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Opinión

13 de Noviembre de 2015

Jorge Bofill, abogado de Cheyre en caso Caravana: “Se está tratando de juzgar al comandante en jefe del Nunca Más”

El penalista asegura que los testimonios a los que la PDI le otorga verosimilitud y que implican a Cheyre en torturas en 1973, no corresponden a la realidad. “Que lo hayan visto ejerciendo labores o mando sobre los detenidos, no es cierto. Que lo hayan visto golpeando o interrogando gente, no es cierto. Que lo hayan supuestamente visto formando parte de la sección de inteligencia, tampoco es verdad”, apunta.

Pablo Basadre
Pablo Basadre
Por

JORGE BOFILL

Un informe de la Policía de Investigaciones, fechado en mayo de 2015, recogió siete testimonios en el marco de la investigación del caso Caravana de la Muerte, episodio La Serena. Las declaraciones de ese documento apuntan a la responsabilidad directa del ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, en torturas en el entonces Regimiento Arica.

El texto incluye la conclusión del oficial a cargo de las diligencias y establece que existe “bastante veracidad” en lo planteado por las víctimas.

El abogado penalista, Jorge Bofill, decidió asumir la defensa de Cheyre. En entrevista con este medio, afirma que está convencido que muchos de los testimonios que están en la causa que tramita la ministra en visita Patricia González son falsos y advierte que los temas de Derechos Humanos deben tratarse con el máximo de respeto.

“Más que la persona, lo que se está tratando de juzgar es al Comandante en Jefe del Ejército del Nunca Más”, comenta Bofill en una de las oficinas del estudio de abogados que comparte con el ex director del Servicio de Impuestos Internos, Ricardo Escobar.

¿Cuál es el análisis que usted ha hecho del informe de la Policía de Investigaciones que recoge una serie de testimonios de supuestas víctimas del ex general Juan Emilio Cheyre cuando estaba en el regimiento de La Serena?
Quiero aclarar que la única razón por la cual voy hacer comentarios de un informe de la PDI, es porque ya circuló públicamente el texto. Creo que en general los contenidos de la declaraciones hay que discutirlos donde corresponde, que es en el tribunal y no públicamente. En el informe es importante leer qué de lo que dicen los testigos o de las personas que aparecen como testigos y que son interrogadas por el policía, sirve de base para las conclusiones a las que llega el funcionario en la parte final, que es donde establece sus conclusiones. Cuando uno lee una cosa y la otra, la respuesta es ninguna. Es decir, no hay ninguna conexión entre los testimonios de las personas que son entrevistadas en el informe y las conclusiones que saca el policía.

¿Por ejemplo?
Se concluye que la razón por la cual los testigos logran identificar al entonces teniente Juan Emilio Cheyre, como alguien con mando o decisión respecto de los detenidos que estaban en el regimiento de La Serena, se debe a que éste realizaba labores gubernamentales junto con el coronel (Ariosto) Lapostol antes del 11 de septiembre de 1973. Eso es un desliz freudiano de alguien que construye la historia expost y no exantes, porque como todos sabemos en este país, ni el coronel Lapostol ni el teniente Cheyre cumplieron una labor gubernamental antes del golpe militar del día 11 de septiembre de 1973. Por lo tanto, ahí hay un error manifiesto. Y luego, lo que él hace, es invocar antecedentes que no forman parte del expediente de la investigación y concluye que lo anterior tiene sentido o es muy verosímil porque en el regimiento de La Serena habían quedado muy pocos oficiales, dado que una parte de ellos se había trasladado a Santiago a formar parte de las labores militares que tuvieron ocasión por el golpe militar. Y luego dice que, entre los que se quedaron, uno de los oficiales más antiguos era Juan Emilio Cheyre. Bueno, Juan Emilio Cheyre tenía 25 años, era un simple teniente en el regimiento, por lo tanto, no tenía ningún mando y por lo mismo la conclusión a la que llega el policía es completamente voluntarista. Sumada las dos cosas, lo único que uno puede concluir es que acá hay una forma sesgada de mirar los hechos.

¿Qué le ha dicho su cliente respecto de su participación en Consejos de Guerra?
No le puedo contar las cosas que Juan Emilio Cheyre me ha dicho a mi porque están cubiertas por el secreto profesional, pero el teniente Cheyre, que era uno de los oficiales con menor rango dentro del regimiento, efectivamente tuvo que participar en algunos consejos de guerra en la época. Pero, curiosamente, algunos de los testigos que lo identifican en los consejos de guerra intentan magnificar la participación del teniente Cheyre en esto. Siendo cierto que él intervino en consejos de guerra, porque era designado para tales efectos, se trataba de una orden que él recibía, siempre era el oficial más joven y nunca presidió un consejo de guerra.

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Pero participó en consejos de guerra donde se condenó a personas.
Sí, era parte de la función militar que tenía que cumplir como teniente.

¿Cómo explica que en el informe de la Policía de Investigaciones haya al menos siete testigos que lo sitúan en el regimiento de La Serena, dando órdenes y acusándolo incluso de golpear a prisioneros? ¿Cuán verosímil son para usted estos testimonios?
Primero, quiero aclararle que considero que esta es una materia extraordinariamente sensible. Cuando estamos hablando de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar, hay que hacerlo con la mayor sensibilidad posible y yo trato de hacerlo de esa manera. Tengo el mayor respeto y le atribuyo la mayor importancia que se le pueda dar a los derechos humanos. Por lo tanto, hay que acercarse con mucho cuidado cuando se trata de los testimonios de personas que han sido eventualmente víctimas de abusos o que fueron víctimas de abusos durante la dictadura. Dicho eso, yo también tengo que preocuparme por los derechos procesales del inculpado Juan Emilio Cheyre en este proceso, porque también tengo que obrar por el respeto de los mismos y para esos efectos tengo que analizar los testimonios en su mérito en lo que se refiere a la supuesta participación de Cheyre.

Y agrega: “Quiero decirle otra cosa antes. Juan Emilio Cheyre en la época no sólo era un joven teniente, sino que además no tenía mando ni tropa. A partir del 11 de septiembre de 1973 cumplía funciones administrativas en la Intendencia. No es raro que lo hayan visto en el regimiento porque él concurría temprano en la mañana al izamiento de la bandera, él iba a la oficina del ayudante del comandante que estaba en el segundo piso. Él iba a retirar los documentos y luego se trasladaba a la intendencia provincial. Y muchas veces tuvo que salir fuera de la ciudad. Eso era lo que él hacía dentro del regimiento. Por lo tanto, que alguien lo haya podido ver, es cierto. Que lo hayan visto ejerciendo labores o mando sobre los detenidos, no es cierto. Que lo hayan visto golpeando o interrogando gente, no es cierto. Que lo hayan supuestamente visto formando parte de la sección de inteligencia, tampoco es verdad”.

¿O dando una orden para que torturaran a una persona?
O dando una orden en ese sentido, tampoco es verdad. Ahora, como dije anteriormente, yo para los efectos de tomar la defensa del ex comandante en jefe del Ejército, entre otras cosas, estudié el expediente porque necesito formarme una opinión sobre todo en un tema tan sensible como este. Y lo que uno comprueba es que en esta materia se ha pronunciado la misma ministra en visita, la Corte de Apelaciones de Santiago, los policías que durante años formaron parte del equipo investigador de los abusos en materia de derechos humanos y los policías que estuvieron a cargo de esas investigaciones. Y todos ellos concluyen que el entonces teniente Cheyre no tuvo participación en ninguno de los hechos constitutivos de violación a los derechos humanos. Pero, además, hay un dato adicional que es relevante: Juan Emilio Cheyre fue comandante en jefe del Ejército y esa institución no se puede dar el lujo de tener un comandante en jefe que haya sido violador de derechos humanos.

¿Cuál es su conclusión respecto a los testigos que lo denuncian?
Revisando los testimonios ¿con qué me encuentro? Con que no hay dos testigos que dicen lo mismo respecto de la actuación de Juan Emilio Cheyre, y son puras declaraciones -por así decirlo- salpicadas que lo sitúan haciendo cosas distintas. En segundo lugar: ponen en su forma de actuar y de hablar formas de expresarse que todo el mundo que lo conoce sostiene que no es verdadera. Juan Emilio Cheyre es un caballero, jamás dice un garabato. Todos estos testigos que no lo conocen, demuestran que no lo conocen al sostener que él se expresaba de una manera muy soez, con mucha violencia verbal y con garabatos. Todos los testigos van variando sus declaraciones, van desmintiendo sus versiones anteriores de una manera importante.

¿Eso qué significa?
Cuando tenemos testigos que se contradicen entre sí, que desmienten sus declaraciones anteriores, cuando un marido y una mujer prestan declaraciones contradictorias, cuando alguien inventa derechamente una historia como esto de haber visto desde la entrada del regimiento lo que hacía eventualmente una persona dentro del servicio de inteligencia, la única conclusión posible es que todos estos testimonios, son inventados al menos en lo que respecta a Juan Emilio Cheyre. Muchas de ellos son personas que reconocen que declaran por primera vez en materias de derechos humanos, es decir, cuarenta o cuarenta y tantos años después aparecen versiones de lo que habría ocurrido. Y uno se pregunta qué pasó que las comisiones Rettig y Valech no lograron identificarlos si estas personas relatan hechos horribles como víctimas de los mismos.

¿Cuál cree usted que es el afán de este grupo de personas que están hoy día en un proceso y en un informe de la PDI, que es una institución que ha trabajado históricamente estos casos? ¿Por qué se reúnen y, supuestamente, según usted, inventan testimonios para perjudicar a su cliente?
A mí no me consta y ni he sostenido que ellos se hayan reunido para esto. Tampoco tengo claro que entre todos ellos haya un propósito común y que se conozcan. La verdad es que el único denominador común que yo encuentro en este proceso es que todos estos testigos, o así llamados testigos, son personas que fueron identificadas no por los informes Rettig o Valech sino que por el abogado querellante Cristián Cruz y él es el que ha propuesto su declaración a la ministra en visita.

¿Cree que es gente que ha sido manipulada por el abogado Cruz?
No puedo asegurar cosas que no me constan, pero sí puedo asegurarle que todos estos testimonios han sido ofrecidos por el abogado Cruz de una manera u otra. De hecho, algunos de ellos han prestado declaraciones extrajudiciales que han sido acompañadas por el propio abogado Cruz y que después resultan completamente desmentidas cuando ellos declaran en el tribunal. Cuánta consciencia tenga él de que aquí estamos hablando de testigos que no dicen la verdad, es algo que puede responder él, no lo puedo responder yo. Para mí el único dato concreto es el que le acabo de decir: él es el denominador común de todos estos testimonios.

¿Entonces por qué si la justicia había decidido no dar lugar al procesamiento que el abogado Cruz había solicitado se agregan más testimonios?
Es propio de la investigación del sumario del sistema antiguo que mientras no se cierre el sumario, uno como abogado que participa en el mismo, puede solicitar diligencias de investigación, proponer nuevos testimonios o lo que fuere. Sí, obviamente que es importante, que habiéndose investigado estos hechos por tantos años, tanto la ministra como la Corte de Apelaciones de Santiago, hayan negado el auto de procesamiento ratificando una vez más que el teniente Cheyre de la época no tuvo ninguna intervención en los hechos que lo vinculan en la Caravana de la Muerte de La Serena.

Tomando en cuenta la información que hay en el informe Valech respecto a las torturas en el regimiento de La Serena, ¿cómo puede explicarse que Juan Emilio Cheyre no haya tenido nunca conocimiento de lo que ocurrió en el periodo en el que estuvo en ese regimiento?
Usted está aseverando muchas cosas distintas entre sí respecto a lo que haya podido saber o no el teniente Cheyre o lo que haya hecho el teniente Cheyre. Usted no me ha preguntado a mí si el teniente Cheyre sabía que ocurrían ciertas cosas o si se detenía gente o no…

Se lo pregunto de esa manera. ¿Él ha negado saber, de acuerdo a la información que usted maneja por sus declaraciones judiciales, todo lo que ocurrió en ese periodo en el regimiento de La Serena?
No pues, es imposible negar saber que ocurrieron las cosas que ocurrieron en el regimiento. Pero la pregunta es qué participación tenía el teniente Cheyre en el regimiento. Y la respuesta respecto a la participación del teniente Cheyre es: ninguna. Yo tengo el mayor cuidado en hechos de esta naturaleza para los efectos de hacer aseveraciones respecto de si alguien ha sido o no víctima de torturas o de detenciones o abusos sexuales o incluso de homicidios. Es un dato que en el regimiento de La Serena murió gente; es un dato que la Caravana de la Muerte pasó por ahí y fusiló un grupo de gente importante el 16 de octubre de 1973. Es un dato que en el regimiento de La Serena había gente detenida y hubo gente que fue sometida a interrogatorios y eventualmente a torturas. Yo eso no lo puedo controvertir, lo que no me consta es si cada uno de estos testigos que dicen haber pasado por ese proceso, efectivamente pasaron por ahí, sobre todo aquellos que declaran por primera vez y que no fueron identificados en estos tan detallados informes de la Comisión Valech y en el informe Rettig. Ahora, lo que yo sí sostengo, es que don Juan Emilio Cheyre no tuvo ninguna participación en estos hechos porque sus labores eran labores distintas.

¿Y esas labores no implicaban los hechos que los testigos denuncian?
Todos los testimonios que reconstruyen la historia de lo que ocurrió en el regimiento de La Serena, son unánimes en concluir y en sostener que eran hechos que estaban enmarcados en la actividad de la sección segunda de inteligencia militar. Hay un informe del entonces ministro de Defensa, Jorge Burgos, que fue solicitado por la propia ministra en visita, respecto de si alguna vez Juan Emilio Cheyre participó o no participó, formó parte o tuvo alguna intervención en labores de inteligencia, tanto en el regimiento de La Serena como en su carrera militar. Y la respuesta, luego de la revisión de la ficha personal del señor Cheyre, fue ninguna. Él nunca tuvo formación de inteligencia y nunca formó parte de ninguna sección de inteligencia. Él nunca tuvo participación en los hechos que están en el informe Valech y que están en el expediente y que ocurrieron en el contexto de las actividades del servicio de inteligencia militar del regimiento de La Serena.

Al terminar la entrevista, Bofill dice:
-Lo que yo veo en este proceso, en lo que se refiere a Juan Emilio Cheyre, es un intento por perseguir más que a la persona, a su figura. Todos sabemos en Chile que Juan Emilio Cheyre fue el Comandante en Jefe que pronunció el Nunca Más en una ceremonia que todo el mundo consideró muy importante desde el punto de vista del Estado de Derecho en Chile y de la vigencia de los valores republicanos y él fue el que le devolvió el Ejército de Chile al Estado democrático. Esa es una figura que probablemente personas que están en los extremos de la política, tienen ganas de dañar. Si yo tuviera que especular, porque aquí sólo puedo especular, respecto de qué hay detrás de esta operación en contra de él, yo creo que es eso. Más que la persona, lo que se está tratando de juzgar es al Comandante en Jefe del Ejército del Nunca Más.

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