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Opinión

3 de Julio de 2015

La Roja y la Reforma: los goles que esperamos de la Ministra

Si el sábado hacemos las cosas bien podemos cambiar la historia del fútbol chileno. Si hacemos las reformas en el orden y de la manera adecuada podemos cambiar la historia de este país. Vamos por ambos triunfos. ¡Vamos Chile que se puede!

Manuel Sepulveda y Diego Vela
Manuel Sepulveda y Diego Vela
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Infografía E2020 Copa América Educ

El sábado, cuando suene el pitazo inicial en el Estadio Nacional, tendremos una cita con la historia. No tenemos nada que perder. No somos favoritos. Pese a la localía, el arbitraje no juega a nuestro favor y la estadística no nos respalda. Lo del sábado es el día para una hazaña.

Lo mismo pasa con la Reforma Educativa. Esta reforma, crucial para la calidad y con tanta discusión político-técnica tiene algo en común con nuestro equipo: la “columna vertebral”.
Nuestra selección tiene una columna con cuatro piezas fundamentales, cuatro ídolos: Bravo, Medel, Vidal y Sánchez. La Reforma Educativa también tiene la suya, cuatro transformaciones claves para cambiarle la cara a la educación del país:

En el pórtico, con claridad y buen juego con los pies: la Profesión Docente. De stopper, el amigo de todos, la Educación Pública, como todocampista, quitando y jugando, la Educación Superior y finalmente, para la sorpresa y la explosión en velocidad, la Innovación Pedagógica. La Ley de Inclusión, la quinta patita de la reforma, afortunadamente ya fue despachada y promulgada.

Partamos por el principio: todo buen equipo se sustenta en la seguridad de su arquero. Asimismo, todo sistema educativo exitoso se basa en la calidad de sus profesores. Por eso nuestro capitán, Claudio Bravo, es el pilar fundamental de la educación, el que da seguridad y es la base del sistema. Necesitamos un Sistema de Desarrollo Docente que motive la colaboración y que considere como prioritario el desarrollo de los y las educadoras de párvulos. Esto es lo más importantes para ser un equipo de excelencia a largo plazo. Sólo reforzando este nivel hoy, seremos capaces de competir de verdad por la Copa del Mundo mañana.

La esencia de cualquier país, la base de su desarrollo es su Educación Pública. La esencia de nuestra Roja, el reflejo de su espíritu es Gary Medel. No es tan sólo el pilar de la defensa, es el jugador que no duda en dar la vida mojando la camiseta, el de la chispeza, el que se ha sobrepuesto a todos los obstáculos. La Educación Pública tiene que ser nuestro orgullo, la base de la calidad, el espacio para abandonar las lógicas de competencia y, junto a nuestra Educación Técnica, el gol de chilena, el desborde al minuto 90 y la corrida de Patricio Yañez contra Paraguay el ‘81. Para eso hay que fortalecerla hoy: darle la infraestructura que se merece y fortalecer sus capacidades internas. Los mejores directores: los Sampaoli, los Bielsa, Los Pep, tienen que estar en las escuelas y liceos públicos.

Nuestro caos en educación superior es lo que vivimos cuando Arturo Vidal chocó en estado de ebriedad en plena concentración. Si el rey Arturo estuvo a punto de tirar por la borda una cantidad impresionante de garra y talento, lo que el país ha hecho con las Universidades, IPs y CFTs es desperdiciar una oportunidad histórica para avanzar hacia el desarrollo. Pasamos de doscientos mil a más de un millón de estudiantes en el nivel, pero lo hicimos sin calidad, endeudando a las familias, con los aranceles más caros del mundo y permitiendo el crecimiento de instituciones chantas. Hoy tenemos la oportunidad de mostrar en la cancha que de los errores se aprende, que es posible remontar cualquier marcador, regulando el caos y fortaleciendo los procesos de acreditación. Tenemos que ser capaces de hablarle claro a las instituciones que no lo han hecho bien. Como bien lo dijo el carabinero que arrestó al jugador: “si la cagó, la cagó no más, caballero.”

Y para el final el talento, el quiebre de cadera, la sorpresa: Alexis Sánchez. Es el mejor ejemplo para hablar de Innovación Pedagógica. Tenemos que pensar nuevas formas, nuevas escuelas para que nuestros niños y niñas aprendan lo que necesitan en el siglo XXI. Los amagues, bicicletas, fintas y enganches del Niño Maravilla nos muestran la posibilidad del cambio, de reinventarse, la negación a repetir la jugada, entendiendo que debemos ser más ágiles para poder llegar al gol.

Y hay que poner la pelota al piso, jugar con claridad y dejarla chiquitita. Los goles no sólo se meten planeándolos en el Congreso, sino que haciendo las cosas bien en cada momento, con pases precisos y con prolijidad.

Si el sábado hacemos las cosas bien podemos cambiar la historia del fútbol chileno. Si hacemos las reformas en el orden y de la manera adecuada podemos cambiar la historia de este país. Vamos por ambos triunfos. ¡Vamos Chile que se puede!

*Manuel Sepúlveda y Diego Vela son investigadores de Educación 2020.

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