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Mundo

3 de Noviembre de 2016

Carta abierta al cardenal Errázuriz por visita a fundador de movimiento católico peruano acusado de abusos

La persona que firma la misiva relata que la denuncia contra Luis Fernando Figari, por abusos sicológicos y sexuales a su persona, no fue hallada una vez que se cursó. "Ningún miembro de la Iglesia me ha contactado para atender mi caso, o por lo menos escuchar mi versión. Es por esto, Errázuriz, que te invito a hacerlo".

Por

cardenal errázuriz

El sitio peruano lamula.pe da a conocer una carta abierta y dirigida al cardenal y arzobispo emérito de Santiago, Francisco Javier Errázuriz Ossa, a propósito de su visita en Roma a Luis Fernando Figari, fundador del movimiento católico peruano Sodalitium Christianae Vitae, y sobre quien pesan acusaciones de abuso. La misiva, la firma Santiago, quien se reconoce como víctima.

“Figari tiene víctimas. Lo invito Cardenal Errázuriz a leer mi denuncia de abusos psicológicos y sexuales, perpetrados por su “viejo amigo” contra mí. No le será difícil encontrarla y quizás, después de sensibilizarse con ella, quiera extender su caridad cristiana también con nosotros, los árboles talados.

Yo supongo que a usted no le será difícil encontrar mis datos ya que constan en mi denuncia original, de mayo del 2011. La confié, juntamente con mi esperanza por justicia, en las manos del padre Víctor Luis Huapaya Quispe, presidente del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Lima, para que él la envíe al Dicasterio del cual el Sodalicio depende. Dicasterio del que usted fue secretario, justamente en la época durante la cual el Sodalicio negoció ser reconocido como sociedad de vida apostólica laical de derecho pontificio. Dicasterio que ahora es responsable de juzgar el execrable caso de su “viejo amigo”, a quien consuela ahora.

Por alguna razón que escapa a mi entendimiento –pero no a mi imaginación–, el actual secretario de este Dicasterio, José Rodríguez Carballo, no encontró mi denuncia cuando la cúpula de Sodalicio se entrevistó con él. Sin pestañear, la envié nuevamente y guardo con celo mi segundo cargo, esta vez en italiano.

¿Qué pasó con la denuncia original?

No lo sé. Nadie respondió a mis preguntas. Ni siquiera el cardenal Juan Luis Cipriani a quien le escribí una carta pública. En el mundo digital se materializó un documento donde aquellas manos que recibieron mi denuncia, se lavan de culpa junto con las de todos los obispos y arzobispos del Perú. ¿Achacaron a Roma?

Parece que sí, pues mi denuncia desapareció cuando Joseph William Tobin era el secretario del Dicasterio (2010-2012). Y ahora, cinco años más tarde, coincidentemente, es el mismo Tobin quien es nombrado por el papa como Delegado Interventor del Sodalicio. ¿Qué extraviará en este su nuevo oficio? Él afirma en una entrevista: “Me ha pedido la Santa Sede acompañar al Sodalitium Christianae Vitae en un proceso de enfrentar algunos problemas…”.

Me imagino que Figari es uno de esos problemas. ¿O quizás sea yo?

Lo cierto es que, ningún miembro de la Iglesia me ha contactado para atender mi caso, o por lo menos escuchar mi versión. Es por esto, Errázuriz, que te invito a hacerlo. Y espero que puedas explicarme la pasmosa y concreta trama de oscuros personajes que son entrelazados por una etérea denuncia de la que tan solo restan cargos y una llama de esperanza. Llama que permanece encendida gracias a las redes del bien, que hilvanan el combustible que nutre su luz y espanta los esfuerzos que hacen para que caiga en la sombra del olvido.

“Santiago”

P.D.: Como no he encontrado su email, solicito a los amables lectores que compartan esta invitación pública para que le llegue cuanto antes.

El mismo sitio consigna que Errázuriz fue consultado por el diario El Comercio sobre el particular, ante los cual respondió: “Figari es un viejo amigo y que, si el dicho popular dice que del árbol caído hacen todos leña, ‘es más cristiano ayudar al árbol a que se levante’”.

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