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Nacional

29 de Diciembre de 2015

Las claves del éxito del liceo ñuñoíno que desplazó al Instituto Nacional

En la sala de Cuarto Medio, mientras lo profesores enseñan, es escucha a Mozart o Bach. También hay escuelas para padres y los alumnos rotan por las aulas según la materia.

Por

psu

Ya no sorprende que el factor económico sea determinante en Chile a la hora de medir resultados académicos en los exámenes como la Prueba Simce o la PSU. No es novedad entonces la brecha que sigue presente entre ricos y pobres. Pero lo que sí llamó la atención tras la entrega de los puntajes del test que filtra el ingreso a la Educación Superior, fue la irrupción de un liceo de Ñuñoa como el de mejor rendimiento dentro de los establecimientos municipales, desplazando al histórico Instituto Nacional.

El liceo Augusto D’Halmar, ubicado en la tradicional calle Ramón Cruz, promedió 664 puntos en la PSU, 7 más que el emblemático colegio de calle Arturo Prat 33.

Para algunos, la diferencia puede pasar por el hecho de que hubo 61 estudiantes del primero que rindieron la prueba, mientras que en el Nacional fueron 704., pero más allá de esa consideración, un artículo de La Tercera expone las claves que ubicaron a este liceo, que hace 20 años promediaba menos de 450 puntos, como el mejor de todos.

La primera de ellas es que en las salas de clase, mientras los alumnos siguen con atención lo que dicen los educadores, de fondo se escuchan las sinfonías de Bach o Mozart.

Los estudiantes reclaman y solicitan que vuelva la música si es que acaso llega a apagarse el reproductor, recoge La Tercera.

Pero como todo en la vida no es tan absoluto, en los recesos se cambian las melodías de los excelsos compositores por música del gusto de los alumnos de Cuarto Medio.

Otro de los aspectos que permitió al D’Halmar erigirse como el mejor de los municipales es lo que sucede con la aulas donde se repasan las materias. Por ejemplo, explica el director Jaime Andrade, durante la clase de lenguaje, los alumnos reciben la instrucción en una sala especial para esa materia y cuando terminan ese ramo, toman sus cosas y se dirigen a la sala de matemáticas.

“Cada pabellón responde a una especialidad, los estudiantes tienen que ir rotando, como en la universidad. Eso le da variedad al colegio”, relata.

Escuela para padres

Además de la música y las salas especiales el liceo Augusto D’Halmar implementó un especie de escuela para padres.

En ese espacio donde deben concurrir los apoderados, se enseñan los métodos de estudio del colegio, para que de esa manera éstos puedan acompañar a sus hijos en el proceso de aprendizaje.

El alcalde de la comuna Andrés Zarhi, quien reemplazó al renunciado Pedro Sabat, explica que el alto rendimiento de los liceos “es un fenómeno que se viene dando desde hace años por el compromiso de los directores, profesores apoderados y alumnos”.

 

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