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Opinión

16 de Marzo de 2015

Por un Chile que nos pertenece: aborto legal, una discusión de derechos

Hoy nos une la profunda convicción de que ese Chile que nos ha negado nuestros derechos sexuales y reproductivos, queda cada día más en el pasado. Para ello, es vital que las fuerzas de cambio empujemos desde una misma vereda la realización de esta ley, en los términos que la sociedad y el movimiento feminista y de mujeres han puesto.

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Hoy Chile nos violenta. Nuestra legislación aún restringe la libertad sexual y reproductiva de las mujeres, vulnerando una serie de derechos, entre ellos el derecho a la vida, a la protección de nuestra salud, y a la integridad física y psíquica.

En nuestro país han primado las voces de la minoría conservadora por sobre la mayoría progresista de nuestra sociedad, donde se ha buscado reducir todos los debates, y en este caso el del aborto, a cuestiones de exclusivo carácter moral, negando la realidad que viven mujeres de carne y hueso, negando nuevamente su carácter político.

Para avanzar hacia un Chile que nos pertenezca – considerando que nos han expulsado por mucho tiempo de la democracia y la política – es necesario hacer oído a las voces de futuro. Recordemos que con un 70% de aprobación la ciudadanía apoya el aborto en tres causales y arrincona a sectores conservadores al decir: sí al aborto, sí a la vida, sí a la salud, sí a los derechos de las mujeres. Y es aquí donde nos ubicamos, sin duda, del lado de la democracia sin restricciones, esto significa empezar entendiendo que el aborto no es una decisión que atañe al mundo privado, sino que a la sociedad en su conjunto; a la libertad que concedemos a las mujeres para decidir sobre su vida, con derechos sociales y humanos básicos, donde el derecho a decidir se traduzca en justicia social, democracia plena, igualdad, libertad, soberanía colectiva y personal sobre nuestras vidas, y sobre cómo organizamos nuestro país. Espejo de ello, es el caso de una niña que queda embarazada producto de una violación. Aquí el aborto se constituye como una forma de reparación que su comunidad puede proveer, ya que no lo hizo antes para evitar el abuso, para resguardar su integridad.

En este contexto, el proyecto de ley del gobierno -que en honor a la justicia debemos recalcar que su génesis es ciudadana y social- posee aspectos indudables a reconocer, como también desafíos imperiosos a abordar para su mejoramiento y profundización, que permitan concretar un efectivo avance en los derechos humanos de las mujeres, que reconozcan los derechos sexuales y reproductivos como cimiento importante de nuestra ciudadanía, y en la revalorización y ampliación de nuestra democracia.Por ello vale la pena detenernos en este punto y advertir que dicho avance, hoy, pende de un hilo por la duda que imponen los sectores más conservadores, alojándose en dos puntos que serán centrales: el derecho a la vida del que está por nacer y la violación como causal dudosa. Por esto, no da lo mismo cómo se conduzca el debate legislativo y su relación con lo social, donde las voces de las mujeres serán vitales, como también su misma cohesión.

Dicho lo anterior, la táctica de tratar y votar las causales por separado levantada por sectores de la Nueva Mayoría y la Derecha evidentemente obedece al mismo conservadurismo, a los detractores de la ley que están en contra de la educación sexual, de la anticoncepción de emergencia, del matrimonio igualitario, de la homoparentalidad, los mismos que en las diversas reformas siguen negando nuestros derechos sociales. El fin de esta propuesta no es otro que negar el reconocimiento de nuestros derechos, legitimar la clandestinidad y situar a las mujeres como objeto. La despenalización -para eliminar la criminalización-, y la legislación por la interrupción de embarazo por causales -para consagrar derechos-, son necesarias conjuntamente. Y en esto no nos perdemos.

Hoy nos une la profunda convicción de que ese Chile que nos ha negado nuestros derechos sexuales y reproductivos, queda cada día más en el pasado. Para ello, es vital que las fuerzas de cambio empujemos desde una misma vereda la realización de esta ley, en los términos que la sociedad y el movimiento feminista y de mujeres han puesto.

Desde esta vereda, tomando las banderas de la democracia, llamamos a trabajar por este hito en conjunto y no permitir que nos vuelvan a arrebatar un país que nos pertenece, donde nunca más una niña o mujer violada sea obligada a ser madre. Para que ninguna mujer deba llevar a término un embarazo que pone en riesgo su salud, ni sea obligada a completar un embarazo inviable si no lo desea.

En este momento las mujeres necesitamos unirnos y avanzar, recordándole a nuestro país que el debate sobre el aborto es un asunto profundamente político, que alude a la vida que las mujeres queremos vivir y a las condiciones que necesitamos para que sea digna. En esto somos protagonistas y tenemos la oportunidad de crear un nuevo discurso destacando nuestra calidad de ciudadanas y la importancia de nuestro proyecto político, profundizando la democracia de nuestro país.

*Daniela López, vocera Núcleo Feminista Izquierda Autónoma; y Estefanía Andahur, consejera política y miembro del Frente de Género de Revolución Democrática.

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