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Opinión

26 de Diciembre de 2017

Juan Pablo Hermosilla se suma al Caso Mateluna: “Es una condena extraordinariamente injusta”

Jorge Mateluna, ex miembro del FPMR, en 2013 fue condenado a 16 años de cárcel acusado de participar en un robo a mano armada en un Banco Santander, en la comuna de Pudahuel, y luego batirse a tiros con Carabineros. Él sostiene que es inocente de los cargos y fue inculpado por su pasado político. La investigación en su contra está llena de irregularidades y errores manifiestos en la condena. Hace unos días, se sumó a su defensa la facultad de Derecho de la Universidad de Chile y ahora ingresa el connotado abogado penalista, Juan Pablo Hermosilla, quien asegura que se trata de una sentencia errónea y que no existen pruebas que demuestren que Mateluna participó en el delito. En esta entrevista, afirma que en este caso falló el sistema en su totalidad: la policía, la Fiscalía, pero lo más grave, sostiene, es que el poder judicial no cumplió con estándares mínimos y puso en jaque el estado de derecho en Chile.

Macarena García Lorca
Macarena García Lorca
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¿Cómo llegaste al caso?
-Había leído algo del tema y me llamaron un poco la atención algunas cosas del caso. Un abogado que trabaja conmigo, conoce al equipo jurídico que está manejando la defensa de Jorge Mateluna. Nos mandaron los documentos para mirarlos sin ningún compromiso, fuimos estudiando las cosas y, finalmente, se nos fue formando la convicción de que este es un caso, de los cuales por suerte no se ve tanto pero siempre hay, que uno tiene no solo la sospecha, sino que tiene motivos fundados para estimar que se está frente a un fallo injusto y que no se corresponde con lo que es un estado de derecho democrático. Un fallo que está lleno de prejuicios y de mal análisis de prueba. Sin entrar en las cosas técnicas, es un fallo en que uno entiende, y eso es lo grave, que el hecho de las coincidencias y su pasado político fueron el antecedente de peso y construidos como una especie de megaindicio que lleva al tribunal incluso a tergiversar testimonios de testigos para poder sostener la condena. El fallo no es sólo débil, es un fallo errado. En definitiva, es una condena extraordinariamente injusta con Jorge Mateluna. Ojalá se encuentre la forma de poder dejarlo sin efecto más adelante. Esto no significa que los hechos bases no sean graves, asaltar un banco armado, disparar a la policía, son hechos gravísimos, pero el problema está en que los antecedentes que se usan para condenarlo, en mi opinión, no solo no son suficientes para acreditar que estuvo en el lugar, sino más bien tienden a apuntar en la dirección contraria.

¿Crees que es inocente de los cargos?
-Mira, la situación es mucho más dramática. Creo que uno lee el fallo y se da cuenta que no hay antecedentes para condenarlo y eso a mí me parece muy grave. De hecho no conozco a Jorge, no he estado nunca con él, pero desde el punto de vista jurídico y ese es el aporte que yo puedo hacer, en mi calidad de profesor de derecho penal y abogado hace muchos años, es que el fallo es muy llamativo en torno a su mala construcción y no aparece citando antecedentes que permitan la condena, sobre todo de esta envergadura, que son 16 años de cárcel.

Es decir, más allá de si es inocente o no, desde el punto de vista jurídico, no están las pruebas suficientes para la condena.
-Ese es el punto más relevante. Los abogados no nos metemos per se en el tema de si la persona es inocente o no, el punto no es ese. El punto es que yo tengo un dato objetivo que es el fallo, los audios, las pruebas y todos los antecedentes. Un fallo tiene que ser autosustentable, uno tiene que poder mirarlo, seguir el razonamiento del juez y decir: mire, puedo estar más de acuerdo o no, pero es plausible haberlo condenado. En este caso uno no ve que sea plausible la condena, uno ve una condena que, en mi opinión, es arbitraria, en el sentido que va más bien en contra de la prueba que se rindió, no hubo prueba suficiente para acreditar que él haya participado. Esa es mi posición.

¿A tu juicio, cuáles son las mayores irregularidades?
– Como primera cosa, creo que es preocupante el comportamiento de la policía. En general, yo soy un gran defensor de la policía, más allá del escándalo de corrupción, creo que la policía que tenemos en Chile sigue siendo un lujo, sobre todo en las labores de apoyo comunitario. Pero tiene otra cara muy débil, que es la criminalística y de producción de pruebas para enfrentar los delitos y, eventualmente, producir condena. Ahí, en general, yo no tengo tan buena opinión, la policía uniformada es muy débil. Creo que este es un caso, no voy a prejuzgar intenciones, aunque uno podría intuir que también hubo prejuzgamiento por parte de ellos, más allá de eso, en que el trabajo policial está muy mal hecho. Hay declaraciones policiales que se ven contradictorias con lo que dicen los propios testigos, cuestiones que son el ABC de un trabajo criminalístico bien hecho. La primera reflexión es que hay un trabajo policial muy deficiente. No deberíamos estar teniendo esta discusión sobre Jorge Mateluna por una de dos razones: porque las pruebas que juntó la policía eran concluyentes o porque lo descartaban ya que no había pruebas contra él, pero quedamos en una camino intermedio. Se armó un set de pruebas e indicios, que en mi opinión, no sirven para fundar condena. Carabineros empujó hacia la condena y eso fue respaldado por el Ministerio Público.

La responsabilidad también recae en la Fiscalía.
-El segundo nivel de crítica es a los organismos persecutores penales, yo no soy defensor del principio de objetivad del Ministerio Público, pero eso no significa que ellos no estén obligados a cumplir funciones dentro de los marcos constitucionales y de justicia material. Desde ese punto de vista, me parece también que el trabajo del Ministerio Público es débil. Reconozco que es imposible para la Fiscalía hacer una buena pega sobre un trabajo policial mal hecho.

¿Y el rol de la justicia?
-Para evitar estas cosas, es que surge en la democracia, desde la época de Montesquieu, un sistema judicial independiente, porque asumimos que la policía se puede equivocar, que el Ministerio Público se puede equivocar y viene un filtro final que me dice: señor Hermosilla, a usted lo pueden acusar de lo que sea, pero quédese tranquilo porque yo al final, imparcialmente, voy a poner el filtro más ácido. No me voy a pronunciar sobre si usted es inocente, yo voy a exigirle al Estado que me asegure y compruebe con pruebas tangibles, no con testigos enmascarados, con testigos que dan la cara y que pueden ser contrainterrogados, que usted es responsable, porque imputar un crimen como este es de lo más grave que hay en la sociedad. Ese filtro, acá falló. De todos los errores, creo que es el más grave.

¿La sentencia de Mateluna tiene muchos errores?
-Es una sentencia muy mala, no solo llena de errores, tiene saltos lógicos entre medio, hace citas de pruebas que no son como las citan, etcétera. Creo que es un fallo muy lamentable, en que uno sin conocer todos los antecedentes, sólo mirando ese fallo y los errores manifiestos que tiene, se llega a la conclusión que hubo errores muy graves en la persecución penal de parte del Estado. Por lo tanto, hay errores policiales, errores del Ministerio Público, pero lo más grave son los errores judiciales. Porque no es raro, ni mucho menos en Chile, que una persona sea acusada por un delito y sea absuelto, recordemos el Caso Bombas.

Un fiasco del Ministerio Público.
-Uno duerme tranquilo pensando que aquí no vivimos en la época de El proceso de Kafka, sobre la base que cualquier imputación penal pasa por el filtro judicial, que es lo más astringente que hay. Me tiene que convencer más allá de la duda razonable, me tiene que producir la certeza de que la persona participó en el delito. Aquí es al revés, al ver en el análisis de prueba, la prueba produce no sólo duda razonable, produce casi la certeza que Mateluna no estaba, en cambio, se analiza la prueba, se citan los testigos de forma equivoca y termina produciendo un fallo condenatorio. Puedo estar equivocado, porque esto es una intuición, pero parece que lo que está flotando en el aire es el prejuicio de su militancia.

Que perteneció al FPMR.
-Pero él ya pagó por eso, por pertenecer a una organización como el FPMR, ya estuvo 12 años en la cárcel. Yo no puedo volver a tomar ese hecho y decir “ah, estos gallos son todos peligrosos, lo voy a meter de nuevo preso”. Incluso tengo la impresión de que dieron vuelta el principio de inocencia, como a veces pasa en causas por narcotráfico. Queda la sensación, que es muy propio de los estados autoritarios, que el Estado de Chile y los jueces dijeron usted no demostró claramente que iba hacia donde dice. ¡Pero si ese no es rol de él! Es al revés, en una sociedad democrática uno puede quedarse callado y no defenderse. La obligación es del Estado de probar más allá de toda duda razonable que uno fue el que participó en ese delito. Por eso es muy grave. No sólo por el impacto obvio de una sentencia mal fundada y errónea en cuanto a encarcelar a un ciudadano en forma injusta, sino que esto puede estar mostrando un boquerón dentro del sistema, porque Jorge ha tenido un apoyo comunicacional, de actores… ¿pero habrá otros casos?

¿Viste la obra de teatro de Guillermo Calderón?
-No, no la he visto. Lo único que he visto son papeles legales. Uno puede preguntarse si será este el único caso o habrá otros. Creo que pasan casos similares en temas de drogas a lo menos. He visto casos en que una persona ha sido condenada porque tenía antecedentes como traficante, no porque se hubiera acreditado claramente su participación en el delito imputado. Creo que eso es muy malo, si queremos saltar una sociedad de derecho y desarrollo democrático definitivo, esto no se puede aceptar. Eso me preocupa mucho y por eso estoy apoyando su defensa. El caso Mateluna muestra una falla en el sistema legal chileno. Tenemos que reflexionar cuántos pueden estar en una situación similar, tenemos que producir presión sobre el poder judicial, para que nuestros jueces al momento de fallar sean estrictos y cumplan la Constitución, las leyes y los tratados internacionales, en términos de no aceptar estas situaciones. Ellos no tienen que preocuparse si es inocente o no, sino si existen las pruebas para demostrar que es culpable. Porque lo otro se llama arbitrariedad, no es tolerable que se condene personas sin antecedentes suficientes para poder encarcelarlo.

La prueba fundamental en contra de Mateluna se basa en las declaraciones de los carabineros que afirman que lo detuvieron infraganti y que nunca lo perdieron de vista ¿Eso es suficiente para condenar a alguien?
-No, no es suficiente en principio, pero además entran en contradicción con las versiones de testigos que declaran otra cosa. Lo grave es eso. Esa prueba debió ser ponderada adecuadamente, eso indica más bien que el policía está mintiendo o bien que se equivocó, pero le quita credibilidad a su testimonio, porque eso es lo más determinante para la convicción de situarlo en el lugar. Eso me sorprendió y en verdad, me molestó.

Otra falla importante es la rueda de reconocimiento, donde el policía escribe que el testigo reconoció a Mateluna, cuando no fue así.
-Entiendo, en parte, a las policías, pero esto es lo que no tienen que tolerar los jueces ni los fiscales. La policía se prejuició de entrada al constatar que perteneció al FPMR. Queda la sensación que empezaron a hacer calzar todo a la fuerza. El reconocimiento es una muestra de lo mismo. Creo que los vicios son tan claros y tan evidentes que esto debiera significar a nivel nacional o internacional, una revisión del fallo. Al estado chileno hay que apretarlo porque estamos hablando de privar a las personas de libertad. Los jueces tienes que sentir que para condenar, tienen que tener todas las pruebas y estándares legales, no puede funcionar bajo la base de “yo creo que fue, porque es del Frente y mira la coincidencia que justo estaba ahí”. No es aceptable. Además hay algo no menor, esto ocurre con los sectores más marginales de la sociedad, no conozco casos como estos en los sectores acomodados.

El clasismo del sistema penal. Pareciera que para las clases bajas los estándares probatorios fueran menores que para las clases altas.
-La sospecha que uno podría tener legítimamente es que existen dos derechos penales: está el derecho de la gente acomodada que se le persigue por delitos tributarios, como Jovino Novoa, ahí todos los estándares perfectos, estupendos; y otro distinto para el resto de la gente, que son la mayor parte de los juicios que terminan en condena de cárcel. El caso tiene esta doble dimensión, imaginarse a una persona que lleva tanto tiempo cumpliendo pena de cárcel injustamente y le queda tanto, ya es suficiente para armar escándalo; y lo segundo es si será algo rarísimo o habrá otros casos. Deberíamos replicar lo que se hace en Estados Unidos, hay varias universidades que persiguen estos casos. Lo decía Luigi Ferrajoli, el filósofo del derecho: el sistema penal siempre se equivoca de dos formas: no persigue a todas las personas que cometen determinados delitos, escoge a algunos; y en segundo lugar, se equivoca y encarcela a personas inocentes. Por eso es fundamental tener unidades de control ciudadano que recopilan y persiguen estos casos. Es inaceptable que la respuesta formal sea “esto ya está ejecutoriado, lo importante es la seguridad jurídica”, eso nunca pasa por sobre la justicia material cuando hay antecedentes que demuestran que fue vulnerada, nunca.

De lo contrario, se acude a las cortes internacionales.
-Sí, es intolerable imaginar que por temas formales uno tenga que aceptar que haya personas condenadas que no debieran estarlo.

¿Tú crees que pueda recuperar la libertad?
-Me da la impresión que sí, insisto, él ya pagó su condena por ser parte del FPMR, entonces es inaceptable que lo están volviendo a castigar por lo mismo, porque prueba de participación directa no hay, y no sólo eso, la prueba indirecta está a favor de él, porque los testigos, que son independientes, contradicen a la policía y dicen que sí lo perdieron de vista. Tengo esperanza que llegue a buen término, aunque a veces estas cosas son lentas, pero está generando una masa crítica. En esto casos se juega la sociedad y los derechos de todos los ciudadanos de Chile, se pone en jaque todo el estado de derecho. Prosperó una imputación sin fundamento y fallaron los sistemas que están designados para evitar que eso pase.

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