Forges, nacido en la capital española, siempre se rió con la especie humana, a través de esos personajes casi siempre calvos, de gran nariz y ojos saltones con los que describió las actitudes y comportamientos que le llenaban de vergüenza, rabia o ternura. Pero siempre con respeto, humor y originalidad, porque así se lo pidió su padre cuando le confesó su vocación de dibujante:"Que se reconozca un dibujo tuyo a quince metros".
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El español Antonio Fraguas “Forges”, fallecido hoy en Madrid a los 76 años, fue un humorista gráfico que hizo de la orden de su padre su santo y seña: ser un “dibujante original”, ejemplo de la eterna lucha a favor de la justicia y en contra de la barbarie protagonizada por el ser humano.
El dibujante se convirtió en un testigo de la reciente historia de España a través de sus viñetas diarias en los principales medios del país.
Porque Forges, nacido en la capital española, siempre se rió con la especie humana, a través de esos personajes casi siempre calvos, de gran nariz y ojos saltones con los que describió las actitudes y comportamientos que le llenaban de vergüenza, rabia o ternura.
Pero siempre con respeto, humor y originalidad, porque así se lo pidió su padre cuando le confesó su vocación de dibujante:”Que se reconozca un dibujo tuyo a quince metros”.
Y así lo hizo este “dibujante de chistes en serio” con sus “blasillos”, los “marianos” y “conchas”, los “funcionarios profundos” o sus “náufragos perdidos”.
Personajes familiares y cercanos siempre llenos de asombro y perplejidad ante un mundo que no entienden que han llegado a varias generaciones de lectores después de que el autor no faltara en los últimos 50 años a su cita diaria de publicar una viñeta en los medios españoles.
Figura imprescindible para conocer y entender la sociedad española, a través de sus genuinos bocadillos de gruesos bordes, Forges retrató el duro mundo de la crisis y los hipotecados en España, así como el de los jóvenes, esos que en más de una ocasión llevó a la viñeta para contarnos lo difícil que tienen encontrar un trabajo digno.
También hay que deberle el acercar la historia de España a aquellos que siempre han huido de los grandes tomos a través de esa ingeniosa crónica del pasado español que recogió entre 1980 y 1984 en “Historia de Aquí”, que se volvió a reeditar en 2015, para recordar que “aquellos pueblos que no conocen su Historia están obligados a repetirla”.
Y aquí, al igual que en los más de “ochenta y pico mil” dibujos, como así cifraba las obras que había realizado, siempre hacía gala de ese espíritu crítico y reivindicativo que lo ha acompañado hasta los últimos días de su vida.
Para ver sus mejores viñetas, pincha acá (El País).