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Poder

26 de Julio de 2015

Andrés Velasco espera que el Ejecutivo retome “el centro” y la forma en que por “20 años los gobiernos hicieron las cosas”

El excandidato presidencial, Andrés Velasco, reaparecido tras su polémico almuerzo con los dueños del grupo Penta -hoy en arresto domiciliario- manifestó su esperanza de que el giro del Gobierno hacia un realismo sin renuncia "sea el reconocimiento de una necesidad patente, que es la de reorientar la labor del gobierno. El balance del primer tiempo no es bueno, el gobierno perdió por goleada, aunque hubo jugadas buenas", aclaró.

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velasco A1 fiscalia

Andrés Velasco, medio desaparecido tras su polémico almuerzo con los controladores del grupo Penta -Délano y Lavín, hoy con arresto domiciliario total-, reapareció en una entrevista con La Tercera, donde le dio duro al Gobierno de Michelle Bachelet, esperando que su cambio de rumbo signifique un “retorno al centro” y hacia el modus operandi de las administraciones de la Concertación.

Velasco, manifestó su esperanza que el frenazo de las reformas “que sea el reconocimiento de una necesidad patente, que es la de reorientar la labor del gobierno. El balance del primer tiempo no es bueno, el gobierno perdió por goleada, aunque hubo jugadas buenas” como “el sistema binominal claramente es importante, el acuerdo de vida en pareja”.

Tras el giro del Ejecutivo que aseguró seguir la senda de un “realismo”, supuestamente, “sin renuncia”, Velasco dijo que “más que los titulares tiendo a fijarme en las acciones y creo que está todavía por verse qué acciones van a confirmar no sólo un cambio de rumbo, sino que un retorno hacia al centro y a la manera que en Chile por 20 años los gobiernos de centroizquierda hicieron las cosas, que era buscando el diálogo, generando acuerdos y aplicándoles alta calidad a los cambios”.

Además, el excandidato presidencial, dijo que la tesis de la “refundación”, como la cataloga el matutino, “se encontró con la porfía de los hechos y de las preferencias de los chilenos. Se da la paradoja de que la coalición, muchos parlamentarios y dirigentes partidistas hicieron suya la agenda de cambios impulsada por movimientos sectoriales, como el estudiantil. ¿Y por qué lo hicieron? Porque era popular, atraía apoyos, votos. Y la realidad objetiva, un año y medio después, es que no han traído apoyo, la clase media y la gente se manifiesta en contra de ella y un gobierno que partió con una aprobación muy alta en las encuestas, hoy toca mínimos históricos”.

“Se leyó mal la situación de Chile. Se pensó que porque hubo gente en las calles se quería el fin del proceso de modernización del país, cuando la lectura correcta era todo lo contrario. Lo que esa gente quería era que el proceso de modernización abriera sus puertas, y como dijo Carlos Peña, los dejara entrar. Se da la paradoja de que se emprendió una reforma educacional que terminó creando dificultades a los privados, dejando intocado lo público, con tremendas controversias que no ha dejado contentos ni a los apoderados de clase media, ni a los líderes más radicalizados del movimiento estudiantil. Amén de que hay preguntas pendientes importantes en cuanto a la factura técnica de esa reforma. Ese es un ejemplo de cómo se diagnostica mal un problema y cómo se toman medidas buscando rédito político y con la paradoja que ese rédito no llega”, agregó el lider de Fuerza Pública.

Respecto al frenazo de las reformas producto de la situación económica, argumento usado por el Gobierno para fundamentar su giro, Velasco refutó la idea.

“Cuando uno hace reformas no las hace pensando en la actividad económica mensual, sino que en cuál va a ser la capacidad de la economía para ponerlas en práctica en los próximos 20 o 30 años. Lo que pasa en un trimestre no puede justificar el juicio que uno tenga sobre una reforma. Si se va a cambiar la manera cómo se financia la educación en Chile, uno cree que el nuevo sistema va a estar en práctica por los próximos 10, 20, 30 años. Lo que haya pasado en un trimestre es secundario. El problema es otro: había un diagnóstico equivocado y un problema global de diseño”.

En su análisis, además, Velasco se refirió al efecto que, según él, estaría generando el ambiente país y en particular, cómo se refleja en las tribunas del Congreso.

“Estamos sufriendo la política de las barras bravas. Llegado el momento de votar se llenan las tribunas, van los grupos de interés, gritan, tiran monedas, lo que provoca que algunos parlamentarios llegan y se ausentan, tal como ocurrió en el proyecto de interrupción del embarazo. No llegan a votar a un tema que lleva décadas de debate, hay un proyecto, viene la votación ¡y no hay quórum! ¿Quién entiende eso? Ese es un acto de amilanamiento, de gente que dice mejor no corro ni un riesgo, me enfermo ese día. Y una situación similar se dio en carrera docente, en que los parlamentarios no quieren pagar costos de ningún tipo, temen que les llegue algún insulto de la galería y se abstienen. Y la excusa que dan es que la discusión recién comienza y… ¡por supuesto que recién comienza! ¡Si se está votando la idea de legislar!”.

Consultado sobre el período posterior a que se supiera que cobró 20 millones de pesos por un almuerzo con los dueños del grupo Penta, Velasco se limitó a decir que “estos momentos no son fáciles para nadie, ni para uno, ni para la familia, ni para la gente con la que uno trabaja, pero la lección que he sacado es que uno está expuesto a malos ratos, que vivir en el mundo público tiene sus altibajos. También aprendí a que hay que perseverar en las ideas y defenderlas, aunque tenga costos políticos”.

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