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Poder

13 de Marzo de 2016

La respuesta de ME-O al reportaje de La Tercera que lo vincula a empresa brasilera indagada por corrupción

"Chile vive un momento similar al de hace más de 7 años, cuando dos fuerzas desgastadas hicieron todo lo posible por tapar el sol al progresismo. Hoy, en días en que centenares de chilenas y chilenos se inscriben en el PRO llenándonos de nuevos bríos, las mismas fuerzas de siempre recurren a prácticas que creíamos olvidadas para repartirse en partes iguales una cancha con el pasto más seco, con menos público y con dirigentes cuestionados", escribió el presidenciable en su cuenta de facebook.

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marco enriquez ominami meo a1

Luego que La Tercera vinculara al líder del Pro de haber usado un jet privado para su campaña de 2013, pagado de la empresa brasilera OAS, actualmente ligada a la corrupción de Lula en el país más grande de la región, la reacción no tardó en llegar.

Marco Enríquez-Ominami, a través de su cuenta de Facebook, criticó al medio y señaló que “la historia se repite”, porque “Chile vive un momento similar al de hace más de 7 años, cuando dos fuerzas desgastadas hicieron todo lo posible por tapar el sol al progresismo. Hoy, en días en que centenares de chilenas y chilenos se inscriben en el PRO llenándonos de nuevos bríos, las mismas fuerzas de siempre recurren a prácticas que creíamos olvidadas para repartirse en partes iguales una cancha con el pasto más seco, con menos público y con dirigentes cuestionados”.

Aquí la declaración completa

Cuando una noticia falsa, un rumor o una frase sacada de contexto aparece en la prensa, es derecho del aludido de comunicarse con el medio en cuestión para solicitar una rectificación. Cuando esto sucede dos veces en un corto plazo uno puede pensar que hay desprolijidad. A la tercera quizás es coincidencia, mala suerte. Pero a la quinta o a la décima cuesta asumir que no hay mala fe.

Se ha dicho en los últimos meses que pagaba sueldos millonarios por cada día de trabajo a maquilladoras de la campaña, que me financia Chile 21, que la Fundación Progresa tenía contratos con Chile 21 o con el Estado, que preparé una supuesta defensa comunicacional en Uruguay, que recibo dineros de Cuba y Bolivia, que planeo una campaña senatorial, que existió una alerta de arresto la PDI al llegar a Chile, que soy parte de un chat de Whatsapp con imputados, que me he peleado con antiguos colaboradores… Hasta mi abuela, la madre de Carlos, fue sacada de contexto al decir que no quería que fuera Presidente.
Suena descabellado. Parece una locura. La lista suma y sigue y, cuando la imaginación parece llegar a un límite, los quioscos amanecen con otra portada surrealista.

Al mismo tiempo, resulta que dos ministros, dos subsecretarios, dos senadores y dos diputados legislaron para empresas que les dieron dinero. Aparecen facturas del administrador electoral de Sebastián Piñera mientras el director ejecutivo de su canal de televisión fue pagado por empresa estatal privatizada cuando él era senador. La lista es más larga, pero la idea se entiende y no vale la pena profundizar en estas líneas.

La historia se repite. Chile vive un momento similar al de hace más de 7 años, cuando dos fuerzas desgastadas hicieron todo lo posible por tapar el sol al progresismo. Hoy, en días en que centenares de chilenas y chilenos se inscriben en el PRO llenándonos de nuevos bríos, las mismas fuerzas de siempre recurren a prácticas que creíamos olvidadas para repartirse en partes iguales una cancha con el pasto más seco, con menos público y con dirigentes cuestionados.

Han anunciado tantas veces mi muerte política que ya va quedando claro que son ellos los que quieren matarme. Pero mientras más me disparan, más fuerzas gana el progresismo y más gente se suma a este esfuerzo por terminar con el duopolio. La política es sin llorar y así la entendemos. Ser progresista es más difícil que no serlo y es por esto que aquí estamos, construyendo las fuerzas que equilibrarán la balanza. Todas las fuerzas de la historia nos acompañan.

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