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Nacional

3 de Noviembre de 2015

Economista Klaus Schmidt-Hebbel: “Si las drogas fueran legales la delincuencia descendería”

Sobre la fiscalización en torno al consumo en los jóvenes, el académico lanzó que "no hay cojones en este país y ahí son iguales los gobiernos de derecha o de izquierda: no hay voluntad política para controlar el acceso de los jóvenes a drogas legales o ilegales. Tenemos que ser impopulares y poner Carabineros en las botillerías. Pedir el carnet y que demuestren más de 18 años. Creo que se parte por ahí".

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El economista y académico Klaus Schmidt-Hebbel abordó la política de drogas que debe regir en Chile, todo esto en momentos en que se discute la despenalización del autocultivo de la marihuana para fines recreativos y terapéuticos.

“La guerra contra el narcotráfico se perdió”, afirmó de entrada el ingeniero comercial, al mismo tiempo que indica que el Gobierno debiera evaluar seriamente legalizar la cannabis ya que se podrían reducir los delitos en torno a este tema.

En conversación con La Tercera Schmidt-Hebbel asegura que la dura lucha asumió dar contra la delincuencia “en todas sus dimensiones” y las drogas se deben a que “fui víctima de uno de los peores crímenes: el homicidio de mi hijo Diego, que fue asesinado por María del Pilar Pérez hace siete años. Esto implicó que renunciara mi trabajo de economista jefe de la OCDE para hacerme partícipe del juicio por el asesinato”, para posteriormente involucrarse en asuntos delinctuales de toda índole.

Lamentablemente el diagnóstico del académico es tajante y categórico: “No importa si está (Michelle) Bachelet o (Sebastián) Piñera: esta guerra, por definición, no se puede ganar. Y no se puede porque son muy grandes los recursos involucrados en el narcotráfico, ya que siempre van a haber precios altísimos en los mercados que van a ser pagados en barrios acomodados o en nuestras poblaciones. Por eso se propone la legalización desde las drogas más blandas a las más duras, pero por etapas. Nos hemos damos cuenta que la ilegalidad es el campo más fértil para que aparezca el narcotráfico. No sólo se cometen delitos al traficar, sino que la ejecución de esas acciones deriva en otros ilícitos. Si las drogas fueran legales, no existiría este efecto y la delincuencia descendería”.

Schmidt-Hebbel plantea que si se legalizan ciertas drogras “a las bandas se les acaba el negocio” y la cadena de delitos que se producen para conseguir esta droga se destruye como un montón de piezas del dominó: “Al no existir esa base económica, tampoco delinquen por otros motivos y deben emplearse en otras cosas. El negocio principal del narcotráfico violento se acabaría y eso lleva a que no atraigan a nuevos jóvenes a la actividad”.

El empresario precisa que debe existir un sistema de impuestos a las drogas. “Por ejemplo, por cada ‘pito’ de marihuana se cobran $ 600. Pagas $ 400 y $ 200 se van al productor. No deben ser impuestos altísimos, pues eso favorece el contrabando y el mercado negro, como ocurre con el tabaco. Estimamos que la recaudación sería en torno al 0,2% del PIB (US$ 250 mil millones en el PIB nacional). Serían unos US$ 500 millones que podríamos poner en Senda (Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol) u otras entidad para prevenir y educación”.

En otros pasajes de la entrevista el académico advierte que simplemente su postura es plantear “una estrategia para llegar a un acuerdo internacional, como sucede en Colombia, Guatemala y México, que están promoviendo una revisión de la política de drogas y legalizar algunas. ¿Cuáles? No lo sé en detalle, eso lo deben ver los médicos. Las sustancias más dañinas no se pueden legalizar: no podemos hacerlo con el crack ni la pasta base. No sé la cocaína, pero el LSD sí se puede legalizar y la marihuana también. Esto, porque hay un puntaje promedio de daño que no es tan alto en esos dos casos”.

En cuanto al consumo de los menores de edad, Schmidt-Hebbel explicó que aquí toda la despenalización tiene que “ir de la mano de planes de prevención, educación y represión de consumo de los adolescentes. Recordemos que Chile es récord mundial en consumo de cocaína y sus derivados en la población joven”.

Sobre la fiscalización en torno al abuso en los jóvenes, el académico lanzó que “no hay cojones en este país y ahí son iguales los gobiernos de derecha o de izquierda: no hay voluntad política para controlar el acceso de los jóvenes a drogas legales o ilegales. Tenemos que ser impopulares y poner Carabineros en las botillerías. Pedir el carnet y que demuestren más de 18 años. Creo que se parte por ahí”.

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