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Opinión

13 de Marzo de 2016

María Elena Troncoso, la abuela grafitera que lucha contra el aborto: “Espero que Bachelet pare la matanza”

A sus 74 años, María Elena Troncoso es de armas tomar. El año 2012 la pillaron rayando una publicidad callejera que consideraba inmoral y se hizo conocida como la Abuelita Grafitera. Católica de cuna, está en contra del sexo prematrimonial, de la homosexualidad, de los anticonceptivos y del condón. También tiene una cruzada para que las mujeres se vistan decentes y no provoquen a los hombres que luego se aprovechan de ellas. La semana pasada volvió a ser noticia tras publicar en El Mercurio un desesperado inserto contra la ley de aborto que se discute en el Parlamento. Es el regreso de una de las activistas más extravagantes y beatas de Chile.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

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A fines de noviembre de 2012, María Elena Troncoso bajó por una de las escaleras de la Catedral Metropolitana que da a la calle Bandera y se topó con una publicidad de ropa interior –en un paradero del Transantiago– que la dejó horrorizada: un hombre echado para atrás con una mujer en sostenes y calzones que lo abrazaba por encima de la cintura. “La niñita le colgaba como una araña metida entremedio. Cómo se sujetaba ese angelito. En el fondo era un acto sexual. Atroz”, recuerda aún María Elena. Pero su espanto fue mayor al divisar a un grupo de niños que esperaban un bus y podían ver el afiche cochino. Se armó de valor y salió corriendo a comprar pintura. No le importó cruzar en rojo ni que pudieran atropellarla. “Lo más importante era salvar a los niños de ver esa inmoralidad”, pensó. Cinco minutos después, un joven la grabó con su celular en pleno acto vandálico de tachar el aviso, mientras ella repetía: “Llamen a los carabineros, me da lo mismo irme detenida. Yo feliz de hacer esto. No voy a permitir que a mi Chilito lindo me lo vengan a pervertir y después los niños paguen el pato”. El video se viralizó en horas y María Elena se transformó en la Abuelita Grafitera que limpiaba las calles.

Aprovechando el impulso y el spray sobrante, la mujer recorrió todo Santiago, paradero por paradero, buscando el famoso afiche. También formó un team de abuelas con las que salía a repartir cartas por distintos municipios exigiendo que sacaran el anuncio. Incluso logró reunirse con el dueño de la empresa, Top Underwear, que escuchó sus descargos sin decir nada. Al final, el aviso fue sacado de las calles.

María Elena continuó haciendo activismo, pero en silencio, contra los males que ve en la sociedad.

Divorcio, aborto, gays. Nada se le escapa. Así fue como la semana pasada, en medio de sus labores en el Museo de Ciencia y Tecnología, del que es fundadora y vicepresidenta, y en la Catedral, donde está a cargo de hacer los inventarios, la discusión sobre el aborto bajo las tres causales la trajo de vuelta a la primera plana. Publicó en El Mercurio un inserto pagado dirigido a la presidenta Bachelet, que decía: “Señora Presidenta, en defensa de la vida NO permita que en el gobierno de una mujer en Chile, se apruebe la primera ley de aborto (asesinato a seres humanos). Lo solicita una abuela como usted”.
Tan comprometida está con la causa, que por ahora sólo dará entrevistas en lugares donde nacen guaguas, como en el Hospital San Juan de Dios, donde nos citó.

¿Cómo se le ocurrió publicar ese aviso?
–Fue increíble. Estaba escuchando la radio y comentaron que el día miércoles se discutiría el aborto en el parlamento. Cuando escucho eso, le digo a mi marido: me voy a El Mercurio. No me creerás que justo estaba parada al frente de una oficina del diario. Fue obra de Dios. Y ahí me nació escribirle a la presidenta de abuela a abuela.

¿De dónde sacó plata para el aviso?
–De mis ahorros. No gasto en ropa ni en tintura para el pelo. Mi lema es: la mitad para vivir y un cuarto para ahorrar. Además, te cuento, recién el 30 de mayo le pago a El Mercurio. Y me cobraron un millón contra cuatro que valía, se cuadraron. También publiqué otro en La Cuarta, por recomendación de mi hija, para que llegara a toda la ciudadanía y no se quedara solo en la elite. Y adivina cuándo lo pago en La Cuarta. ¡El 30 de junio! Y ellos me rebajaron a 800. O sea, es 1 millón 800 lo que tengo que pagar de aquí a junio.

¿Ha tenido respuesta de la presidenta Bachelet?
–No he sabido nada, porque soy una humilde ciudadana y ella, pobrecita, está cargada de pega. Pero lo único que espero es que lo lea. Ella paró la publicidad inmoral en las calles, ahora que pare la matanza. Mira, yo lo hago por ella también. Cómo es posible que Bachelet, la primera presidenta mujer en Chile y abuela más encima, quede en la historia como la que aprobó la matanza de seres inocentes. Yo rezo por ella para que cambie de opinión y tome decisiones como madre.

LAS MUJERES PILUCHAS
¿Siempre ha sido católica?
–Nací en el Hospital Parroquial de San Bernardo y ahí mismo me bautizaron. Pero no soy de misa diaria, solo los domingos. Mi guía más que nada es Jesucristo, el único líder en el mundo que murió hecho pedazos. Todos los demás han muerto fantástico. Esto te lo cuento como comentario porque soy cientista política y los tuve que estudiar a concho: Lenin murió llenó de honores, Carlos Marx en su palacio, Mahoma con sus cuatro mujeres.

¿Y Allende cómo murió?
–Chile es el único país en el mundo –nadie lo comenta y es muy triste– en el que dos presidentes de la República se han suicidado: Balmaceda y Allende. No es justo. Llegamos a una etapa en que tenemos que decir “no más”. Pero para eso tenemos que tener valores base. Yo rezo por Salvador Allende –vivía a cuatro cuadras de él–, pero en la UP lo pasé muy mal.

¿Por qué?
–Mi marido pasaba en las colas para conseguirme algo de comida. Perdí al que iba a ser mi tercer hijo y me sacaron el útero. Yo no tenía partido político, mi marido era un simple empleado. Para mí, la UP fue una dictadura. Imagínate, nos querían convertir en lo que es Cuba hoy. Después tuvimos el Golpe, personas que fueron torturadas. Y si vamos a seguir con la idea de matar legalmente, adónde vamos a llegar.

¿Dónde cree que llegaremos?
–Esto del aborto bajo las tres causales será la trampa más grande. Es la de los médicos, que les van a pasar plata y van a matar a cualquier guagua. No podemos permitirlo. Es una ley para asesinar. La verdad es que atraviesan con un bisturí o un cuchillo a un fetito. O lo pudren, no sé lo que le harán, ¿lo quemarán? Sea lo que sea, es asesinato. Ya hemos sufrido, hemos tenido matanzas. Mira los monumentos, el Museo de la Memoria que está aquí al lado. Y esa guagüita, ¿no es a lo mejor un futuro gran líder? ¿Lo estamos eliminando de antes porque sobra? No es justo.

¿Las mujeres no tienen derecho a decidir?
–No es que tengan derecho o no. La mujer nació con útero y un aparato para generar leche, porque tienen una misión: ser madres. Por eso estoy en contra del aborto, porque cómo es posible que las madres se transformen en asesinas. Así como el hombre también tiene una misión. Imagínate que los hombres empezaran a cortarse el pene porque se les ocurrió. No, tenemos que cuidar nuestra ecología. Si está de la moda ecología, ¿por qué no cuidar la ecología en la mujer y el hombre?

¿El aborto es una moda antiecológica?
–Es moda. Y Chile necesita población. Ahora te hablo como política, como cientista política que soy. Chile, en estos momentos, es uno de los países más ricos en recursos naturales, pero somos 17 millones y eso no puede ser. Tenemos que aumentar a unos 25 millones como mínimo. Porque en Europa y otras potencias los están matando antes de nacer, no podemos sumarnos a esa moda. Es choro que Chile esté entre los cinco países que prohíben el aborto, es un lindo ejemplo. No tenemos por qué ser siempre copiones. Un día, acuérdate de mí, entre los chinos y los japoneses nos van a tirar al mar y se van a quedar con el país. Mira cómo están avanzando, un restorán en cada manzana. Tenemos que aumentar nuestra población.

¿Quién influye en esta supuesta moda de abortar?
–El paganismo que está avanzando: divorcio, aborto, no matrimonio, parejas que se aburren. Me toca ver las penas de chiquillos por la situación en que están: que les falló el anticonceptivo, que abortemos. La mujer de repente anda media equivocada. Me lo revela mucho la manera en que se visten. Me he dedicado a mirar harto en la calle.

¿Qué ha visto?
–El 80% andan vestidas a lo hombre. Todas con pantalones, con el pelo corto, como hombres. O sea, el machismo en el mundo sigue triunfando. Y por otro lado, hay una cantidad enorme de mujeres que se visten de manera erotizada para calentar a los hombres. Tú estás maravillosamente linda vestida. Estás con pudor y provocando belleza, pero no calentura. No como las niñitas de hoy que se visten de manera espantosa. Eres un ejemplo.

¿Cómo se visten las niñitas?
–¡Eróticas! Entonces calientan a los muchachos, calientan al pololo, calientan al niño. Estamos en el reino del erotismo. No es que la mujer se tenga que tapar hasta las narices, pero tiene que vestirse de una manera que después no sufra las consecuencias de haberse entregado tan regalada. La mujer de ahora hace que el hombre la vea simplemente como un cuerpo bueno para la cama y la plaza. ¿Acaso no has visto lo que ha pasado en el parque Forestal, las verdaderas orgías que se arman? Por eso a algunas las terminan violando, porque se visten para provocar a los hombres. Hay que partir porque vistamos a la niñita para que no tiente a los hombres, que lo único que hacen es tratar de aprovecharse de ella.

¿Cree que si violan a una mujer en la calle es por culpa de cómo anda vestida? No tiene nada que ver.
–No es culpa de la mujer, es una cultura. En estos momentos, las niñitas van a comprar al mall y solo les venden ropa para andar casi piluchas. Tanto que a veces les digo a mis nietas “pero cómo andan vestidas así, andan tentando a los niños, después no reclamen”. Y me dicen “pero Nené, es lo único que encontramos”. En cambio, los hombres lindos todos tapaditos.

Pero la mujer puede vestirse como quiera.
–Lo que quieras. Pero la mujer no puede dejar de lavarse los dientes, no puede pasarse la luz roja cuando anda en auto. Hay normas básicas. Y la primera es cuidarnos. Por otro lado, las niñitas se ponen a pololear y a la cama altiro. El sexo hoy prácticamente se está prostituyendo. A mis nietas siempre les digo: pónganse un corcho espiritual en el traste para que los chiquillos las vean por lo que valen. Y a mis nietos que se pongan su elastiquito bien apretado en el pene.

¿Qué hay de malo en el sexo?
–Es precioso el sexo. Es como si me preguntaras qué tiene de malo comer. Es espectacular. Qué cosa más rica. Pero, ojo, la gula en realidad te termina reventando. Y este erotismo descontrolado está haciendo sufrir mucho a las mujeres. Tienen que estar tomando anticonceptivos como quien se toma el remedio de la mañana o se lava los dientes. Es muy injusto.

¿Está en contra de los anticonceptivos?
–Por supuesto. Es un gran negocio de empresas que ganan fortunas.

Pero si está en contra del aborto, ¿cómo se debe cuidar una mujer para no ser madre?
–Bueno, con mi marido lo hicimos. Mi método era el del termómetro, en que tú tienes muy poquitos días sin tener relaciones. Nos cuidamos por varios años así y ningún problema. Era muy divertido porque hasta me ponía una camisita bien tapadita cuando no se podía. Pero cuando estaba de chipe libre, uy, el baby doll, ¡ja, ja, ja! Fue entretenido.

¿Y qué piensa del condón?
–Ah, patudos, frescos. Jamás tendría relaciones con un hombre con una goma entremedio. Qué espanto usar condón. ¿Te gustaría con una goma ahí dentro? No po, a mí me gusta piel-piel.

Pero el condón cuida de enfermedades de transmisión sexual.
–Pero tú lo estás diciendo: enfermedades. Y lo normal no es por enfermedades. Los lindos preciosos se lo ponen por llevarse una aliviada. Me da una rabia, la pobre niñita tiene que meterse una goma ahí dentro. No, muy injusto. El sexo siempre es maravilloso, pero el sexo equilibrado, el sexo normal, el sexo con respeto.

¿Cuál es el sexo normal?
–Tú sabes que soy católica. El acto sexual se tiene que dar cuando te han prometido un compromiso para toda la vida. El sexo debe ser con pudor y castidad antes del matrimonio. Pero pasa que, en estos momentos, el sexo es como comer chicle.

O sea, es de la idea de llegar vírgenes al matrimonio.
–Ay, sí. Es muy lindo. Y te voy a contar algo muy especial. Yo me casé de 23 años, virgen. Y mi marido tenía 27 años y era casto. Y te puedo decir que lo pasamos bomba. No hay nada mejor que aprender las primeras letras juntitos los dos. No me encontré con un gallo experto ni lleno de experiencia, y yo una pobre angelita ahí, ignorante, no po. Fue lindo.

¿Cómo lo hacía antes de casarse para no caer en la tentación?
–Fui bien polola desde los doce años, pero no me tocaban un dedo. El primer beso en mi boca lo tenía que recibir de mi novio, con anillo y argollas para ser mi marido. El que se ponía medio tirado al dulce, simplemente yo despacito para atrás, y cuando se me ponían muy cargosos los pateaba. Cuando tienes principios no te sientes esclava. Me da rabia, porque mucho de lo que estamos viendo ahora demuestra el gran triunfo que ha tenido el machismo. Qué feminismo. Olvídate.

¿Qué piensa del feminismo?
–Me da pena, porque para sentirse importantes las mujeres imitan a los hombres. Las respeto, pero siento una pena enorme de que no sean ecológicas. Porque todo esto está mal: ¿querer matar al fetito? No, por Dios. Además que no tienen por qué tratar de ser choras como hombres. Pueden ser choras pero siendo bien mujer.

ABUELITAS Y GAYS
¿Qué pasó con el grupo de Abuelas Evangelizadoras con las que salía a hacer activismo?
–No nos vemos tanto. Algunas ya se han ido. Estamos en una etapa con muchos achaques y enfermedades, por lo que me cuesta conseguir el apoyo. Y pasa que yo estoy muy activa, demasiado activa, y ellas tranquilas. Sí, pues, si sobrepasan los ochenta. Pero con el grupo de abuelas que se formó íbamos a las empresas para que saquen su publicidad pornográfica. Y eso fue, justamente, para limpiar la ciudad.

Eran como una guerrilla.
–No es guerrilla, es con cariño. Los guerrilleros no quieren a los que están atacando. Yo los quiero. Yo quiero a mis compatriotas comunistas y de ultraderecha. Lucho contra las influencias que a ellos los hacen actuar mal.

Hay gente que la ha visto rayando afiches del Acuerdo de Vida en Pareja.
–Tengo mis ideas. Hay una cosa que me ha dolido mucho y es que en mi familia hemos sufrido dos experiencias patéticas con homosexuales. Los respeto mucho, pero me produce una pena muy grande que ellos no hayan sabido aprovechar la ecología de su sexo.

¿Por qué?
–Es como cambiar las peras y transformarlas en manzanas: vamos a perder la calidad de las vitaminas de la pera. La naturaleza del hombre es nacer con pene y testículos para usarlos. Te voy a contar más. En Chile y en el mundo siempre ha habido homosexualismo, pero yo me pregunto si no habrá una campaña institucional para que haya homosexuales y así no aumentar la población. ¿Por qué la Unión Soviética eliminaba a los homosexuales? En Cuba están prohibidos. Y en Chile el Movilh los propicia.

¿Es de la idea de suprimir a los homosexuales?
–No se trata de eso. Simplemente, ¿no será para que Chile no aumente su población y así el cobre y el hierro se vayan para las potencias? Te lo digo como cientista política, porque me nace la inquietud.

No tiene que ver una cosa con la otra.
–Hay un estudio. Soy una biblioteca del tema, porque como lo sufrimos en familia, pero el 99,5% de los homosexuales han sido inducidos por otra persona. No es genético. Por supuesto, esos estudios nadie los publica. Te voy a contar algo increíble. Cuando voy por las calles, separo a las parejas que van de la mano como homosexuales.

¿Cómo las separa?
–Me meto entremedio. Nunca se han enojado.

¿Qué les dice?
–A uno le dije “tú tienes un pene y un par de testículos, eres hombre, ocúpalos”. Y a las lesbianas también. La otra vez iba en mi cacharrito con mi marido por el barrio Brasil. Y en una esquina había dos niñitas, de 15 y 16 años, besándose en una despedida pero de teleserie. “Para, para, para”, le grité. Y me tiré del auto.

Quedó espantada…
–Más que espantada. Las miré y les dije: “Niñitas, les voy a hablar como si fueran mis nietas. Ustedes son mujeres”. Una arrancó y quedó la otra. “Y usted, qué se mete”, me dijo enojada. “Porque te quiero, porque te veo jovencita, porque estás partiendo en la vida y no te estás aprovechando con lo que Dios te mandó a hacer”. “¿Y qué le importa a usted?”. “Me importa mucho, quiero que seas feliz”. Se puso a llorar. “Señora”, me dijo, “estoy desesperada. Es ella la que me obligó. Señora, en mi casa mis padres no saben qué hacer conmigo. Mis hermanos no me hablan. Pero ella me domina”. ¿No encuentras que fue Dios quien me metió ahí?

¿Quién tiene la culpa de todo lo que nos pasa?
–El erotismo. En broma, digo que estamos en el siglo del traste y la pechuga. Mira la televisión. Las teleseries, para poder vender, muestran altiro la cama. Se me ocurren tantas ideas para darle al canal nacional.

¿Cómo qué?
–Podrían dar películas históricas como “Lo que el viento se llevó” o “La novicia rebelde”, preciosas. Una al día y tendrían rating total. O entrevistar a la gente de la calle, como los quiosqueros o el señor lustrabotas. O enseñarles oficios a los niños. Pero no mostrar mujeres piluchas que son ejemplo de paganismo y nada más. Está bueno ya.

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