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LA CALLE

16 de Marzo de 2018

La técnica de una familia talquina que viaja de Chile hacia Alaska para pagar los peajes en Colombia

Familia Callejera es el nombre de la iniciativa de una famiila talquina que se compró un antiguo microbús, lo refaccionó convirtiéndolo en una casa rodante y se propuso llegar hasta Alaska. Por ahora van en Colombia, lugar donde la gente los ha acogido muy bien pero se han sorprendido con la gran cantidad de peajes […]

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Familia Callejera es el nombre de la iniciativa de una famiila talquina que se compró un antiguo microbús, lo refaccionó convirtiéndolo en una casa rodante y se propuso llegar hasta Alaska.

Por ahora van en Colombia, lugar donde la gente los ha acogido muy bien pero se han sorprendido con la gran cantidad de peajes en las carreteras.

A través de su página de Facebook relataron cómo lo hacen para asumir los altos costos de las carreteras colombianas.

“Colombia enamora, pero no sus carreteras y 50.000 peajes jeje (cabe señalar que son a 2.000 pesos chileno para La Chola) pero cuando hay tres en menos de 100 kilometros, Suma” señalan.

Luego cuenta que otro viajero chileno le dio un gran tip para poder avanzar a bajo costo evitando el pago directo de los peajes.

Así señalan que antes de cruzar la plaza de cobro bajan un letrero de almacen que señala “Ayuda para pagar el peaje” y se ponen a un costado con un tarrito.

“Mientras, nos mirábamos con un poco de cosa, pero a la vez sacando el pecho adelante y la mejor sonrisa (Hay que luchar por lo que uno quiere, así que vamos no mas!” dice el relato.

Más adelante cuentan que “Comienzan a pasar los vehículos y nos miraban (que hacen estos w…? jeje) y plaaaa…
Comienza a ocurrir lo que tanto nos habían señalado que pasaría. Las monedas y billetes comienzan a caer en nuestro tarro, y en menos de 5 minutos teníamos lo que necesitábamos. ‘Pero mira amor, que genial esta gente, y siguen dándonos’. Al cabo de 10 minutos habíamos recaudado lo suficiente para pagar el peaje, comprar una gaseosa y varias cosas más jeje era increíble”.

La parte donde la vieron más difícil fue cuando tras percatarse que la técnica funcionaba, se acercó uno de los guardias del peaje.

“Wuaaa hasta aquí llego nuestra estrategia fantástica de evadir el cobro de los peajes, me dice Cecy, junto a un ‘Vámonos, nos viene a hechar’. Mientras veía esa cara tan seria que venía a nosotros y por otra parte que Cecy se ponía detrás de mi, el señor guardia llega a nosotros y nos dice ‘Señor, le comento que debe avanzar porque su peaje esta pagado. Sí señor , acaban de pagar su peaje , así que por lo mismo, adelante”.

El relato termina con un clásico “Sí, Sí, Colombia, Sí, Sí, Caribe”, señalando además que “esta historia se repite en cada peaje de la encantadora Colombia”.

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