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12 de Julio de 2015

Escalona arremete contra Peñailillo y el llamado G 90: “Esa es la peor manera de hacer política”

El ex senador y actual vicepresidente del PS criticó que la principal debilidad de éste y todos los gobiernos que han estado desde la transición ha sido "el menoscabo de los partidos políticos" y apuntó que "el grupo G-90 llevó esto a grado extremo al pretender construir una cápsula hermética dentro de un partido que capturara y reemplazara a las fuerzas políticas legítimas y existentes por una asociación anónima y secreta. Subterránea. Esa es la peor manera de hacer política, porque uno debe hacerse cargo de lo que hace".

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El ex senador y actual vicepresidente del PS, Camilo Escalona recordó en entrevista con el diario El Mercurio que hace un tiempo manifestó que “la administración del Estado no estaba preparada para recibir cambios estructurales simultáneamente”.

Hoy, a dicho medio dijo sentir “satisfacción desde el punto de vista político”, porque el tiempo le dio la razón, ya que fue exactamente lo mismo que este viernes la Presidenta Michelle Bachelet salió a contar tras el consejo de Gabinete enfocado en fijar la hoja de ruta para este “segundo tiempo” de Gobierno.

Aunque aclaró que su satisfacción no tiene relación con el escenario económico actual, sino que al sentido de sus palabras: “Desde el punto de vista político siento satisfacción porque mi ánimo siempre fue ayudar al Gobierno. Hubo personas que de manera muy malintencionada insinuaban que mis afirmaciones tenían como propósito torpedear las reformas. Pero mi convicción y mi experiencia política, que creo que tienen su valor, me señalaban que no había condiciones para que las reformas se pudieran llevar simultáneamente, este es exactamente el mismo término por el que fui descalificado”.

En esa línea el ex timonel del PS comentó que “aplaudo que la Presidenta haya decidido entregar esa explicación en esta oportunidad”, argumentando que era “notorio y público que el país necesitaba una explicación”.

Sobre este afán por seguir con la realización de todas estas potentes reformas simultáneamente, Escalona es claro en su análisis y lanza que “había un núcleo que tomaba las decisiones cuyos principales responsables eran los ex ministros Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas que, evaluaron mal la situación. Y creo que el gran error que cometió el núcleo Peñailillo-Arenas fue creer que se podía resolver el problema de la desigualdad en un solo período presidencial”.

Añadió que aquello “generó una política voluntarista que no permitió consolidar las mayorías necesarias para mantener sistemática y permanentemente el esfuerzo contra la desigualdad. Y hoy, como la Presidenta señala, no solo tenemos las dificultades estructurales de un Estado que no puede soportar estructuralmente las reformas al mismo tiempo, sino que además tenemos un problema social y político en el sentido de que las mayorías que necesitamos se distanciaron y las debemos reagrupar”.

El ex parlamentario criticó que la principal debilidad de éste y todos los gobiernos que han estado desde la transición ha sido “el menoscabo de los partidos políticos” y arremetió con que “el grupo de la G-90 llevó esto a grado extremo al pretender construir una cápsula hermética dentro de un partido que capturara y reemplazara a las fuerzas políticas legítimas y existentes por una asociación anónima y secreta. Subterránea. Esa es la peor manera de hacer política, porque uno debe hacerse cargo de lo que hace.

Escalona precisa que “ahora se ha sabido quiénes eran”, pero “antes los G-90 eran como una logia, secreta. A mí eso me parece una deformación, para mí, inaceptable. Los partidos son, tienen dirigentes, son elegidos, conocidos, tienen virtudes y defectos, pero son. No se puede intentar reemplazar a las fuerzas políticas por asociaciones secretas.

Escalona no se detuvo ahí y calificó como “inaceptable” la existencia de “una asociación secreta que se hubiese tomado atribuciones como la de montar una estructura de financiamiento irregular con la excusa de una precampaña”.

A su vez, fue categórico en su juicio: “yo creo que el antipartidismo anarquiza el sistema político. Yo no comparto esa manera de hacer política, no es propio de la democracia, el intentar dirigir el sistema político desde una asociación secreta. Yo tengo un reparo de fondo, de la manera en que yo pienso en la política”.

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