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Opinión

24 de Abril de 2015

Negocios, Política y BALAS

Hoy nadie niega que las balas fueron el origen de la propiedad de forestales Mininco y Arauco en Wallmapu en los 70. La historia continua en los mismos términos: los hijos y nietos de los que sufrieron la persecución y tortura a partir del 73, son los que hoy son perseguidos, baleados y encarcelados por la Nueva Mayoría, resultando paradójico que no haya sido el Gobierno de Piñera el que mayor contingente haya desplegado en Wallmapu, sino el actual de Bachelet, que vuelve a militarizar la zona bajo la excusa del “robo de madera” a las forestales.

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Pinochet Lentes oscuros junta
Fue en el sector forestal en el que Julio Ponce Lerou –el controvertido yerno de Pinochet que hoy hace noticia por su financiamiento ilegal a la Nueva Mayoría– aprendió esto de que política y negocios son inseparables. Pero no podemos pasar por alto nosotros que no son solo la política y los negocios, sino también las balas, siendo que el proceso de privatizaciones en el que Ponce Lerou llegó a ser “alguien” en Chile ocurrió con el país en Estado de Sitio.

Ingeniero Forestal, en su juventud trabajó en INFORSA y CMPC. En 1974, Pinochet lo pone a cargo de Conaf, con el mandato de sacar a remate los fundos que estaban en manos de la Corporación Reforma Agraria (CORA). Dentro de estos los asentamientos mapuche en Tirúa y Ercilla. La tajada principal, sin embargo, la sacaron las empresas forestales que compraron a precio de huevo los fundos mientras los militares se encargaban del trabajo sucio. El lago Lleu-Lleu en Tirúa y el Cerro Chiwaiwe en Ercilla fueron mudos testigos de los delitos de lesa humanidad que sufrieron los dirigentes mapuche, necesarios para lo que los empresarios llamaron “levantar el país de las ruinas”.

Hoy nadie niega que las balas fueron el origen de la propiedad de forestales Mininco y Arauco en Wallmapu en los 70. La historia continua en los mismos términos: los hijos y nietos de los que sufrieron la persecución y tortura a partir del 73, son los que hoy son perseguidos, baleados y encarcelados por la Nueva Mayoría, resultando paradójico que no haya sido el Gobierno de Piñera el que mayor contingente haya desplegado en Wallmapu, sino el actual de Bachelet, que vuelve a militarizar la zona bajo la excusa del “robo de madera” a las forestales.

Impresiona saber cuánto le cuesta al Estado de Chile cuidar la madera de Matte y Angelini, madera por la cual los empresarios no pagaron un peso, gracias al DL701, impulsado por Ponce Lerou. El gasto policial en Arauco, zona donde está hoy concentrado el conflicto forestal-mapuche, es desproporcionado respecto a cualquier otra Prefectura.
Por ejemplo, en la Provincia de Ñuble, de más de 400 mil habitantes, el gasto policial 2014 fue de aproximadamente 586 millones de pesos. En Linares, de 250 mil habitantes, el gasto fue del orden de los 265 millones de pesos. Se trata de Provincias con características similares a la de Arauco (alta ruralidad) e incluso que doblan o triplican su población, pero en la que no existe la confrontación forestal v/s mapuche. En la Provincia de Arauco, de solo 150 mil habitantes, el presupuesto 2014 fue de casi 1.500 millones.

Estos 1.500 millones de pesos se ven diariamente patrullando por Tirúa, como hace 40 años andaban los militares: helicópteros que sobrevuelan constantemente los fundos forestales, todo tipo de vehículos blindados que pasan en caravanas por los caminos interiores y recorren las comunidades, armamento que ya no consiste en lacrimógenas y escopetas con balines de goma sino sub-ametralladoras, aparte de todo lo demás que está asociado a los fenómenos de militarización en zonas campesinas apartadas: abusos policiales, desmanes, salidas de madre, violación a los derechos humanos, etc.

El conflicto forestal-mapuche en el sur de la Provincia de Arauco se agudizó en 2013 con la toma del Fundo El Canelo, lo que significó una avalancha de tomas y recuperaciones durante el 2014, con la consecuente militarización del territorio. Por su parte, en la Provincia de Malleco este proceso ocurrió en los años anteriores (correspondientes al Gobierno de Piñera), llegando al 2015 con gran parte del territorio en conflicto ya controlado por el movimiento mapuche, lo que ha significado un repliegue de las fuerzas policiales, vencidas. Hemos querido incluir en el cuadro el gasto en Ñuble y Linares para tener referentes de comparación con zonas donde no existe el conflicto forestal-mapuche.

El alza de presupuesto policial en la Provincia de Arauco coincide con la reanudación de movilizaciones el año 2013, por parte de comunidades mapuche para recuperar los terrenos que mantienen usurpados las Forestales Mininco, Arauco y Volterra desde los años 70. El 2013 el gasto policial casi se duplicó en la provincia. En los meses siguientes, el movimiento contra Mininco, Arauco y Volterra tomó una masividad nunca antes vista, llegando el movimiento mapuche a controlar todas las faenas al sur de Cañete, a excepción de la del Lago Lanalhue de Mininco. Consecuentemente, el presupuesto policial se volvió a duplicar el 2014 respecto al 2013. Al 15 de marzo del 2015 el gasto policial en Arauco es ya del orden de lo que se gasta en todo el año en cualquier otra prefectura.

Con los 1.500 millones que se están utilizando en el sur de la Provincia de Arauco para cuidar el negocio forestal se podría, por ejemplo, triplicar el presupuesto de salud de la comuna de Tirúa, que alcanza los $825 millones el año 2013, o aumentar en 50% el gasto en educación, que alcanza los $2.964 millones.

Valga esta mirada desde Arauco, territorio militarizado, para darnos cuenta que en Chile no sólo la política y los negocios van de la mano, sino que cuando hay un pueblo consciente y dispuesto para la lucha, los que día a día nos roban no dudarán también en hacer uso de las armas.

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