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LA CARNE

12 de Septiembre de 2016

La columna hot de Carolina Errázuriz Mackenna: Collar

A veces mi lengua se retorcía entre medio de la argolla y otras su verga entraba en la argolla para luego terminar en mi boca que ardía. Eso fue para empezar. Luego me montó sin piedad agarrando la correa fuerte entre sus manos.

Por

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Recibí hace unos días un mensaje…”Te compré un collar hermoso”. Quedé temblando, sabía que la compra no provenía de una joyería, ni de una tienda de accesorios. El producto tenía que venir de un sex shop o a lo más de una tienda gótica. Apareció de golpe en mi cabeza la última película porno que vimos juntos y me dolió la entrepierna: ahí las chicas usaban “esos” collares. Estuve días esperando que llegara mi regalo, hasta que una noche él llamó. Se dejó caer en mi casa y pese a mi ansiedad, pasó mucho rato sin mencionáramos el tema. Él estaba vestido y yo sólo con calzones en la cama.

“Cierra los ojos”, me dijo con tono cabrón. El corazón se me salía por la boca, los pezones se me pusieron duros y me volví ciega. Me levantó un poco la cabeza, me puso el collar que cerró con un gran broche y me obligó a tocarlo. Sentí el cuero, las puntas a los lados, el grosor, dos cadenas delgadas que salían del frente y había argolla en el medio. Una argolla donde cabía perfectamente mi lengua. No abrí los ojos y escuché cómo sacaba de su pantalón una cadena que ató a la argolla. Me tiró la primera vez hacia la verga que salía de su pantalón y comencé a comerla tal como él me pedía… Hasta el fondo, con la lengua afuera, tragándola, casi hasta terminar ahogada y mientras más lo hacía más saliva salía de mi boca… Mucha saliva, arcadas, sudor… Igual que las chicas de la película. A veces mi lengua se retorcía entre medio de la argolla y otras su verga entraba en la argolla para luego terminar en mi boca que ardía. Eso fue para empezar. Luego me montó sin piedad agarrando la correa fuerte entre sus manos… Me asfixiaba y volvía a embestir…Terminé en cuatro en la alfombra mientras él de pie iba dominando cada vez mejor la cadena. Él, como siempre hablaba, sólo que esta vez sus palabras eran más duras y más sucias. Entraba y salía de mi y como nunca sudaba…No se cansaba, tampoco yo…Hasta que su leche saltó sobre mi boca, el cuello y las pechugas. Se echó en el suelo a mi lado, descansó y cuando por fin me liberó, me puso de espaldas y comenzó lentamente a pasar el collar por mi espalda, mi entrepierna abierta y suavemente clavaba las puntas de la correa en mi culo… Sentía las cadenas, el cuero… Así estuvimos mucho rato, algunas veces hundía las puntas fuerte, otras apenas las sentía, otras el collar se transformaba en una correa que daba pequeños latigazos… Al principio él sólo miraba, y yo me retorcía, hasta que el duro collar se transformó el lengua y comenzó a lamer… Recién ahí abrí los ojos y volví. Sin llorar, dijo. Y se fue llevando en el bolsillo el maldito collar y su cadena de perra.

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#collar#culo#pezones

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