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Cultura

27 de Noviembre de 2014

Guillermo Burgos, el único Viejo Pascuero certificado de Sudamérica: “Entre el camino de la fama o del dinero, opté por la fama”

Camina sabiendo que no pasa desapercibido, se hace querer y le encanta. Hace tres años en Hollywood le dieron su certificado original de Santa Claus. Asegura que hace milagros y ahora quiere ser jurado del festival de Viña para reencantar al público. Por estos días se encuentra en Estados Unidos comprando un traje de telas especiales para ser fotografiado esta Navidad. Antes de partir, conversó con The Clinic.

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“Trabajé 27 años en los astilleros de la Armada en Talcahuano, en dirección y supervisión de personal, que es mi fuerte. Siempre he sido una persona simpática, tengo mucha llegada con la gente. El 2008 jubilé, me di ese año sabático y no me afeité. La barba me salió blanca y mi hijo me dijo que de verdad me parecía al viejito pascuero, sumado a que tengo los ojos azules como el viejito original. Comenzamos yendo a hospitales y enchulando mi camioneta como un trineo. Trabajo con mis tres hijos. El mayor es mi manager y me lleva la página web, el segundo, ve las cuentas y la menor me lleva la dieta. Los tres son mis duendes. Desde que soy viejito pascuero mi vida se ha vuelto más interesante.

Cuando nos llamaron de La Moneda el 2010 pensábamos que era un chiste, pero el correo decía ‘arroba presidencia’, así que nos convencimos. De ahí partió el boom. Ese mismo año fue el primer Paris Parade, trajeron un canadiense que hacía de viejito pascuero y cuando me vio dijo que Chile ‘por fin tenía un verdadero Santa Claus’. De ahí nos ocurrió contactamos con el viejo pascuero de Hollywood y con la empresa que hacía los trajes. Ahora con mi hijo vamos a Estados Unidos a comprar un traje que es más delgado y liviano, con telas especiales para el verano y para que te saquen fotos. De esas telas no hay en Chile.

Hice un curso en la Universidad Internacional de Santa Claus en Hollywood, que duró dos días y donde me certificaron como viejito pascuero oficial, el único de Sudamérica. Allí te enseñan maquillaje, vestuario, cómo trabajar con niños y adultos, cómo posar en las fotos, la televisión, manejar trineos, impostación de la voz. El curso se divide en dos partes, una que está centrada en el personaje del viejito pascuero y la otra en los negocios, cómo firmar contratos, tener una página web; etcétera. En el fondo, te enseñan marketing, más o menos a cómo ser una celebridad. Nos dijeron que no nos sorprendamos si se nos acercan más mujeres, porque el color rojo las atrae. Hollywood es como Santiago, pero los edificios no son tan altos. Es más luminoso, muchas tiendas, muchas palmeras, mucho verde. No vi ningún artista famoso. Es que sabían que iba yo, por eso no quisieron salir, ja, ja, ja, ja.

No me cansan los niños en lo absoluto. A mí me encanta lo que hago, vivo el personaje los 365 días del año. Aquí hay dos caminos, el camino de la fama y el del dinero. Entre el camino de la fama o del dinero, opté por la fama. El camino del dinero se te agota, mientras que uno siempre va a ser famoso. En la vida uno tiene el destino trazado y el mío fue ser viejito pascuero para traerle alegría a los niños, a los adultos y a todos los chilenos.

Una vez me llamaron para una despedida de solteras y dijimos que no, que estaban locas. El personaje se quemaría. El viejito pascuero va orientado a otro tema y nos ha costado mucho posicionarlo como el número uno. Bueno, de ahí mi hijo me pidió que le prestara el traje, jo, jo, jo. Nunca he tomado, no fumo y me acuesto temprano. Mi vicio es ser goloso, me gustan los dulces, sobre todo los chocolates. En mi vehículo por donde metas las manos encontrarás chocolates. Un viejito pascuero tiene que ser una persona intachable, de buenas costumbres.

Pienso que no hay que matar la ilusión de los niños y siempre les digo que voy a existir mientras ellos crean en mí. Pero está la gente que no le gusta la Navidad, los grinch. De hecho me han rayado mi camioneta que está adornada como trineo. La Navidad no solamente son los regalos, también es la unión familiar, convivir, dar. Uno tiene que colocar la mesura en el consumismo. Muchas veces los niños empiezan a pedir un play, muñecas monster high, tablets y veo como los padres se empiezan a retorcer. Entonces yo les digo, ‘mira, todo lo que me has pedido lo tengo agotado, pero me quedan pelotas, ¿te gustaría una pelota?’. Ahí los niños me miran felices y dicen que les encantaría. Los papás me agradecen mucho, les arreglo la vida.

Donde vivo hay niños pobres que me han dejado cartas pidiéndome cenas de navidad. Esas cartas las he canalizado a través de la parte social de la municipalidad de Talcahuano. Yo no podría asumir el costo y hay que llevarlo a alguna parte, al alcalde, al gobierno, al margen del partido que sea. Se podría decir que soy un aporte para la sociedad. Como viejito pascuero no tengo color político, pero tengo amigos diputados de todos los partidos.

El tema de la educación gratuita es muy largo de discutir. Deberíamos volver a como era en mi tiempo, los que ganaban más pagaban más, los que ganaban menos pagan menos y el que no podía pagar, era gratis. Y todos éramos felices. Me complica hablar de una nueva Constitución porque viví las dos épocas también. Lo único que te puedo decir es que todos los que en este momento están trabajando van a seguir trabajando. Lo que tengo claro es que no quiero que se legalice la marihuana, porque es un paso a las drogas duras y expondríamos a los niños, que son nuestra semilla. A lo mejor uno perdería una generación completa.

A mi hijo se le ocurrió que vaya como jurado al festival de Viña, porque la idea es hacer del viejito pascuero un personaje mediático. Nosotros queremos un jurado más entretenido. Mi traje será rojo, especial para la ocasión. El festival encuentro que está bueno, pero se ha perdido su lado familiar. El hecho de ir como viejito pascuero va a reencantar a la gente, le va a dar otro carisma al festival. Me encantaría que traigan a Ana Gabriel.

Siempre voy a ser el mismo, nunca voy a sentirme superior al resto por ser el único viejito certificado. Ojalá que todos mis pares estuvieran en las mismas condiciones que yo porque nuestro trabajo no está dignificado. Piensa que trabajamos en verano y a muchos no les dejan pararse para ir el baño, no les dejan agua o les hacen trabajar a todo sol sin protección. Hay muchos viejitos pascueros que son muy buenos y he ido a tomar café con algunos. No hemos tenido reuniones de viejitos pascueros, pero me gustaría hacer un seminario con ellos.

Soy el único viejito pascuero en Chile que hace beneficencia en el lugar en que esté. Generalmente visito hogares de niños, hospitales o donde requieran mi presencia. Hemos tenido muchas experiencias con niños que están postrados y con el hecho de tomarles la mano, susurrarles al oído, han reaccionado, recobrando el tacto y el movimiento. Los papás quedan impresionados porque son niños que jamás han podido mover la mano. Incluso hay personas que vienen a pedirte deseos. Una vez una señora me pidió que le sanara el cáncer. Le dije que con harta fe y optimismo iba a superar esa enfermedad. Muchas veces me he quebrado emocionalmente. Por eso es linda esta labor. Ser viejito pascuero me ha abierto el mundo. Uno le pone término a esto cuando el de arriba mande. Seguiré con el personaje hasta la muerte”.

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