Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

23 de Enero de 2017

Columna de Erick Pohlhammer: Hijo de puta (Fragmento de una novela velada en mi velador)

"Toda vagina es sagrada, sea de monja, mística, santa, santurrona, putinga o putona. Y en belleza es rival de las conchas marinas. ¡Tiene forma de concha! ¿Hay algo feo o malo en una concha? "

Erick Pohlhammer
Erick Pohlhammer
Por

vagina-YT

Mi amada madre es puta. ¿Y qué? A mucha honra. Ese es su trabajo.

Y tengo entendido que sin tanga lo hace requetebien bien. Y desde kínder que las así llamadas ‘educadoras de párvulo’ nos inculcan que hagamos lo que hagamos, lo hagamos bien. Yo hago bien el amor; mi amada madre también. Ella es toda una geisha. La puta pone el poto y gana plata; el árbitro gana plata soplando el pito. Los que no soplan pitos ni ponen el poto andan pato.

Este es un puto sistema, Zulema. O se retira o se adapta a él. Lo importante es sentirse digno y feliz haciendo lo que uno hace, y deshace.

Es decir, no ‘es’ puta. Esa es su pega. “No somos el rol”, afirmó un relator, un coach [ahora a los siúticos les dio con el coaching, es la misma cosa], el otro día en un curso de capacitación: “yo no soy mi trabajo, mi trabajo incesante es descubrir quien soy yo.”

Los futbolistas son futbolistas mientras son futbolistas: dejan de jugar a la pelota ¿y qué son? ¿no son nada? ¿dejan de ser? Yo veo que Claudio Borgi es el mismo, dentro y fuera de la cancha, igual que Jean Beausejour, que se hace un tour cada vez que arranca por el carril izquierdo en procura de ganar raya de fondo. Aparte que “es mino y tiene el poto rico”, dijo una vez una amigo gay que tengo. Yo soy 35% gay: tengo mi lado femenino bien desarrollado, desollado, abollado y deshoyado a mucha honra ¿y qué? Mi nombre es Juan Larraín Galdámez, pero en una plaza un gil me puso Juan de la Vida, “quítate el Larraín y el Galdámez: úsalo sólo para fines laborales y lucrativos”. Yo también soy un puto mecánico de autos, y esta es mi primera novela. Tomé un cursito de escritura creativa por Google Master; no vendo placer sexual, vendo placer vehicular. Trabajo por plata. Igual que vos, que no se te quema el arroz, y que no se te queme el arroz no te hace mejor –ni peor- que mi amada madre y mi amado yo.

Yo me amo sobre todas las cosas, después de Dios. También te amo Sofía/ pero la Virgen María/ te ama más todavía.

Mi amada madre iba a ser enfermera. Mi padre era médico pero murió. Mi madre es de origen humilde. De humilde no tiene na sí. Es orgullosa. Pará en la hilacha. Quisquillosa y cascarrabias. Y muy orgullosa de ser una puta cara. Se la pelean cuicos y flaites. Yo soy su cajero. El Cajero Cachero, me dicen. Mi amada madre igual se deprime como todo ser humano. Le dan sus bajones. No es fácil ser prostituta, menos en un país tan cartucho e hipócrita como este, salvo honradas y honestas y open minded.

Por eso no me enojo pa ná cuando me etiquetan de hijo de puta. Lo soy. Ni cuando me dicen concha de tu madre. Ah, te sacó la madre, mátalo. La vagina de la mujer es una página en blanco por mucho que escriban en ella con tinta roja. Toda vagina es sagrada, sea de monja, mística, santa, santurrona, putinga o putona. Y en belleza es rival de las conchas marinas. ¡Tiene forma de concha! ¿Hay algo feo o malo en una concha? Están todos locos. Estamos todos locos. Yo, a lo sumo, me enrabio si me rotulan de roto hediondo, feo culiao o monstruo, estafador, asesino, vendido, cara dura, indolente o insolente, petulante o farsante, porque no lo soy. Soy lindo y culiao. Ni mi amada puta madre tampoco, que está orgullosa dicho sea de paso, que yo sea un puto escritor emergente y exitoso, by the way.

(Nota : Escribo esta novela desde 2007, ayúdenme a terminarla, por favor).

Notas relacionadas