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20 de Enero de 2015

Lieder de un lírico para la honorable Ena von Baer

Damas y Caballeros, quiero abreviar mi lisonja y alabanza A una distinguida mujer de la patria: Del linaje de Leni Riefenstahl; alemana de viejo cuño, Chiquilla de Angol, Temuco, Gorbea; Localidades de emprendimiento inmigrante, De esfuerzo, de cariño por el nuevo terruño, Me imagino a doña Ena von Baer morando en el sur de Chile, […]

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silva ena A1

Damas y Caballeros, quiero abreviar mi lisonja y alabanza
A una distinguida mujer de la patria:
Del linaje de Leni Riefenstahl; alemana de viejo cuño,
Chiquilla de Angol, Temuco, Gorbea;
Localidades de emprendimiento inmigrante,
De esfuerzo, de cariño por el nuevo terruño,
Me imagino a doña Ena von Baer morando en el sur de Chile,
Creciendo desde la más tierna infancia a la adolescencia insumisa,
Siempre romántica no perdiendo el brío de la lengua materna de sus antepasados
( Tantas veces en sus embelesos habrá murmurado : ¡Alemania¡ ¡¡Alemania¡¡)
Es doña Ena von Baer quién podría recitarnos con mucha propiedad
Las bellísimas palabras de Goethe:
Tolle zeiten hab ich erlebt und hab nicht ermangelt,
Selbst auch töricht zu sein , wie es die Zeit mir gebot
(Locos tiempos me tocó vivir, y yo no he fallado
En ser insensato también, como el tiempo me lo pedía)
Digamos con febril admiración, Ena como Leni o Karin Rahm, son la mejor prueba
De una civilización que ha enriquecido a la tierra propia o lejana
Doña Ena von Baer es hija de esa visión preclara de don Vicente Pérez Rosales
Y no fue fácil prosperar en esos territorios, hubo esperanzas y reveses
Y la deportista Ahrens, y el dramaturgo Wolff , y el soldado Schneider
Hijos dadivosos de una Alemania infinitamente superior en el concierto de las naciones
Doña Ena von Baer señorita y señora de alcurnia labrada en el sacrificio y en la disciplina
Siempre la hemos admirado, nosotros, que reverenciamos a Novalis, a Heidegger, a Bach,
Y a tantos eximios de una Alemania vigorosa y de toda pujanza y de talento supremo
La veo, a doña Ena, recorriendo esos campos libérrimos y esos fundos acrisolados
En un Mercedes negro y reluciente sintiéndose orgullosa de las mejores tradiciones
Y con ese garbo severo tal vez esquivando una ternura de la que no tenemos noticia;
Doña Ena von Baer, ¿Wir müssen den Pöbel betrügen? Sí, debemos engañar a la plebe.

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