FMI apunta al fin del súper ciclo del cobre y las reformas estructurales como las causas de la desaceleración en Chile

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que la marcada desaceleración que afecta a la economía chilena se debe en gran parte a dos factores: el fin del súper ciclo del precio del cobre y las reformas estructurales que impulsa el gobierno.

hoy que la recuperación vista en Chile en los últimos meses ha perdido “algo de impulso”, arrastrada por la caída de la inversión y el fin del “boom” de la minería, y señaló que se prevé una expansión del 2,5 % en 2015 y del 3,1 % en 2016.

“La fuerza determinante de la desaceleración económica en 2014 ha sido la drástica caída de la inversión privada, principalmente como consecuencia del fin del ‘boom’ de la minería pero también de la incertidumbre y los costos de ajuste asociados al programa de reforma estructural”, explicó el organismo con sede en Washington en su artículo IV, como se conoce a la revisión anual de la economía, recoge la agencia EFE.

Según el FMI la inversión en Chile cayó un 6 % el año pasado, explicada por la baja sostenida en el precio del cobre.

En lo que va del año,  el llamado sueldo de Chile ha perdido un 35 % de su valor, esto en comparación al peak que alcanzó en 2011.

Hace cuatro años, el metal rojo trepó hasta valores de 4,5 dólares la libra, cifra que se compara con los 2,3 dólares de su cotización actual.

Otro aspecto que recoge el FMI es la tasa de inflación en el país. Según precisó el organismo ésta s ha mantenido “tozudamente alta”.

 

Pese a advertir la merma en la confianza empresarial generada por las reformas, el organismo que dirige Christine Lagarde, precisa que si “se aplican correctamente, las reformas tienen el potencial de estimular la productividad y el crecimiento a mediano plazo, pero pueden implicar costos a corto plazo. Uno de ellos se asocia con el mayor costo del capital derivado de la reforma tributaria que fue aprobada en septiembre pasado para ayudar a financiar el gasto en esas áreas”.

Por ello, recomendó a Chile trabajar en dos frentes: adaptarse a las nuevas condiciones externas, con el objetivo declarado de reducir la dependencia del cobre, y minimizar los posibles efectos negativos a corto plazo de las reformas internas destinadas a impulsar la productividad y la innovación.