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Nacional

2 de Septiembre de 2014

Tomás Leighton y el lobby de la Cones para influir en los colegios ABC1

Tomás Leighton, coordinador nacional de la Cones, se mueve por la arena política con un propósito claro: politizar a los estudiantes de los establecimientos más caros del país e incluirlos en la demanda de gratuidad. El alumno de la Girouette, que se rehusó a viajar a Francia para su gira de estudios, se declara marxista allendista y se ha convertido en un estudioso del sistema educacional. El militante de Revolución Democrática participa activamente en las mesas de diálogo con el Gobierno y no son pocas las críticas que le dan. En la última marcha incluso recibió manotazos.

Greta Di Girolamo
Greta Di Girolamo
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foto alejandro olivares

Tomás Leighton era el único invitado con uniforme. A su lado, un miembro de la fundación Enseña Chile y el diputado de Evópoli Felipe Kast. Los 200 alumnos de enseñanza media del colegio particular pagado San José de Chicureo escuchaban con los ojos entornados el debate sobre la reforma educacional. Cuando Leighton habló de gratuidad, Kast lo miró y le dijo que no entendía el problema, que mejor se fuera a estudiar economía, que a lo mejor así aprendía algo. Leighton sabe que no es una lumbrera en matemáticas, pero está seguro de que maneja el sistema educacional al revés y al derecho. “No es necesario ser un experto en economía para entender el problema”, contestó educado, casi cortés. Mezcló cifras con retórica y sus oyentes lo aplaudieron.

***
Tomás Leighton tiene diecisiete años, cita a Marx, habla francés y, a veces, cuando va en la micro, la gente le pide sacarse fotos con él. En marzo fue electo unánimemente como coordinador nacional de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), transformándose en el primer estudiante de un colegio particular pagado en ocupar el cargo. La organización agrupa a 17 federaciones que aúnan a cerca de 200 colegios a lo largo de Chile y propone la gratuidad absoluta del sistema educativo escolar. Bajo el modelo que pregonan, el colegio de Leighton, La Girouette -lugar donde han estudiado los hijos de Michelle Bachelet y Lagos Weber- , tendría que pasar de cobrar una mensualidad de cerca de 300 mil pesos por alumno a cero.

La disputa del 7%

La Cones nació en 2011 como producto de la incipiente movilización estudiantil, para ese entonces Tomás tenía 14 años y peleaba los permisos con sus papás para que lo dejaran ir a marchar con amigos del colegio. Ahora marcha en primera fila. Fue hace tres años, el día en que el joven Manuel Gutiérrez murió por el disparo del arma de un carabinero durante una manifestación, cuando le tomó el peso al movimiento. Cambió las novelas por textos de filosofía y papers en inglés de educación. Se convenció que tenía que ser un actor dentro del movimiento estudiantil y que había que exterminar la indolencia de su colegio. Del suyo y de todo el resto donde los niños se parecen demasiado, viven en casas que quedan muy cerca y sus papás ganan lo mismo.

Por eso la Cones de este año está marcada por la impronta de ampliar el debate educacional hacia colegios particulares pagados. “Todos nos nutrimos y nos beneficiamos cuando se comparte con gente que piensa diferente y que proviene de lugares distintos”, asegura Leighton para explicar la importancia de que colegios como el suyo, que acaparan solo el 7% de la matrícula nacional, participen del movimiento que pretende terminar con la segregación escolar. Según esta lógica, los alumnos más ricos del país también son víctimas de la segregación; son los que por tener más plata quedaron marginados del resto de los chilenos de su edad.

Ricardo Paredes, vocero de la Cones y militante de las Juventudes Comunistas, añade una razón menos romántica para insistir en la politización de los colegios particulares pagados. El dato es que el 7% de los colegios particulares pagados representa el 30% de la matrícula universitaria: “Estamos hablando de un grupo que tiene gran influencia en el mundo laboral”, dice Paredes. Ambos dirigentes saben que incluir a los particulares pagados sería una manera de demostrar que personas de distintas clases sociales apoyan el cambio al sistema educacional, para que la gente no siga repitiendo que “son solo los pobres los que protestan”.
En su lucha por un sistema escolar distinto, Leighton ha compartido con jóvenes distintos que le hubiera gustado tener dentro de su misma sala de clases. Aún así, nunca pensó en cambiarse de colegio.

Tiene sus amigos en La Girouette y cree que el primer paso es cambiar el sistema desde dentro. Ahí ha tenido sus pequeñas luchas: no fue al viaje de estudios en tercero medio porque le pareció un exceso irse dos semanas a Francia –un viaje que varios de sus compañeros no podían costear-, repudió a su establecimiento cuando fue acusado de evadir impuestos y ganó la presidencia del Centro de Estudiantes de este año con la lista “Politizar”.

Pero en la cruzada por la politización de los colegios particulares también hay esfuerzos desde la derecha. Construye Sociedad, es una organización que también visita colegios y cuya finalidad es forjar dirigencias estudiantiles que no provengan de la izquierda. Su coordinador nacional, Diego Schalper, está seguro de que los esfuerzos de la Cones por acercarse a estos establecimientos son muestra de un intento desesperado para ganar adeptos: “El movimiento estudiantil no tiene la fuerza de años anteriores, entonces están intentando penetrar ciertos sectores que antes daban lo mismo”, dice. Según Schalper, Tomás Leighton ha seguido con la misma línea de extrema izquierda poco dialogante que siempre ha tenido la Cones. Pero Leighton cree que el avance hacia los particulares privados es un golpe para la derecha: “A ellos les duele que se esté formando una organización del movimiento estudiantil fuerte en comunas como Las Condes o Providencia, donde históricamente tuvieron el control secundario”.

El pinchazo a la burbuja

A la salida del metro Manquehue hay siete bicicletas amarradas a un árbol, un lienzo y un tarro con pintura blanca. Tomás Leighton se mezcla con un choclón de 30 estudiantes que reparten panfletos afuera del Apumanque y pegan afiches. La mayoría son de colegios particulares pagados del sector y están convocando a la marcha por la educación. De repente se juntan en un círculo y gritan: “Las Condes, Las Condes, Las Condes dónde está. Las Condes está en la calle exigiendo igualdad”. Mientras sus compañeros panfletean, él le hace frente a cinco cámaras de televisión que lo apuntan.

Una señora se acerca a los carabineros que observan la manifestación. “Estos niños no pueden andar pegando carteles como si nada por ahí”.

-Queremos promocionar la marcha de mañana- dice una niña
-Ya, a ver, y ¿por qué marchan?- le pregunta la mujer exasperada.
-Porque queremos cambiar la educación.
-Ya, y ¿por qué sería?
-Porque es injusta, queremos que sea gratis, que los colegios dejen de ser municipales.
-¡Yo encuentro que está bien que los colegios estén en los municipios y me parece regio que existan los colegios particulares pagados! ¡Esos papás son profesionales porque estudiaron, así que se merecen darles una mejor educación a sus hijos!
-Y, ¿usted cree que el resto de los papás no son profesionales porque no se esfuerzan? No tenemos acuerdo, señora.

-Claro que no -Mientras se aleja, la mujer se da vuelta y grita: -¡Comunista!
-¡No es comunismo señora, es sentido social! -Responde la niñita en jumper azul.
Leighton sonríe cuando le cuentan el encuentro, como pensando que ganó algo, que las charlas sirven al fin y al cabo, que revolvió el gallinero ahí en las puertas del barrio alto.

La Cones ya ha visitado a cerca de 15 colegios particulares pagados dando charlas, una cifra que supera a la de años anteriores. Para profundizar en el trabajo, y por iniciativa de Revolución Democrática, Tomás Leighton va a exponer en un evento sobre educación el próximo 6 de septiembre que reunirá a, al menos, 10 colegios particulares pagados.

La mayoría pertenece a la Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios (Femes), como el colegio San Ignacio de El Bosque, Pedro de Valdivia, Institución Teresiana y La Maissonette. Nunca ha habido una oposición por parte de los apoderados o la dirección de estos colegios para que los alumnos participen, el impedimento es otro: en muchos casos los Centros de Estudiantes son poco activos o simplemente no existen, lo que dificulta generar espacios de información y debate.

Por eso la Cones está haciendo un estudio de democracia estudiantil en los colegios chilenos. Actualmente el código 524 permite a cada colegio tener un reglamento propio que se puede imponer por sobre el funcionamiento del centro de alumnos. “Hay reglamentos internos que prohíben derechamente la participación estudiantil y que eligen las directivas a dedo”, denuncia Leighton y pone como ejemplo al colegio particular pagado Notre Dame. El resultado del catastro, además de salir a la luz pública, será parte de una denuncia que pretenden presentar al Ministerio de Educación para que tome cartas en el asunto.

Marxismo pacifista

Desde marzo que Tomás Leighton entra y sale de su colegio, pasó gran parte de las vacaciones de invierno rindiendo pruebas para ponerse al día. Está en cuarto medio y quiere estudiar Derecho o Filosofía en la Universidad de Chile, o Ciencias políticas en la Católica, aún así, no recuerda la última vez que hizo un ensayo PSU. “Ojalá me dé el puntaje”, dice, y recalca que su prioridad ahora es otra. Su media hermana Sofía Leighton lo corrobora: “Él está totalmente convencido de que su rol es demasiado importante, entonces carga con esa responsabilidad, no puede hacer otras cosas porque de verdad siente que esto cae sobre sus hombros”, explica.

Leighton es hincha de la U y dice que lo peor de ser dirigente es que ya no va al estadio. Desde el verano que no ve ninguna película, ya no tiene tiempo para las pichangas, trata de almorzar con su familia al menos los domingos y se escapa una noche cada fin de semana para juntarse con amigos. A veces baila cumbia villera; es tieso -dice-, pero le gusta.

Se declara marxista allendista y hace hincapié en que no comulga con la social democracia. Si las elecciones presidenciales fueran hoy, votaría por Giorgio. Pero también por “Camila, por Karol, por Gabriel”, agrega sumando los nombres de los ex dirigentes estudiantiles que hoy están en el Congreso. Dice que nunca hubiera votado por Bachelet, que la Nueva Mayoría está “pegada con chicle”, pero que este gobierno al menos propone cosas que van en la línea de sus demandas. “No como el frontón de Piñera”, asegura. Y apoya la legalización de la marihuana, del aborto, el matrimonio y la adopción homosexual, la “causa” mapuche y mar para Bolivia.
Su padres, ambos cineastas, siempre han sido de izquierda y desde chico Tomás Leighton lee a Norbert Lechner, al ex director de la Flacso y abuelo de su media hermana. Durante el año 2013 participó en un taller de formación política, organizado por Revolución Democrática (RD). Después vino la campaña parlamentaria de Giorgio Jackson y Leighton empezó a militar en RD, movimiento desde el cual apuestan por su impacto como dirigente a futuro.

Pero no son pocas las críticas que recibe el coordinador de la Cones por pertenecer a una organización que tiene un pie dentro del gobierno y esto ha despertado sospechas y desconfianza en miembros del movimiento estudiantil, voces que dicen que Leighton es “una marioneta” de Revolución Democrática, que lo están “manipulando”, que es un “futuro reaccionario”, que no es “nada especial como dirigente”. Que su compañero en la Cones, Ricardo Paredes, sea de la jota -también oficialista-, complica aún más el panorama. De hecho, el final de la marcha del 21 de agosto fue controvertido. Cuando salieron del evento, Leighton recibió manotazos por parte de un grupo de estudiantes. La dirigenta de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), Lorenza Soto, dijo que existía un rechazo a la Cones y que ella no era nadie para juzgar los hechos de violencia. La situación evolucionó a un griterío en el edificio de la Fech antes de la conferencia, en la cual ningún dirigente secundario abrió la boca. Tomás Leighton miraba al suelo con los ojos llorosos.

Sucedió que, sobre el escenario, la Cones hizo un llamado a adherir a los cambios y a la mesa de diálogo del gobierno: “No nos dejaremos amedrentar por ningún retardatario que quiere retroceder la reforma”, tuiteó Paredes en ese momento. Recibieron pifias. Muchos entendieron el discurso como un palo para la Aces, que es reconocida por tener una postura más radical que la Cones y actualmente no participa de las mesas de diálogo con el gobierno. Pero Leighton es tajante “Hacerse parte de un proceso donde podamos incidir es una responsabilidad histórica con el movimiento que levantaron compañeros anteriores”.

Hasta ahora la Cones, con Leighton a la cabeza, sigue participando en la mesa de diálogo con el gobierno.

Y si en la marcha última le llegaron manotazos por ser “amarillo”; en otras situaciones -como cuando recibió el comentario de Kast- lo han tratado de soberbio y de irreverente. “Vamos de escolares para todos lados y generamos algo extraño en estos políticos burócratas que han estado mucho tiempo en el sistema y, hasta el 2006, sentados sin que nadie les dijera que en su país estaba la cagá”, sostiene Leighton.

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