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15 de Septiembre de 2015

2010: El año en que las acusaciones contra Karadima remecieron a la Iglesia

Fue el 21 de abril de 2010 -un mes antes de la reunión secreta en que Errázuriz junto a otros cinco obispos definió el destino del caso Karadima-, cuando el diario La Tercera hizo público el escándalo que remeció a la Iglesia Católica y a la élite nacional y que obligó a Errázuriz a enviar a Roma los antecedentes de una investigación que él mismo mantuvo en receso por años y en la que actuó, acusan las víctimas de Karadima, con desidia y un afán de encubrimiento.

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El 2010 para la Iglesia fue casi tan agitado como las últimas semanas luego que The Clinic Online revelara el contenido de dos cartas escritas por el Cardenal Errázuriz y de los correos electrónicos publicados por El Mostrador, cuyos contenidos ha tenido a Errázuriz y a Ezzati dando explicaciones a la opinión pública por los polémicos dichos en ambos formatos.

Fue el 21 de abril de 2010 -un mes antes de la reunión en que Errázuriz junto a otros cinco obispos definió el destino del caso Karadima-, cuando el diario La Tercera hizo público el escándalo que remeció a la Iglesia Católica y a la élite nacional y que obligó a Errázuriz a enviar a Roma los antecedentes de una investigación que él mismo mantuvo en receso por años y en la que actuó, acusan las víctimas de Karadima, con desidia y un afán de encubrimiento.

CASO KARADIMA

Esa fecha, la noticia principal del diario fue la petición de perdón que la jornada previa había realizado La Conferencia Episcopal a través de Goic precisamente por los abusos sexuales de sacerdotes. Sin llamado de portada, en la página 19 figuraba otra información que involucraba a la Iglesia: Karadima, el sacerdote amigo de los Matte, estaba siendo investigado tras la denuncia “presentada por un ex colaborador de la parroquia, quien lo acusa de haber abusado de él desde que era menor de edad, situación que se habría prolongado por casi 20 años”.

Al día siguiente, The New York Times publicó el testimonio de dos víctimas y el 26 de abril Informe Especial de TVN transmitió un reportaje sobre el caso.

El terremoto en la Iglesia Católica chilena fue de una magnitud inusitada. Los testimonios, de los que en el cónclave secreto de hace cinco años Errázuriz afirma desconfiar, tuvieron el respaldo de otros pastores.

El 30 de abril de 2010, Goic habló con el diario La Segunda y arguyó que no se cerraba a que Karadima fuera culpable.

Por estas palabras le pidieron cuenta a Goic en ese encuentro a puertas cerradas del 31 de mayo de 2010. Hubo también otros hechos precedentes que fueron indagados.

El 10 de mayo de ese año, el sacerdote Hans Kast Rist, dio su testimonio al fiscal Armendáriz y dio crédito a las denuncias contra el ex párroco de El Bosque. Argumentó que Karadima “jugaba con los afectos, el doble sentido, bordeando los límites y a veces traspasándolos” y que presenció cómo le tocaba los genitales por encima de la ropa a jóvenes y cómo éstos salían a veces a altas horas de la noche desde la parroquia por la puerta de atrás. Al respecto reflexionó sobre la conveniencia de que alguien así siguiera ejerciendo el ministerio público.

HANS KAST

También a través de La Tercera vino el tercer golpe a Karadima que se refleja en la minuta privada sobre la cita del 31 de mayo. Fue de parte del sacerdote Andrés Ferrada.

“No veo en ninguno (de los denunciantes) algún motivo para que estén mintiendo”, declaró en calidad de testigo Ferrada el 24 de mayo de 2010. Cuatro días después, la frase fue publicada por el medio de Copesa.

Al momento de entregar su testimonio, Ferrada aún era parte de la Unión Sacerdotal. Durante 1994 y 1995 trabajó en la parroquia de El Bosque y en 1999 se fue al extranjero. Retornó el 2005.

Su contacto en todo este periodo con Karadima fue permanente y, según él mismo ha dicho, operó en la Santa Sede en contra de los enemigos del párroco de El Bosque por encargo explícito de éste.

Cuando estuvo en El Bosque, dijo ante Armendáriz, vio que Karadima le daba golpecitos en las partes íntimas a jóvenes, además lo acusó de tener una personalidad manipuladora, al punto de hacerle creer a sus seguidores que la salvación dependía de obederle a él, lo que coincide con el fallo del Vaticano respecto a que Karadima creaba “súbditos sicológicos”.

Ferrada, junto a otros nueve religiosos, dejó tres meses después de entregar su testimonio la Unión Sacerdotal. La declaración pública del grupo dio cuenta de la caída de Karadima ante quienes antes lo habían seguido con veneración. “Queremos hacer público nuestro distanciamiento de los encuentros de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón de Jesús a razón de los hechos que se han conocido en los últimos meses y que nos parecen verosímiles”, consignó el documento.

Karadima, en sus declaraciones ante la jueza Jessica González -que tomó la causa una vez que se determinó que los delitos imputados correspondía que fueran indagados por el antiguo sistema penal- desestimó todos los relatos en su contra, incluidos los de Kast y Ferrada.

Sobre este último dijo que “estuvo cinco años en Roma y cada 10 ó 15 días me llamaba para hablar mal del Cardenal Errázuriz, del Clero y de su hermano Fernando. El tiene un carácter difícil, es un poco atolondrado”; y las palabras de Kast las antribuyó a la “envidia” por no haber tenido algún cargo en Acción Católica.

LOS DISCÍPULOS DE KARADIMA

juan barros
Lectura de Foto: Obispo de Osorno, Juan Barros

Con excepción de Goic, quien nunca ha sido cercano a Karadima, el resto de los obispos convocados en 2010, ad portas de que Errázuriz remitiera los antecedentes al Vaticano eran todos defensores férreos del ex párroco de El Bosque y sus vocaciones religiosas habían crecido al alero de Karadima. Además, la mayoría en su momento remitió, según publicó Ciper, cartas al Arzobispado y al Vaticano desestimando las imputaciones en contra de su formador y atribuyendo la denuncia de abusos a maniobras para desprestigiar al “santo”.

De hecho, hay dos misivas que están firmadas con fecha posterior a la cita de mayo y cuando ya varios excolaboradores de Karadima habían admitido la verosimilitud de los antecedentes que retrataban al cura como un abusador.

Koljatic Maroevic, actual obispo de Linares, escribió el 6 de agosto de 2010 a la Congregación para la Doctrina de la Fe que existía una motivación política para dañar a su mentor. “En Chile vivimos con mucha fuerza ‘los Cristianos para el Socialismo’ en la década del ‘60 y luego la Teología de la Liberación en las décadas del ‘70 al ‘90. Muchos clérigos connotados eran partícipes de estas ideas y contrarios al Magisterio del Papa. Es una triste verdad que nos duele pero real. Por ello, la persona y la predicación del P. Karadima han sido desde siempre fustigados y rechazados por algunos eclesiásticos y laicos. Su testimonio de fidelidad a la Iglesia y al Papa ha sido para él motivo de persecuciones, críticas y ataques”.

Por ello, según Koljatic, se estaba ante “una violenta persecución no sólo al Padre sino que a la Iglesia chilena” en que “no se ha respetado nunca la presunción de inocencia” y donde “han convergido enemigos declarados de la Iglesia (Masones y liberales) y más de algún eclesiástico que no comparte la línea del Padre Karadima”.

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Lectura de Foto: Tomislav Koljatic

Valenzuela Abarca, quien se desempeña en Talca, envió también en agosto de 2010 un texto de cinco páginas a la Santa Sede en la que relata que “la parte acusadora en lo civil logró, a través de una presión mediática inédita y usada maliciosamente, instalar un clima de pánico ante la posibilidad de ser acusado de obstrucción a la justicia o complicidad. Si me permite, tengo la impresión de que, con la amenaza y el miedo se logró gatillar una suerte de estampida que ha causado mucho daño, muchas reacciones irracionales y desmedidas. La necesaria actitud de conversión, colaboración y transparencia que nos ha pedido el Santo Padre, se ha confundido gravemente con acciones inconcebibles, como el hecho de que un sacerdote acuse a otro en materias no constitutivas de delito ni falta ante la justicia civil y sean publicadas ampliamente en la prensa sin posibilidad alguna de desmentir”.

Barros Madrid, quien asumió en Osorno este año en medio de la indignación de los feligreses, sostuvo en 2011 ante la jueza Jessica González que “respecto de lo que declara (Juan Carlos) Cruz, (sobre los abusos) no los viví, ni los vi en otros. Hago presente que el padre Fernando es muy afectivo, saluda de beso en la mejilla como un papá”. Cruz, en tanto, ha dicho que Barros fue un encubridor de Karadima.

Arteaga Manieu, que es obispo auxiliar de Santiago, fue quien frenó en junio de 2006 la indagatoria contra Karadima al enviar una carta de tres carillas al primer investigador ecleciástico, Eliseo Escudero, a solicitud de Errázuriz, en que cuestinonó la validez de los testigos que en ese minuto eran sólo Murillo y Hamilton.

Lo irregular es que, siendo cercano al investigado, conocía en detalle lo planteado por los dos denunciantes, de quienes aseguró, según publicó La Tercera, “tenían conflictos vocacionales, profesionales y personales graves y tergiversaban la realidad de la parroquia al mezclar afirmaciones verdaderas con hechos totalmente falsos”.

El cardenal Errázuriz Ossa, en tanto, tal como publicó The Clinic Online, en junio de 2006, cuando ya estaba al tanto de las denuncias, siguió dirigiéndose en términos elogiosos a Karadima.

En esa fecha, le escribió una carta al aún párroco de El Bosque en que además de compararlo con la virgen María, lo instaba a disfrazar ante los feligreses las verdaderas razones de su retiro. “Está en sus manos que nadie considere injustamente que esto es un castigo. Basta con que usted mismo tome la iniciativa y me pida que le confíe pronto la parroquia al P. Juan Esteban. Entonces usted podrá decir a quien quiera escucharlo, más o menos lo siguiente: ‘En la diócesis se está introduciendo la costumbre de cambiar a los curas párrocos cada 10 ó 12 años. Yo llevo 22 años y ya cumplí mis 75 años de edad’”.

En 2010, en tanto, le escribió a Diego Ossa respecto del pago a Óscar Osbén quien lo acusaba de abuso sexual. “Seguramente recuerdas mi proposición para hacer más verosímil tu versión: que el dinero entregado era una obra de misericordia, y no una medida para acallar a un denunciante”, escribe Errázuriz en la carta que lleva el logo del Arzobispado de Santiago y su firma al final con un lápiz de color azul.

¿QUÉ PASÓ TRAS LA REUNIÓN?
cardenal errázuriz

El 17 de junio de 2010, a días de la cumbre de Errázuriz con cuatro obispos defensores de Karadima y Goic, que se realizó en completo hermetismo, Errázuriz remitió los antecedentes de la investigación de Karadima al vacticano.

Se indagaron tres delitos: 1) abuso de menores. 2) otros delitos contra el sexto mandamiento del Decálogo tipificados en el mismo canon, de violación del sigilo sacramental. 3) otros comportamientos delictuosos, cometidos tanto en el ejercicio del ministerio de cura de almas como en la administración patrimonial.

El fallo contra del sacerdote se firmó el 10 de noviembre de ese mismo año.

El cargo más fuerte que se le imputó, y que Errázuriz a puertas cerradas, según la minuta a la que tuvo acceso The Clinic Online, seguía poniendo en duda a fines de mayo de 2010, fue el de abuso sexual a menores. No uno, como admitió el Cardenal, sino varios.

La Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, a diferencia de Errázuriz que no creyó en las acusaciones, ratificó la verosimilitud de los relatos de las víctimas que “muestran de modo inequívoco que el Reverendo Fernando Karadima Fariña es culpable del delito de abuso de menores. Tal vez hay dudas sobre el hecho que el denunciante Fernando José Battle Lathrop fuese menor de edad en el momento en el cual fue víctima de acciones delictuosas por parte del imputado, sin embargo, en relación a la pena (…) equipara la violencia a la minoría de edad, pero además de él hay otros menores edad víctimas de tales acciones, tales como Juan Luis Edwards Velasco, Luis Antonio Lira Campino y otros, que han dado su propio testimonio al Cardenal Arzobispo”.

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