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Nacional

19 de Octubre de 2016

Denuncian graves negligencias en el Sótero del Río: desahuciaron a paciente incorrectamente dos veces en un solo mes

Aunque Manuel Avendaño Sepúlveda salió bien de una operación en la que le extirparon un tumor el 8 de julio pasado, hoy cumple más de tres meses internado en la Unidad de Pacientes Críticos (UPC), habiendo sido diagnosticado con infarto cerebral completo en una oportunidad y en estado vegetativo en otra. La familia consiguió con un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de San Miguel que no fuera trasladado a otro recinto unilateralmente, denunciando diversas irregularidades en su atención, las que llevaron al paciente a un estado crítico y donde vulneraron su derecho a la vida y el reconocimiento de su dignidad.

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Hospital-Sótero-del-Río Arquibus
Foto: Arquibus

Ilegal y arbitrario. Así calificó la Corte de Apelaciones de San Miguel el intento del Hospital Sótero del Río de trasladar unilateralmente a un paciente de la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) de ese recinto hacia el Hospital de San José de Maipo, que se mantiene hace tres meses internado luego de diversas negligencias que complicaron su estado de salud después de la extracción de un tumor de hipófisis.

Así lo señaló la sentencia del pasado 7 de octubre del tribunal de alzada, que acogió un recurso de protección presentado por Manuel Avendaño Toledo en favor de su padre, alegando que la decisión del centro hospitalario vulneraba su derecho a la vida, respeto a su honra y reconocimiento de su dignidad.

Una sentencia que le dio razón a una familia que denuncia numerosas negligencias cometidas hacia un paciente que fue diagnosticado con el cerebro infartado en dos oportunidades, que según los médicos estaba en estado vegetal y que luego se recuperó milagrosamente, y que según Fonasa no era sujeto de neurorehabilitación, pero que iba a ser trasladado de centro asistencial para comenzar su recuperación en San José de Maipo.

LAS NEGLIGENCIAS

El fallo de la Corte de San Miguel recoge un Informe Médico de la Unidad de Pacientes Críticos Intermedio donde se establece que Manuel Avendaño fue intervenido el 8 de julio para la extracción de un tumor hipofisiario que le había comenzado a causar problemas de visión en un ojo, sin tener complicaciones clínicas, por el que cuatro días después volvió a la sala de neurocirugía en buen estado.

Su hijo, Manuel Avendaño Toledo, dice que todos los diagnósticos fueron buenos y que el cuerpo médico del recinto incluso les señaló que de continuar de esa manera, el paciente podría ser dado de alta antes de lo estimado inicialmente. A esa altura, comía por la boca, se encontraba estable y podía hablar.

Sin embargo, cuando todo iba en buen camino, la situación cambió de golpe. Dos días después de llegar a la sala de neurocirugía, Avendaño se sonó la nariz y botó un líquido color negro y posteriormente comenzó a tener vómitos explosivos, dolores intensos de cabeza y ya no podía levantarse de la cama.

Los días posteriores el paciente comenzó a perder movilidad y a tener espasmos. Los médicos a cargo, donde ya no estaba el especialista que lo había operado, le practicaron escaners y diagnosticaron que tenía aire en la cabeza, por lo que le aplicaron oxígeno y continuaron con el tratamiento. Sin embargo, Avendaño empeoró y el 19 de julio tuvo que ser trasladado nuevamente a la UCI, diagnosticado ahora con un severo shock séptico e inconsciente.

Tras una semana con ventilación mecánica, apenas resistiendo los exámenes practicados, el doctor Miguel Ángel Díaz -a cargo en ese momento- le señaló a la familia que el cerebro de Manuel estaba infartado y que iba a morir prontamente. Fue desconectado y trasladado a la Unidad de Cuidados Intermedios, donde la familia hizo vigilia toda la noche esperando su fallecimiento. Pero Manuel no murió y al día siguiente, cuando volvió a examinarlo el médico que lo había operado semanas antes, el diagnóstico cambió.

“Nos dijeron que inexplicablemente la situación de su cerebro estaba mejor que el día anterior, que él no tenía todo el cerebro infartado, pero que sí tenía un infarto frontal y otro lateral, y que en esas condiciones, en el mejor de los casos, si lograba sobrevivir, había una posibilidad verdadera de neurorehabilitación”, cuenta el hijo del paciente, estudiante de quinto año de Ingeniería Comercial de la Usach.

Luego de eso, comenzaron a administrarle nuevamente antibióticos y la septicemia fue controlada y superada. Manuel volvió a tener movilidad en sus manos, a presionar los dedos de las manos y a mirar y a responder con los ojos.

Pero el 9 de agosto, con la entrega del informe médico diario de otro profesional a cargo ese día, el doctor Patricio Riquelme, le señalaron a la familia que habían practicado otro escáner al cerebro y que lamentablemente éste arrojaba que todo el cerebro estaba infartado y que Manuel se encontraba en un estado vegetativo.

El mismo Dr. Riquelme, según señala la familia, les informó que dada esa condición la junta de médicos había señalado que no se realizarían nuevas maniobras para reanimarlo o reingresarlo al sector de cuidados intensivos. “Nos dijo además que la familia debía firmar documentos que acreditaban que él había informado todo”, cuenta Avendaño Toledo, agregando que se negaron a firmar hasta hablar con el cirujano que había practicado la primera operación.

Sin embargo, en una reunión con el jefe de la UPC éste habría negado la existencia de esa reunión y habría pedido disculpas a la familia señalando que esto se debía a un “error comunicacional, entre los doctores y la familia”.

Posteriormente, la familia presentó un reclamo formal a través de la OIRS del hospital, la que fue respondida el 30 de agosto por el director del hospital, el doctor Claudio Farah Meza. En la respuesta, Farah señala que solicitó una investigación de tipo administrativa para detectar eventuales fallas, que se estaban realizando todas las atenciones que el paciente necesitaba y que si se requirieran atenciones adicionales, esas serían provistas “en prestadores externos, de acuerdo a las condiciones de su padre”.

“Expresamos nuestras disculpas por los problemas que han pasado como familia. Agradecemos haberse contactado con nosotros, ya que con su aporte podemos evaluar aspectos importantes en relación a la oportunidad y calidad de la atención a nuestros usuarios”, dice la carta.

EL TRASLADO FRUSTRADO

Después de eso, sin embargo, los problemas continuaron dado que el 16 de septiembre, en reunión con una asistente social del hospital, Manuel Avendaño hijo se enteró que se estaba gestionando una cama para su padre en el Hospital San José de Maipo.

Al día siguiente la familia presentó el recurso de protección en la Corte de Apelaciones de San Miguel, que mantiene aún a Avendaño en el Sótero del Río, a pesar de que la respuesta del recinto fue que existían las prestaciones adecuadas tanto en ese centro asistencial como en el de San José de Maipo, porque contaban con las competencias técnicas y humanas requeridas.

Junto a eso, la familia pidió la intervención de Fonasa, pero recibió desde esa repartición una respuesta donde señalan que Avendaño padre “ha recibido atención multiprofesional, terapia kinésica motora y respiratoria” a pesar de que según la condición clínica informada el paciente “no cumple criterio médico para realizar una neurorehabilitación”.

“Yo me pregunto: ¿Una persona don dos accidentes cerebrovasculares, desnutrida severamente, atrofiada muscularmente, no cumple el criterio médico para una rehabilitación? ¿O sea, cuándo lo cumplirá, cuando se muera, cuando ya sea un vegetal?”, dice el hijo del afectado.

Avendaño hijo, además, denuncia que la familia solicitó formalmente las fichas médicas de su padre y se percataron que desde el día 20 de julio hasta el 15 de agosto no hay fichas. “No hay absolutamente nada, desaparecieron. ¿Me van a decir que durante esos días no hubo ningún informe médico, que no se le practicó ningún examen o una revisión? Son justamente los días en que a mi padre lo desconectaron de todo y además nos quisieron hacer firmar un papel porque supuestamente estaba en estado vegetativo. ¿Dónde están esos papeles? Porque aquí no está”, agrega Manuel Avendaño hijo.

Hasta hoy, la familia de Manuel Avendaño sigue peleando porque se le dé un tratamiento digno y profesional hasta que sea trasladado a un centro especial para la rehabilitación neurológica, específicamente a la Clínica Los Coihues. Manuel hijo señala que es lo mínimo luego de la serie de negligencias ocurridas en el hospital, que llevaron a su padre a un estado crítico, al borde de la muerte.

Para eso cuenta hoy con el respaldo del Instituto Nacional de Derechos Humanos, que ayer ofició a la ministra de Salud, Carmen Castillo, para que informe sobre las medidas para resguardar la integridad física, psíquica y moral de Avendaño, la situación de la investigación sumaria al respecto y de la concreción de las entrevistas solicitadas por la familia con el director del hospital.

Además, el INDH pidió informar sobre “medidas que se están llevando a cabo para modificar protocolos, instructivos, normas y/o reglamentos que discriminan a los usuarios, en base a su estado de salud, para que puedan acceder oportunamente a atención de salud pertinente según el nivel de complejidad de su patología, evitando situaciones como la denunciada, las que podrían ser constitutivas de vulneración de derechos”.

“La excesiva burocracia de las instituciones públicas mata a las personas porque no es capaz de distinguir casos urgentes de otros tipos de casos. Por ende, se contradice completamente de la realidad. Vive en un fantasía”, dice Avendaño.

Además, señala que acudirán a la Contraloría para que se fiscalice la situación del Sótero del Río y que acudirán durante esta jornada a una mediación junto con el Consejo de Defensa del Estado (CDE) y representantes del hospital para darle una pronta salida al problema.

“Es un sistema nefasto, que no es capaz de distinguir los casos urgentes, que no es capaz de actuar a la velocidad de la realidad, y eso es algo que la Presidenta y la ministra de Salud saben al haber trabajado en salud y deberían trabajar para mejorar esto”, señala.

Consultado por este tema, hasta el cierre de esta edición el Hospital Sótero del Río no emitió respuestas a las consultas realizadas por este medio.

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