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Poder

12 de Diciembre de 2016

Jacqueline Van Rysselberghe, la supernumeraria y polémica presidenta de la UDI

Jaime Bellolio deberá seguir esperando para renovar al gremialismo. La senadora Van Rysselberghe, con el apoyo de los coroneles y el sector más tradicional del partido, le dio una paliza en las primeras elecciones bajo el mecanismo de un militante, un voto. La exalcaldesa de Concepción se coronó así como la primera presidenta mujer del partido más conservador del país. Acá revisamos la trayectoria política de una de las duras de la UDI.

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Jacqueline Van

La inédita elección de la UDI bajo el mecanismo de un militante, un voto tuvo escasa participación de sus militantes. Solo votó el 10% del padrón (6.828 votos).Tras los problemas con el sistema de votación electrónica, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe venció al diputado Jaime Bellolio con el 62,4 % de los votos y gracias el respaldo cerrado de los coroneles y la mayoría de los senadores.

La disputa generacional enfrentó al ala más tradicional del partido, representada por los eternos controladores partidarios -Juan Antonio Coloma, Pablo Longueira y Jovino Novoa-, con el grupo de “los iluminados”, liderados por el diputado Bellolio, que apuntaban a una renovación del gremialismo. Sin embargo, los coroneles se impusieron por lejos y demostraron que aunque ya no estén en la primera línea, su poder sigue inclaudicable, como resultado, la senadora le dio una paliza a Bellolio y su gente.

Se impuso así la psiquiatra de la Universidad de Concepción, de 51 años, casada, 6 hijos, miembro del Opus Dei y heredera de una familia de políticos de la VIII Región: hija de un exdiputado y nieta del exalcalde de Concepción que ejerció por años en dictadura.

La Coca, como le dicen sus cercanos, creció en el fundo familiar en Lonco y estudió en la Alianza Francesa. Comenzó a militar en el movimiento gremialista cuando era estudiante universitaria para oponerse a las tomas que buscaban desestabilizar de alguna forma a la dictadura. En el plebiscito del 1988 participó en la campaña del Sí. En 1989, hizo campaña por Hernán Büchi. Fue concejala y luego alcaldesa de Concepción durante tres periodos e Intendenta de la VIII Región en el gobierno de Sebastián Piñera, cargo al que debió renunciar. Actualmente es senadora por la Bío-Bío Costa y el domingo se coronó como la primera mujer en convertirse en presidenta de los gremialistas. Cambió así el género de quien manda. Y nada más.

Su marca registrada: Las polémicas y el estilo duro

La carrera política de Van Rysselberghe no ha estado exenta de polémicas. Después de finalizar su gestión como alcaldesa en Concepción, se reveló que el municipio quedó con un déficit de 3 mil millones y Contraloría inició una investigación para determinar el destino de los fondos públicos. A raíz de esto, en 2014 enfrentó una querella del Consejo de Defensa del Estado por uso indebido de recursos municipales asociados a la Corporación Semco y el supuesto desvío de fondos para la campaña parlamentaria de su hermano Enrique, además de contrataciones indebidas. Este año la Fiscalía pidió sobreseer algunas aristas del caso y en otras no perseverar. El CDE no estuvo de acuerdo y pidió a la corte de Apelaciones pronunciarse. Pero a fines de noviembre, la justicia sobreseyó a la senadora definitivamente.

Otro de los episodios más bullados, fue en 2011 cuando se vio obligada a renunciar a la Intendencia de la VIII Región. Su eterno rival en la zona, el senador Alejandro Navarro, dio a conocer un audio donde Van Rysselberghe le decía a un grupo de vecinos adherentes suyos, que había engañado a Santiago para hacerlos pasar como damnificados del terremoto del 27-F y que recibieran ayudas del Estado.

La senadora que supo ganarse un lugar entre la élite de su partido, pese a provenir de regiones y ser mujer, se caracteriza por su fuerte perfil conservador y un estilo directo y sin tapujos a la hora de expresar sus opiniones en los denominados temas valóricos. Es una férrea opositora al matrimonio homosexual, la adopción de parejas homoparentales y el aborto en todas sus formas.

Acá algunas de sus frases más incendiarias que provocaron variadas reacciones en redes sociales entre sus adherentes y detractores.

En agosto de 2014, en el diario La Tercera, la senadora aseguró que: “las parejas homosexuales tienen mucho mayores niveles de inestabilidad, tienen mucho mayores niveles de violencia, y se ha visto, además, que los niños que viven con parejas homosexuales también tienen mayores niveles de ansiedad, de inestabilidad laboral cuando son adultos y de una serie de otros factores que llevan a pensar que es mejor que vivan con un referente materno y paterno tradicional”, según ella establecía un polémico estudio de Mark Regnerus, de la Universidad de Texas.

Pocas horas después, el Movilh denunció que el supuesto estudio había sido rechazado por el departamento de Sociología de la Universidad de Texas y condenado por la Asociación Americana de Sociología. También se supo que había sido financiado por grupos religiosos opositores al matrimonio igualitario.

En una entrevista ese mismo año con The Clinic, afirmó sobre el aborto: “Explícale a la mamá que el aborto significa que le van a dilatar el cuello del útero, le van a meter una aspiradora y le van a sacar a esa guagüita que está ahí dentro. Y pregúntale si ella prefiere que muera así descuartizado-porque así es, te entregan pedacitos- o que muera dos o tres horas después de haber nacido, pero en los brazos de su mamá y con dignidad, con el papá, el cura, el pastor…”

Como opositora del proyecto de despenalización de la interrupción del embarazo en tres causales, consultada en radio ADN, a raíz del caso de una menor de 13 año con embarazo inviable, declaró: “Ni por el caso de violación ni por el caso de malformación congénita que sea incompatible con la vida corresponde el aborto, porque es como ponerle un control de calidad a la raza humana (…) En países donde el aborto es permitido hay muy pocos niños con síndrome de down, porque serían eliminados antes de nacer”, desatando otra oleada de criticas, pero fiel a su estilo, ella ni se inmuta.

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