Nacional
29 de Noviembre de 2015La venganza de Jovino Novoa contra la Nueva Mayoría, explicada por Carlos Peña
"Desde el punto de vista de la integridad política -y mal que pese- el caso Soquimich es peor que el caso Penta. El juicio político debe ser más drástico para los involucrados en el caso Soquimich que para Novoa. ¿Alguien imaginaba que Julio Ponce Lerou, mediante Soquimich, era el financista de la centroizquierda, quien ayudaba a preparar la campaña y financiar sus cuadros intelectuales? Si el juicio político consiste en decidir quién traicionó de modo más flagrante las expectativas que sembró en el electorado, entonces no cabe duda: fueron los mendicantes de la Nueva Mayoría beneficiados por Soquimich", dice una parte del escrito del rector de la UDP.
A través de su habitual columna de opinión en el diario El Mercurio, el abogado Carlos Peña planteó cómo el coronel y hombre fuerte de la UDI, Jovino Novoa se vengó de la Nueva Mayoría tras confesar y reconocer culpabilidad en delitos tributarios para el financiamiento de campañas políticas.
En este camino y considerando que si el derecho acepta casi todos los fines y sólo rechaza los medios empleados para llegar a ellos, Novoa “no sale del todo mal parado”, dijo Peña, a su vez que añadió que “el caso Soquimich es peor que el caso Penta.”
En esta parte de su escrito el columnista apuntó a que en el caso Penta, la empresa encabezada por Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín financió a la UDI, un partido “cuyas ideas coincidían con las suyas. Y los receptores de su generosidad creían en las ideas que Penta les ayudaba a promover. Penta y la UDI, en otras palabras, estaban del mismo lado y ningún observador podría equivocarse en eso”.
Por eso es que el rector de la UDP dejó en evidencia que “el caso Soquimich es exactamente lo contrario. El controlador, Julio Ponce Lerou, financiaba a quienes tenían ideas opuestas a la suya. Los receptores de su generosidad eran severamente críticos de su trayectoria y del origen de su fortuna. Cada uno, donante y mendicante, estaban en un lado distinto. ¿Qué explica que alguien done a sus rivales y estos acepten la donación? Bastante obvio: uno lograba callar la crítica y el otro se dejaba callar”.
“En otras palabras, desde el punto de vista de la integridad política -y mal que pese- el caso Soquimich es peor que el caso Penta. El juicio político debe ser más drástico para los involucrados en el caso Soquimich que para Novoa. ¿Alguien imaginaba que Julio Ponce Lerou, mediante Soquimich, era el financista de la centroizquierda, quien ayudaba a preparar la campaña y financiar sus cuadros intelectuales? Si el juicio político consiste en decidir quién traicionó de modo más flagrante las expectativas que sembró en el electorado, entonces no cabe duda: fueron los mendicantes de la Nueva Mayoría beneficiados por Soquimich”, lanzó categórico en su escrito.
Así, para Peña resulta sumamente delicado analizar los medios para alcanzar los fines antes expuestos: “Tanto el caso Penta, por el que Novoa ha sido condenado, como el caso Soquimich, son estrictamente análogos. En ambos hay emisión de boletas ideológicamente falsas, en consonancia con el donante, a fin de respaldar la obtención de recursos con fines políticos. En ambos casos hay un sujeto que conviene con el donante irregular la entrega de ciertos montos de dinero y emite boletas, o solicita a terceros que las emitan, simulando haber prestado un servicio. Los casos son dos gotas de agua… Lo correcto, entonces, será tratarlos con el mismo rigor”.