Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

7 de Septiembre de 2014

Especial Parra: ¿Se volvió gusano?

En abril de 1970, Nicanor Parra fue invitado a la Casa Blanca junto a otros escritores que participaban de un encuentro de poetas en Washington. Los recibió la Primera Dama Patricia Nixon para tomar un té, Parra la saludó sonriente, les sacaron una foto y su suerte quedó sellada. Leonidas Morales entrevistó a Parra en los días posteriores, en Los Ángeles (EEUU), cuando la bomba aún no explotaba. “Él llegó de eso con alguna molestia, desacomodado, decía que la visita a la Casa Blanca era parte de la programación que les armó el Congreso. No le di importancia, pero a la segunda entrevista llegó mucho más incómodo por otra razón: los cubanos reaccionaron y lo eliminaron del jurado de Casa de las Américas. Eso le dolió mucho, decía que llegó con una garrota”.

Por

09 SE-VOLVIÓ-GUSANO SI EL PAPA NO ROMPE CON USA si el Kremlim no rompe con USA si Luxemburgo no rompe con USA por qué demonios voy a romper yo alguien podría tener la amabilidad de decirme por qué demonios voy a romper yooo…!! En abril de 1970, Nicanor Parra fue invitado a la Casa Blanca junto a otros escritores que participaban de un encuentro de poetas en Washington. Los recibió la Primera Dama Patricia Nixon para tomar un té, Parra la saludó sonriente, les sacaron una foto y su suerte quedó sellada. Leonidas Morales entrevistó a Parra en los días posteriores, en Los Ángeles (EEUU), cuando la bomba aún no explotaba. “Él llegó de eso con alguna molestia, desacomodado, decía que la visita a la Casa Blanca era parte de la programación que les armó el Congreso. No le di importancia, pero a la segunda entrevista llegó mucho más incómodo por otra razón: los cubanos reaccionaron y lo eliminaron del jurado de Casa de las Américas. Eso le dolió mucho, decía que llegó con una garrota”. La reacción cubana alertó a la izquierda chilena. Cuatro días después, El Siglo publicaba: “El ex izquierdista Nicanor Parra tomó té con la señora Nixon en los mismos momentos en que se intensificaba la agresión a Vietnam y se extendía la guerra a Camboya. (…) ¿Habrá que cantar réquiem por el Nicanor Parra antimperialista? ¿Se volvió gusano? ¿Lo encegueció la vanidad literaria? Es un buen tema para un antipoema”. Parra intentó contener la avalancha con diplomacia. Envió el siguiente cable a Casa de las Américas: “Entrevista casual, happening con Patricia Nixon ocurrió el 15 de abril, periodo en el que había una aparente esperanza de negociaciones de paz, período en que hubo la promesa de retiro de las tropas yanquis antes de la invasión inaceptable de Camboya, antes de la masacre monstruosa de estudiantes. Rechazo las interpretaciones. Profundamente afectado. Apelo a la justicia revolucionaria. Solicito la rehabilitación urgente. Viva la lucha antiimperialista de los pueblos oprimidos, viva la revolución cubana. Viva la Unidad Popular”. Sus explicaciones fueron rechazadas desde La Habana y en Chile, mientras los diarios de izquierda lo fustigaban –y los de derecha salían en su defensa– Parra insistía en demostrar su inocencia. “Nicanor en eso era débil: dio muchas explicaciones, se sometía a esos interrogatorios”, comenta Jorge Edwards. Tres años antes, también Neruda fue censurado desde Cuba por almorzar en Nueva York con el presidente peruano Belaúnde Terry, pero su reacción, recuerda Diego Maquieira, fue bien distinta: “Neruda les dijo ‘no se metan conmigo’, fue muy brutal, porque tenía mucho más peso, era una figura mundial y tenía respaldo del Partido Comunista de Unión Soviética, de China, de todos lados. Parra estaba solo, no lo apoyaba nadie”. MARGINADO DE LA UP En 1972, Parra publica los Artefactos, donde se planta, ya sin medias tintas, contra todo discurso ideológico. Para Nial Binns, Parra parece preguntarse: “¿Cuáles son y dónde están las ideas y convicciones capaces de librarse de la tendencia humana –y sobre todo, la tendencia moderna– al dogmatismo?”. Los Artefactos disparaban en t odas las direcciones y como aclaraba su autor, “estos no son pronunciamientos políticos sino parlamentos dramáticos”. Pero con Allende en La Moneda, el vínculo parecía forzoso. REVOLUCIÓN REVOLUCIÓN cuántas contrarrevoluciones se cometen en tu nombre HASTA CUANDO SIGUEN FREGANDO LA CACHIMBA Yo no soy derechista ni izquierdista yo simplemente rompo con todo Que quede bien en claro que ni la propia unidad popular me hará arrear la bandera de la unidad popular “Soy un allendista moderado. Soy partidario de la revolución chilena, aunque tengo algunas críticas que formular”. Así se definía Parra en 1971, entrevistado por New York Magazine. Y en términos políticos, decía, “soy un socialista un poco escéptico, un poco frío. Un socialista de tipo democrático: o sea, el socialismo por las urnas y no por las armas”. Declaraciones que, siguiendo a Jorge Edwards, disimulaban una distancia mayor: “Nicanor fue muy cuidadoso de que no pudieran ponerle el rótulo de anticomunista, pero nunca lo vi con ningún tipo de entusiamo por Allende, ésa es la verdad. Lo vi bastante crítico de todo el proceso de la Unidad Popular”. “La izquierda y derecha unidas jamás serán vencidas”, su artefacto más famoso, fue el que más irritó a la izquierda. Para el expresidente Ricardo Lagos, “ese slogan creado por Parra era el anti-slogan, y confirma que su alejamiento de la Unidad Popular tenía que ver con su decisión de preservar la libertad por sobre todas las cosas, por lo tanto no le iban a imponer consignas respecto de las cuales, con su inteligencia, tendía a desconfiar”. Cuenta Poli Délano, y en esto coinciden sus amigos de la época, que Nicanor Parra finalmente “quedó fuera del círculo: se marginó y lo marginaron”. Su aislamiento literario se extendió a la academia y en 1972 abandona el Pedagógico, recalando en el Departamento de Estudios Humanísticos de la U. de Chile, que dependía de Ingeniería y sirvió de refugio a varios intelectuales incómodos con la polarización. Retirado de la vida pública, Parra pasó ahí el último año del gobierno de Allende, contra el cual, según Rolando Gabrielli, “preparaba una dura carta que le editaría El Mercurio”. El Golpe impidió que terminara de escribirla.

Notas relacionadas