesión sicodélica
-Bueno, está lleno de documentales de eso, tú puedes observar y hacer observaciones creativas en un estado de conciencia distinto al ordinario.

¿Conoces gente ahora que esté creando como lo hicieron ustedes? Con el exceso, la droga…
– Yo creo que son más academicistas, más intelectuales, tienen más claro objetivos y metas y menos claro lo vivencial, pero si conozco otros grupos que están en búsquedas más profanas y primitivas. Una de las grandes cosas que se están exportando de América Latina a Europa son nuestros chamanes. Hay redes de chamanismo que los pasean por Europa como rockstar donde enseñan prácticas con plantas sagradas, con ayahuasca, eso me sorprende y está ocurriendo. Y sobre los artistas jóvenes… es que no sé, no los frecuento…

¿Has probado ayahuasca?
-Sí.

¿Por diversión?
-No ¡poh! Como trabajo psicoespiritual.

¿Defiendes el uso de la ayahuasca?
-Sí, como método de autoconocimiento y de reencuentro con nuestro universo.

¿Cómo fue?
-Con indios que hacen esa práctica normalmente.

Y eso te encuentra ¿con qué? ¿Qué hay en la ayahuasca que no hay en una terapia?
-Que te organiza rápidamente los tres centros: la mente, el corazón y el instinto. Nosotros en el mundo occidental funcionamos con la cabeza o está todo desalineado; el sexo es pura masturbación, la mente está neurótica. La ayahuasca te centra y te ayuda a mirar tu punto de neurosis, tus miedos y atravesarlos sin rollo; sin tener que ir 25 años a un sicólogo a hablar hueás… Es rápido

¿Acorta la terapia?
-Absolutamente

¿La aconsejas para todo el mundo?
Sí. Por algo la toma esta gente y están harto más sanos que nosotros.

¿Los indígenas?
-Sí, y el tema con el entorno. Nosotros creemos que somos los que mandamos en este mundo y estamos haciendo puras cagás, todo desarmonizado, uno esta acá, pero uno no está en el cuerpo, está en la mente, a uno se le olvida que tiene cuerpo, cree que no sé que…

Pero la gente está cada vez más desconectada.
-¡Por eso!

Y la experiencia ochentera fue un poco eso; conectarte con otros.
-Claro, conectarse con algo superior, tiene que ver con eso que todos somos hoyos de la misma esponja. Todos. No sólo los seres humanos. Hay un libro muy lindo se llama Ishmael de Daniel Quinn, que explica cómo al hombre se le olvidó la ley de la vida. La historia es de un orangután, que es el maestro y pone un aviso que dice: “maestro busca alumno”. Llega un alumno y el orangután le empieza hablar por telepatía y le explica a este imbécil -que es un humano, igual que todos nosotros- cómo se nos olvidó la ley de la vida y por eso cree hueás que no entiende. Por ejemplo (se para y actúa), antes de conocer la ley de gravedad, había unos hueones que se subían a unas bicicletas con alas y pedaleaban y veían cómo se elevan y decían…¡Oh genial! Voy la raja, voy la raja Y el viento los subía y decían ¡Ay! ¡Estoy la raja, la raja! y de repente miraban para abajo y decían ¿Qué son esos hueones? Y veía puros tipos que se estrellaron. Y piensa el hombre: “Pero si pedaleo más rápido voy a subir”, pero no sube, se saca la chucha porque no conocía la ley de gravedad. Una de las enseñanzas más interesantes del libro es que el ser humano con estas formas de avasallar el planeta está impidiendo que otras especies puedan evolucionar, así como evolucionamos nosotros. ¿Por qué un perro no va a poder escribir? O no sé dónde evolucionará un perro….

…Jajaja…¿Crees que un perro va a escribir?
-¿Por qué no? ¿Tú no crees que las especies podrían evolucionar? ¿Somos los únicos destinados a tener una evolución?

No sé, no lo he pensado.
-Además hay algo muy lindo y es que todo lo que el ser humano se va imaginando, se va creando. Bueno, así se hace el arte, tú vas imaginando y vas creando mundo y mundos. ¿No crees en eso? ¿No te acordai de los Supersónicos que hablaban por skype?

¡Verdad!

“YO TENÍA MI PLANTITA”

Estuviste presa en los 90 por tener plantas de marihuana, hay un famoso titular de la época “Yo tenía mi plantita”, ¿Qué te pasa ahora con la discusión de la marihuana?
– El tema de la marihuana es una aberración y una estupidez, o sea, prefiero mil veces que la gente fume pito a que chupe… y a mi hijo siempre se lo dije. Nunca he visto alguien ponerse violento bajo los efectos de la marihuana como la gente que bebe. No se entiende, puras reglas que no se sabe de dónde vienen ni porqué, ni cuándo las inventaron y a quien se le ocurrió. ¡Puras huevadas!

¿Te da susto el alcohol?
-Me da más susto que los pitos, hay gente que se muere.

¿Hay que prohibir el alcohol?
-No. No creo que hay que prohibir nada. Hay que reglamentar y normar. El otro día vi un documental que se llama The Substance que es la historia de Hoffman cuando inventa el LSD y en qué momento lo prohíben, porque todos los hueones tomaban LSD y empezaron a protestar contra la guerra de Vietnam y ahí lo prohibieron. La CIA que comenzó a experimentar con LSD y todas esas cosas de ciencia ficción están muy bien descritas…¡No hay que prohibir nada!

¿Crees que el LSD lo prohíben porque da a los seres humanos un estado de conciencia más elevado?
-Porque son subversivos, tienen lo mismos componentes de la psilocibina, que tienen los hongos que tomaba María Sabina en México y que toman las tribus de toda la vida. ¿Porqué hay que prohibirle a la gente huevadas? ¿De qué me estás hablando? Además, nadie que quiera acceder a lo que quiere no accede.

¿Y las drogas nuevas las has probado? ¿MDMA, éxtasis… que te parecen?
-Buenas ¡poh!

¿Y en comparación con las otras?
-Es mejor las no químicas y por supuesto que los excesos no son buenos. Los hueones que toman todos los días y que quedan raja cuando van a bailar, obviamente no. La prohibición lo único que ha hecho es fomentar el narcotráfico… ¿Qué ha logrado? Es como cuando dijeron que con la ley de divorcio iba aumentar los divorcios.

Aumentó porque no existía.
-¡Pero ahora disminuyó!

Pero la ley de divorcio no es comparable.
-¡Pero fue recién! La gente tiene que vivir su vida de acuerdo a ciertas leyes de la vida que son a favor de la vida y no a favor de la muerte, por supuesto. Uno no quiere que los otros se destruyan, o destruirse, pero no creo que las drogas sea un tema de salud pública. Creo que es un tema de manejo. La prohibición sólo consigue que circulen drogas de mala calidad y que aumente el narcotráfico.

¿Hay que legalizarlas todas?
-Sí. La gente que está destruida por las drogas es gente que esta sufriendo por otras cosas.

¿En tu generación hay gente que se fue a la mierda?
-Sí. Con los jales y alcohol, eso hizo que gente se haya perdido.

Te dio miedo irte a la mierda con la droga, la experimentación…
-No, pero en algún momento me aburrió. Llegó un momento que no tenía más que encontrar ahí, que ya tenía los instrumentos y las herramientas y que había otras cosas, pero que para mi tiene un valor más o menos similar, por ejemplo el sexo, hacer yoga… todo eso lo pongo en planos similares para ver cómo funciona el mundo, mi mente y mi sensibilidad y mis emociones…

Sexo, droga y yoga ¿Cómo en el mismo plano?
-Son maneras y formas de encontrar por qué estoy aquí, para qué vine, qué estoy haciendo y qué significa mi vida y la vida de los demás.

El sexo, otra cosa reprimida…
-Prohibida y descalificada o sobrevalorada…uno podría decir ahora como dice la abuelita del Rafa Gumucio en la obra… “no era tan rico”, jajaja…

¿Ahora te pasa eso con el sexo?
-Está sobrevalorado.

Dijiste que eras polígama…
-jajaja…como que siempre me gusta más de una persona… Sí.

¿Eso del sexo y el amor separados?
-Al revés, en los últimos años el sexo y el amor, siempre tienen que ver. Lo que yo ando buscando ahora es relacionarlo no con lo carnal, eso ya lo hice.

¿Lo hiciste mucho?
-Harto.

¿Y eso te ayudó?
-No sé… es que la verdad no puedo decir mira esto no debería haberlo hecho. No sé, soy eso… cachai… era la verdad, era antes.

¿Era ansiedad? ¿Histeria?
-No me gustó que me lo prohibieran. No me gusta que me prohíban huevás. Una vez el cura Medina me empezó a hueviar con el sexo…

¿El cura Medina? ¿A ti? ¿Por qué?
-Claro, porque nos preparaba para la confirmación.

Chuta, ¿pero ahí ya te gustaba mucho el sexo?
-Me estaba empezando a gustar…

O sea, te gustó más el sexo que Dios…
-No me gusta que me prohíban cosas que tienen que ver con cosas íntimas, algo tan personal, ¡Como pueden meterse ahí! ¡No es de su competencia, señores!

Tienes un “pequeño” problema con la autoridad…
-Harto. Y también tiene que ver con ser mujer, con haber nacido mujer en una sociedad donde es una desgracia, es como decir “poooobre”. Pero soy orgullosa también y no me gusta que me pobreteen.

¿Ser mujer lo sentiste como una desgracia?
-¡Los otros te lo muestran como una desgracia!

TODOS QUEREMOS SER GOLBORNE
¿Cómo ves a la nueva generación política con la generación que formó la Concertación? ¿Hay un conflicto?
-Parte de ser joven es ningunear a los viejos y creo que los viejos no lo hacen nada de mal ninguneando a los pendejos, es una tensión que ha existido siempre. Pero creo que en el camino se perdió algo que probablemente tiene que ver con esto de educar a los hijos como amigos y está lleno de padres que se tienen que esclavizar para que los niños estudien, o gente que no tiene talento que estudia piano o porque quieren salir en la tele les pagan cosas…Toda esa revoltura de cosas contribuye a que la forma de ese conflicto, que siempre ha existido, se exacerbe de un modo poco amoroso, poco educado e ignorante. La gente de la Concertación dio batallas bastante más álgidas y cototas que las que están dando estos pendejos de ahora…O sea, desconocer todo y juzgarlos sólo porque ganan un sueldo, es tan evidente el error que hay líderes estudiantiles que están en la Cámara. Hay que establecer formas de diálogo más afectuosos y contundentes para explicar la historia. Es difícil envejecer y volverse obsoleto y perder lo que uno cree que le toca por derecho. Pero la política tampoco es un oficio para ángeles. Sería más interesante si te conviertes en un demonio mayor y no en un demonio hueón.

¿Crees que hay un cambio de ciclo con Bachelet?
-No. Ella es el final del siglo. El cambio va a ser el otro Presidente.

¿Por qué no es éste?
-Porque todavía es muy precario el estado ciudadano de derecho. No se ha democratizado realmente el bienestar. Sales de las tres comunas más ricas y hay otro país, y no sólo es riqueza, sino acceso. En cuatro años eso no se puede hacer.

No va a pasar algo muy profundo ahora.
-Noooo… Porque los cambios más importantes son la estratificación y se demoran mucho. Y lo que encuentro increíble es que los dirigentes estudiantiles sigan hablando de la gratuidad de la educación y de la calidad sin cuestionar qué se enseña y cómo se enseña. ¡Son viejos! Qué se enseña y cómo se enseña es lo que está en crisis.

Bueno, eso lo llaman “calidad de la educación”.
-Pero no es sólo eso, las universidades francesas también están obsoletas. El gran cambio no lo están viendo.

¿Cuál es?
-No lo sé bien, pero lo que sí sé es que es mucho más importante hacerle clases de biodanza que de matemáticas.

No crees en la gratuidad.
-No es ese el punto. ¿Qué educación? ¿Qué quieren aprender? ¿Qué quieren ser? Lo que no se pone en duda es el modelo completo. Todos quieren salir de Maipú como Golborne. ¿Eso es? ¿Para ser como Piñera? Hay una crisis mucho más fundamental del concepto de la sociedad, que de quiénes queremos ser y para qué , qué queremos hacer de nuestras vidas.

Chuta eso es como un cambio de nueva era espiritual de la humanidad.
-Pero es que todo eso va junto. Los cambios van ocurriendo en las personas, en el uno a uno.

Los jóvenes no están ubicados…
-Mira, yo hice un programa en la radio de la Universidad de Chile este año “El Megáfono” con jóvenes de liceos y escuelas de la comuna de Santiago. El programa en que no logramos que hablara casi nadie fue ¿Qué quieres tú del futuro?. Porque no saben.

¿Y tú habrías sabido?
-No sé. Pero me extrañé que la discusión sea sobre la gratuidad y no sobre el sistema que te enseña a querer más, a convertirte en un mejor consumidor y no en un mejor ser humano que comprende que vino a este mundo a evolucionar, a ser más integrado con los otros. Eso me sorprende. ¡Más de lo mismo! ¡Vamos todos a Harvard! ¡Ya, vamos todos a Harvard! ¿Cómo sería un mundo en que todos vamos a Oxford y a Harvard? A las mejores universidades gratis. ¿Es eso? ¿Harvard es el paradigma? ¿Cuál es el paradigma?

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